¡Aguante! Parece mentira, pero un estudio fresco de la ONU y la ULAcit nos pinta un panorama interesante sobre cómo ven nuestros hermanos menores las próximas elecciones. Resulta que el 85% de los jóvenes en la Gran Área Metropolitana tienen ganas de meterle al voto en febrero del 2026, ¡eso sí es bueno! Pero hay cositas que nos hacen raspar la cabeza, como la desinformación rampante y unas brechas de género que ni quién.
Este estudio, que no es ningún churro, combinó encuestas y entrevistas para ver qué pensaban realmente los jóvenes sobre este rollo electoral. No es solo llenar un papel, sino entender qué les mueve, qué esperan. La ONU anduvo metida hasta los codos, haciendo el trabajo bien chévere, buscando datos duros para entender qué onda con la juventud y la política.
Lo primero que te llega si lees el reporte es que la mayoría le pone ganas al voto. Un 66% dice “sí con toda seguridad” y otro 19% “probablemente sí”. ¡Eso da más de ocho de cada diez! Pero lo que realmente me sacó de onda fue que la “esperanza” es la emoción que más predomina, con un 30,3%. Supera con creces la desconfianza (21,1%), la frustración (17,1%) y la indiferencia (11,1%). ¡Imagínate eso! En medio de tanto lío global, todavía tenemos esperanza para la política nacional.
Pero espérate, porque aquí viene el huesito duro de roer: casi el 70% de los jóvenes se sienten poco informados sobre el proceso electoral. ¡Qué nivel de desconocimiento! Y esto no es solo por falta de ganas, sino porque parece que nadie les explica las cosas claro y sencillo. Hay que echarle mano, maestros, porque así no vamos a tener decisiones bien tomadas en las urnas. Una cosa es querer votar, otra distinta es saber por qué.
Además, hay diferencias notables entre hombres y mujeres. Las muchachas tienen más intención de voto, pero también expresan mayor desconfianza (24,4% versus 17,5% en los hombres). Y para colmo, se sienten menos informadas. Solo un 24,8% dice sentirse “alta” o “muy alta” en conocimiento electoral, comparado con un 35,4% de los hombres. ¡Esto grita a la orden por campañas de información enfocadas en las mujeres!
Y pa’ rematar, el estudio señala que cuanto más estudias y ganas, más probable es que vayas a votar y confíes en el sistema. ¡No es ninguna sorpresa! Pero sí nos obliga a pensar en cómo llegamos a esos niveles de desigualdad. Porque no puede ser que solo aquellos que tienen recursos y educación puedan ejercer plenamente su derecho al voto. Este brete nos afecta a todos.
Pero lo más curioso que encontré en el estudio fueron las entrevistas cualitativas. Ahí salió a relucir una desconexión tremenda entre los políticos tradicionales y lo que realmente necesitan los jóvenes. Buscan sentido de pertenencia, comunidad, proyectos que tengan impacto real en sus vidas. Parece que los discursos vacíos ya no les convencen, y eso es una señal clara de que la clase política necesita urgentemente reinventarse. ¡Agarren palomitas porque esto se va a poner interesante!
Ahora, la ONU nos deja cuatro recomendaciones clave: combatir la desinformación con alianzas entre medios y universidades, cerrar esas brechas de género ofreciendo información específica para mujeres, invitar a los partidos políticos a conectarse con las demandas de las nuevas generaciones y, por último, promover un diálogo pacífico y rechazar cualquier discurso de odio. Allegra Baiocchi, la jefa de la ONU aquí, enfatizó que la esperanza es nuestro mejor motor democrático. Con razón, porque aunque haya desconfianza, frustración e indiferencia, la esperanza sigue siendo la emoción predominante. Entonces, mi pana… ¿crees que los partidos políticos van a escuchar estas recomendaciones y cambiar su forma de hacer campaña, o seguiremos viendo lo mismo de siempre?
Este estudio, que no es ningún churro, combinó encuestas y entrevistas para ver qué pensaban realmente los jóvenes sobre este rollo electoral. No es solo llenar un papel, sino entender qué les mueve, qué esperan. La ONU anduvo metida hasta los codos, haciendo el trabajo bien chévere, buscando datos duros para entender qué onda con la juventud y la política.
Lo primero que te llega si lees el reporte es que la mayoría le pone ganas al voto. Un 66% dice “sí con toda seguridad” y otro 19% “probablemente sí”. ¡Eso da más de ocho de cada diez! Pero lo que realmente me sacó de onda fue que la “esperanza” es la emoción que más predomina, con un 30,3%. Supera con creces la desconfianza (21,1%), la frustración (17,1%) y la indiferencia (11,1%). ¡Imagínate eso! En medio de tanto lío global, todavía tenemos esperanza para la política nacional.
Pero espérate, porque aquí viene el huesito duro de roer: casi el 70% de los jóvenes se sienten poco informados sobre el proceso electoral. ¡Qué nivel de desconocimiento! Y esto no es solo por falta de ganas, sino porque parece que nadie les explica las cosas claro y sencillo. Hay que echarle mano, maestros, porque así no vamos a tener decisiones bien tomadas en las urnas. Una cosa es querer votar, otra distinta es saber por qué.
Además, hay diferencias notables entre hombres y mujeres. Las muchachas tienen más intención de voto, pero también expresan mayor desconfianza (24,4% versus 17,5% en los hombres). Y para colmo, se sienten menos informadas. Solo un 24,8% dice sentirse “alta” o “muy alta” en conocimiento electoral, comparado con un 35,4% de los hombres. ¡Esto grita a la orden por campañas de información enfocadas en las mujeres!
Y pa’ rematar, el estudio señala que cuanto más estudias y ganas, más probable es que vayas a votar y confíes en el sistema. ¡No es ninguna sorpresa! Pero sí nos obliga a pensar en cómo llegamos a esos niveles de desigualdad. Porque no puede ser que solo aquellos que tienen recursos y educación puedan ejercer plenamente su derecho al voto. Este brete nos afecta a todos.
Pero lo más curioso que encontré en el estudio fueron las entrevistas cualitativas. Ahí salió a relucir una desconexión tremenda entre los políticos tradicionales y lo que realmente necesitan los jóvenes. Buscan sentido de pertenencia, comunidad, proyectos que tengan impacto real en sus vidas. Parece que los discursos vacíos ya no les convencen, y eso es una señal clara de que la clase política necesita urgentemente reinventarse. ¡Agarren palomitas porque esto se va a poner interesante!
Ahora, la ONU nos deja cuatro recomendaciones clave: combatir la desinformación con alianzas entre medios y universidades, cerrar esas brechas de género ofreciendo información específica para mujeres, invitar a los partidos políticos a conectarse con las demandas de las nuevas generaciones y, por último, promover un diálogo pacífico y rechazar cualquier discurso de odio. Allegra Baiocchi, la jefa de la ONU aquí, enfatizó que la esperanza es nuestro mejor motor democrático. Con razón, porque aunque haya desconfianza, frustración e indiferencia, la esperanza sigue siendo la emoción predominante. Entonces, mi pana… ¿crees que los partidos políticos van a escuchar estas recomendaciones y cambiar su forma de hacer campaña, o seguiremos viendo lo mismo de siempre?