Ay, mae, la cosa pinta rara con estas jornadas 4-3. El plazo para que las instituciones le dieran respuesta a la Asamblea Legislativa ya pasó, pero parece que estamos dando vueltas en círculo. Se suponía que el Congreso podía meterle mano rápido, pero el Gobierno, pa’ qué les cuento, quitó la bola de la agenda legislativa justo cuando las cosas empezaban a calentarse. Una pena, porque la gente estaba esperando soluciones, y eso de trabajar tanto sin descanso no es precisamente un regalo.
Como saben, todo esto viene arrastrándose desde julio, cuando presentaron el proyecto. Han pasado cuatro mese, ¡cuatro mese!, y apenas han aprobado unas pocas mociones. Parece que los diputados están más preocupados por otras cositas, y las jornadas 4-3 se quedaron ahí, varadas como barco sin motor. Entre ustedes, ¿creen que este ritmo es normal?
El problema es que ahora el Poder Ejecutivo tiene el control de la agenda, y tiene otras prioridades, como el presupuesto de 2026. Eso significa que, a menos que el Gobierno decida poner el tema de las jornadas otra vez en la lista, vamos a tener que esperar. ¡Y no sé yo si el Gobierno va a querer darle prioridad a esto con tanta presión encima!
Preguntamos a la jefa del oficialismo – por WhatsApp, claro, porque esos son los tiempos ahora – si iban a convocar las jornadas de inmediato. Pero, sorpresa, sorpresa, ¡ni pum! No hubo respuesta. Imagínense la bronca, la espera eterna… uno se queda pensando si realmente quieren resolver el asunto o si prefieren dejarlo botando. A este paso, se nos va a ir el apetito de escuchar promesas.
Dicen que hasta que se apruebe el presupuesto, no se podrá avanzar casi nada. Por reglamento, tienen que mirarle primero al presupuesto. Así que, matemáticamente hablando, podríamos tener que esperar hasta el 2 de diciembre para ver qué pasa. ¡Qué ganga! Unos meses de incertidumbre, mientras tanto, los trabajadores siguen aguantándose jornadas agotadoras. Esto sí que da para que alguien se jale una torta, díganlo ustedes.
Pero no todo está perdido, porque durante el trámite sí hubo algunos cambios interesantes. Primero, se dijo que los trabajadores serían quienes decidieran si aceptaban esas jornadas extra mediante votación. Después, sacaron a los campesinos y constructores de la ecuación, y también agregaron algunas enmiendas para proteger a las personas refugiadas y a quienes sufren problemas de salud mental. También quieren hacer un plan piloto para bajar las horas semanales, ¡eso suena chido!
En fin, la verdad es que el proceso ha sido lento y complicado. Ya fueron más de 4 meses, y todavía no han superado el 20% de las mociones necesarias. A este ritmo, los diputados se irán sin haber aprobado nada. Ya ni me sorprende, siendo honesto. Incluso, están considerando mandar el proyecto a una comisión especial para acelerar las cosas, pero hasta ahora no ha habido suficiente apoyo para hacerlo. Uno empieza a perder la fe, ¿verdad?
Así que, compas del Foro, acá les dejo la gran pregunta: ¿Creen que el Gobierno finalmente dará prioridad al proyecto de jornadas 4-3 después de aprobar el presupuesto, o simplemente se irá al traste junto con este grupo de diputados? ¡Demos nuestro punto de vista y veamos qué sale de esta vaina!
Como saben, todo esto viene arrastrándose desde julio, cuando presentaron el proyecto. Han pasado cuatro mese, ¡cuatro mese!, y apenas han aprobado unas pocas mociones. Parece que los diputados están más preocupados por otras cositas, y las jornadas 4-3 se quedaron ahí, varadas como barco sin motor. Entre ustedes, ¿creen que este ritmo es normal?
El problema es que ahora el Poder Ejecutivo tiene el control de la agenda, y tiene otras prioridades, como el presupuesto de 2026. Eso significa que, a menos que el Gobierno decida poner el tema de las jornadas otra vez en la lista, vamos a tener que esperar. ¡Y no sé yo si el Gobierno va a querer darle prioridad a esto con tanta presión encima!
Preguntamos a la jefa del oficialismo – por WhatsApp, claro, porque esos son los tiempos ahora – si iban a convocar las jornadas de inmediato. Pero, sorpresa, sorpresa, ¡ni pum! No hubo respuesta. Imagínense la bronca, la espera eterna… uno se queda pensando si realmente quieren resolver el asunto o si prefieren dejarlo botando. A este paso, se nos va a ir el apetito de escuchar promesas.
Dicen que hasta que se apruebe el presupuesto, no se podrá avanzar casi nada. Por reglamento, tienen que mirarle primero al presupuesto. Así que, matemáticamente hablando, podríamos tener que esperar hasta el 2 de diciembre para ver qué pasa. ¡Qué ganga! Unos meses de incertidumbre, mientras tanto, los trabajadores siguen aguantándose jornadas agotadoras. Esto sí que da para que alguien se jale una torta, díganlo ustedes.
Pero no todo está perdido, porque durante el trámite sí hubo algunos cambios interesantes. Primero, se dijo que los trabajadores serían quienes decidieran si aceptaban esas jornadas extra mediante votación. Después, sacaron a los campesinos y constructores de la ecuación, y también agregaron algunas enmiendas para proteger a las personas refugiadas y a quienes sufren problemas de salud mental. También quieren hacer un plan piloto para bajar las horas semanales, ¡eso suena chido!
En fin, la verdad es que el proceso ha sido lento y complicado. Ya fueron más de 4 meses, y todavía no han superado el 20% de las mociones necesarias. A este ritmo, los diputados se irán sin haber aprobado nada. Ya ni me sorprende, siendo honesto. Incluso, están considerando mandar el proyecto a una comisión especial para acelerar las cosas, pero hasta ahora no ha habido suficiente apoyo para hacerlo. Uno empieza a perder la fe, ¿verdad?
Así que, compas del Foro, acá les dejo la gran pregunta: ¿Creen que el Gobierno finalmente dará prioridad al proyecto de jornadas 4-3 después de aprobar el presupuesto, o simplemente se irá al traste junto con este grupo de diputados? ¡Demos nuestro punto de vista y veamos qué sale de esta vaina!