¡Ay, Dios mío, qué bronca! Aquí estamos otra vez lidiando con propuestas que parecen sacadas de un capítulo de caricaturas políticas. Resulta que don José Miguel Villalobos, el abogado del Presidente Chaves y aspirante a diputado por Pueblo Soberano, anda dando vueltas con la idea de crear una octava provincia costarricense, y la cosa no pinta nada pretty para Heredia.
Imagínate la movida, mi gente. Según el plan de Villalobos, Upala, Los Chiles, Guatuso, San Carlos y Sarapiquí se unirían bajo una sola bandera, convirtiendo a Ciudad Quesada en la capital de esta nueva entidad administrativa. Dicen que quieren construir un aeropuerto internacional, y bueno, eso suena lindo en teoría, pero a ver quién paga la cuenta al final.
Pero aquí viene el juguito amargo para Heredia: si esto sale adelante, la provincia perdería el 82% de su territorio. ¡Osea, casi toda! Quedaríamos relegados a unos cuantos cantones del Valle Central –Heredia Centro, Barva, Santo Domingo– , perdiendo nuestra conexión con el río San Juan y, lo peor de todo, gran parte de nuestras tierras agroexportadoras. Sería Heredia convertida en una especie de bonsai geográfico, una sombra de lo que alguna vez fue.
Y claro, no podía faltar el choque de trenes dentro del oficialismo. Laura Fernández, la ahora candidata presidencial y exministra de Planificación, ha salido a fustigar esta idea desde hace tiempo. Ella, que siempre ha sido defensora a ultranza de mantener la integridad territorial de Costa Rica, ya advirtió sobre los peligros de “hacer picadillo” nuestro país. ¿Cómo es posible que el mismo Villalobos que defiende legalmente al líder político de Fernandez impulse una medida que ella rechaza tan rotundamente?
Don José Miguel Villalobos no es ningún desconocido en estos asuntos turbios. Además de defender al presidente Chaves en varios líos judiciales, también ha tenido que ver con el famoso Caso Fénix. Así que, no nos extrañe que esté buscando capitalizar el hartazgo de la Zona Norte, una región rica en recursos naturales, sí, pero que históricamente se ha sentido olvidada por el gobierno central y por las élites de San José y Heredia. El mae sabe bien cómo tocarle las fibras sensibles a la gente.
Y hablando de la Zona Norte, la promesa de un aeropuerto internacional suena tentadora para muchos, especialmente para aquellos que ven en el turismo una vía de escape de la pobreza. Pero, ¿a qué costo? ¿Será que estamos dispuestos a sacrificar la identidad de una provincia entera para construir un par de pistas de aterrizaje? Porque, díganlo ustedes, ese aeropuerto puede convertirse en una bendición o en una maldición para la región, dependiendo de cómo se gestione.
Además, no podemos pasar por alto el hecho de que esta propuesta llega justo en medio de una campaña electoral, y que Villalobos podría estar utilizando este tema para ganar votos en Alajuela. Es una jugada política astuta, sin duda, pero que podría tener consecuencias devastadoras para Heredia y para todo el país. ¿Será que estamos ante una nueva muestra del populismo exacerbado que azota a nuestra política?
En fin, la cosa está que arde. Esta propuesta de crear la octava provincia plantea preguntas fundamentales sobre la organización territorial de Costa Rica, la distribución del poder y la representación política. ¿Deberíamos permitir que se mutilen las provincias existentes para satisfacer intereses particulares? ¿O acaso debemos buscar soluciones más creativas e integrales para impulsar el desarrollo de la Zona Norte, sin poner en riesgo la identidad y la autonomía de Heredia?
Imagínate la movida, mi gente. Según el plan de Villalobos, Upala, Los Chiles, Guatuso, San Carlos y Sarapiquí se unirían bajo una sola bandera, convirtiendo a Ciudad Quesada en la capital de esta nueva entidad administrativa. Dicen que quieren construir un aeropuerto internacional, y bueno, eso suena lindo en teoría, pero a ver quién paga la cuenta al final.
Pero aquí viene el juguito amargo para Heredia: si esto sale adelante, la provincia perdería el 82% de su territorio. ¡Osea, casi toda! Quedaríamos relegados a unos cuantos cantones del Valle Central –Heredia Centro, Barva, Santo Domingo– , perdiendo nuestra conexión con el río San Juan y, lo peor de todo, gran parte de nuestras tierras agroexportadoras. Sería Heredia convertida en una especie de bonsai geográfico, una sombra de lo que alguna vez fue.
Y claro, no podía faltar el choque de trenes dentro del oficialismo. Laura Fernández, la ahora candidata presidencial y exministra de Planificación, ha salido a fustigar esta idea desde hace tiempo. Ella, que siempre ha sido defensora a ultranza de mantener la integridad territorial de Costa Rica, ya advirtió sobre los peligros de “hacer picadillo” nuestro país. ¿Cómo es posible que el mismo Villalobos que defiende legalmente al líder político de Fernandez impulse una medida que ella rechaza tan rotundamente?
Don José Miguel Villalobos no es ningún desconocido en estos asuntos turbios. Además de defender al presidente Chaves en varios líos judiciales, también ha tenido que ver con el famoso Caso Fénix. Así que, no nos extrañe que esté buscando capitalizar el hartazgo de la Zona Norte, una región rica en recursos naturales, sí, pero que históricamente se ha sentido olvidada por el gobierno central y por las élites de San José y Heredia. El mae sabe bien cómo tocarle las fibras sensibles a la gente.
Y hablando de la Zona Norte, la promesa de un aeropuerto internacional suena tentadora para muchos, especialmente para aquellos que ven en el turismo una vía de escape de la pobreza. Pero, ¿a qué costo? ¿Será que estamos dispuestos a sacrificar la identidad de una provincia entera para construir un par de pistas de aterrizaje? Porque, díganlo ustedes, ese aeropuerto puede convertirse en una bendición o en una maldición para la región, dependiendo de cómo se gestione.
Además, no podemos pasar por alto el hecho de que esta propuesta llega justo en medio de una campaña electoral, y que Villalobos podría estar utilizando este tema para ganar votos en Alajuela. Es una jugada política astuta, sin duda, pero que podría tener consecuencias devastadoras para Heredia y para todo el país. ¿Será que estamos ante una nueva muestra del populismo exacerbado que azota a nuestra política?
En fin, la cosa está que arde. Esta propuesta de crear la octava provincia plantea preguntas fundamentales sobre la organización territorial de Costa Rica, la distribución del poder y la representación política. ¿Deberíamos permitir que se mutilen las provincias existentes para satisfacer intereses particulares? ¿O acaso debemos buscar soluciones más creativas e integrales para impulsar el desarrollo de la Zona Norte, sin poner en riesgo la identidad y la autonomía de Heredia?
