¡Ay, Dios mío! Esto sí que es novela. Resulta que la campaña presidencial está más caliente que gallina pochada, y ahora sale a luz que Laura Fernández, la aspirante del Pueblo Soberano, asegura que la estaban espiando con un micrón oculto en su oficina. Una verdadera torta, porque eso da para pensar qué más andan revolviendo por ahí.
La exministra soltó la bomba este martes, explicando que contrataron unos tipos de seguridad internacionales – dicen que eran de afuera, profesionales de verdad – para hacerle un chequeo completo al edificio donde trabaja en Pavas. Imagínate la sorpresa cuando esos señores encontraron el aparatito escondido. Según ellos, no era cualquier cosita, sino un micro de alta gama, que vale unos tres mil dólares. ¡Tres mil clavos! Eso ya te da una idea de la seriedad del asunto.
Fernández contó que, al parecer, el micrón estaba camuflado en un tomacorriente. ¡Un tomacorriente, changui! Ahí te quedas pensando cómo alguien pudo meter algo así sin que nadie se diera cuenta. Lo peor es que la oficina es prestada, cortesía de Antonio Barzuna, el candidato a diputado. Dice que lleva ocupándola apenas un mes, así que... ¿quién tenía acceso antes? Esa es la gran incógnita, ¿verdad?
Ahora, los abogados de campaña ya están tramitando la denuncia ante el OIJ. Dicen que van con todo para aclarar este lío y encontrar al responsable. Pero claro, también hay preguntas flotando en el aire. La propia Laura no quiso decirnos qué compañía de seguridad usaron, alegando que fue una recomendación confidencial. Ni tampoco quiso mencionar con quiénes se había juntado en esa oficina, ni quiénes sabían que existía. Eso, creo que le quita credibilidad al asunto, vamos.
Y hablando de temas turbios, esto coincide justo en medio de la polémica por las acusaciones de que Chaves anda usando actos de gobierno para impulsar la candidatura de Laura. ¡Qué brete! Parece que la campaña va de frente, y los ataques no se detienen. Además, Hacienda anda amenazando con gravar el aguinaldo y el salario escolar, ¿imaginas qué bronca sería esa? ¡Parece que nos quieren sacar hasta el último colón!
Algunos analistas políticos comentan que este escándalo podría favorecer a otros candidatos, especialmente si se demuestra que Laura tenía algo que ocultar. Otros creen que simplemente es una jugada sucia de sus adversarios para distraer la atención de los problemas reales del país. La verdad es que nunca se sabe con estos políticos, diay.
Pero volviendo al micrón, me pregunto si realmente es tan sofisticado como dicen. Tres mil dólares no son una fortuna, considerando la tecnología actual. Podría ser algo comprado por internet, fácil. Y si fuera así, ¿quién tendría tanto interés en espiar a Laura? ¿Será por información política, por dinero, o quizás por algo mucho más personal? En fin, todo apunta a que este caso tendrá muchas vueltas inesperadas.
Este embrollo nos deja pensando: ¿Estamos dispuestos a tolerar que la privacidad de nuestros líderes políticos sea violada? ¿Crees que esta revelación afectará significativamente las posibilidades de Laura Fernández en la contienda electoral o será solo otro episodio más en la larga lista de controversias políticas en Costa Rica?
La exministra soltó la bomba este martes, explicando que contrataron unos tipos de seguridad internacionales – dicen que eran de afuera, profesionales de verdad – para hacerle un chequeo completo al edificio donde trabaja en Pavas. Imagínate la sorpresa cuando esos señores encontraron el aparatito escondido. Según ellos, no era cualquier cosita, sino un micro de alta gama, que vale unos tres mil dólares. ¡Tres mil clavos! Eso ya te da una idea de la seriedad del asunto.
Fernández contó que, al parecer, el micrón estaba camuflado en un tomacorriente. ¡Un tomacorriente, changui! Ahí te quedas pensando cómo alguien pudo meter algo así sin que nadie se diera cuenta. Lo peor es que la oficina es prestada, cortesía de Antonio Barzuna, el candidato a diputado. Dice que lleva ocupándola apenas un mes, así que... ¿quién tenía acceso antes? Esa es la gran incógnita, ¿verdad?
Ahora, los abogados de campaña ya están tramitando la denuncia ante el OIJ. Dicen que van con todo para aclarar este lío y encontrar al responsable. Pero claro, también hay preguntas flotando en el aire. La propia Laura no quiso decirnos qué compañía de seguridad usaron, alegando que fue una recomendación confidencial. Ni tampoco quiso mencionar con quiénes se había juntado en esa oficina, ni quiénes sabían que existía. Eso, creo que le quita credibilidad al asunto, vamos.
Y hablando de temas turbios, esto coincide justo en medio de la polémica por las acusaciones de que Chaves anda usando actos de gobierno para impulsar la candidatura de Laura. ¡Qué brete! Parece que la campaña va de frente, y los ataques no se detienen. Además, Hacienda anda amenazando con gravar el aguinaldo y el salario escolar, ¿imaginas qué bronca sería esa? ¡Parece que nos quieren sacar hasta el último colón!
Algunos analistas políticos comentan que este escándalo podría favorecer a otros candidatos, especialmente si se demuestra que Laura tenía algo que ocultar. Otros creen que simplemente es una jugada sucia de sus adversarios para distraer la atención de los problemas reales del país. La verdad es que nunca se sabe con estos políticos, diay.
Pero volviendo al micrón, me pregunto si realmente es tan sofisticado como dicen. Tres mil dólares no son una fortuna, considerando la tecnología actual. Podría ser algo comprado por internet, fácil. Y si fuera así, ¿quién tendría tanto interés en espiar a Laura? ¿Será por información política, por dinero, o quizás por algo mucho más personal? En fin, todo apunta a que este caso tendrá muchas vueltas inesperadas.
Este embrollo nos deja pensando: ¿Estamos dispuestos a tolerar que la privacidad de nuestros líderes políticos sea violada? ¿Crees que esta revelación afectará significativamente las posibilidades de Laura Fernández en la contienda electoral o será solo otro episodio más en la larga lista de controversias políticas en Costa Rica?