¡Qué nivel, maes! Entre tanta noticia medio agüevada que uno lee a diario, de pronto salta una que le saca a uno una sonrisa. Resulta que la vara ya es oficial: Costa Rica va a ser la sede de los Juegos Deportivos Universitarios Centroamericanos, los famosísimos JUDUCA, para la edición del 2027. Así como lo oyen, nos toca a nosotros ser los anfitriones de la fiesta deportiva universitaria más grande de Centroamérica y el Caribe. El anuncio se hizo en la clausura de los juegos de este año en Honduras y hasta lema tenemos ya: “El deporte es pura vida”. Un toque cliché, si me preguntan, pero diay, se le perdona por la emoción del momento.
Para los que andan un poco perdidos, los JUDUCA no son cualquier mejenga de barrio. Estamos hablando del evento cumbre organizado por el Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA). Es, básicamente, como los Juegos Olímpicos pero para los atletas que se la pulsean en las universidades de toda la región, incluyendo a República Dominicana como invitada. Imagínense el calibre: baloncesto, atletismo, futsal, natación, karate… un montón de disciplinas donde nuestros estudiantes van a poder competir en casa, con su gente apoyando en las gradas. ¡Qué chiva esa oportunidad!
Ahora, aquí es donde la cosa se pone seria. Una cosa es ganar la sede y otra muy distinta es montar un evento de este tamaño. El brete que se viene es monumental. Según el anuncio, la idea es que TODAS las universidades del país, tanto públicas como privadas, unan fuerzas para ser buenos anfitriones. Y ahí es donde a uno le entra la duda existencial. ¿Será que la UCR, el TEC, la UNA, la UNED y las U privadas van a lograr jalar parejo? La logística para coordinar sedes, voluntariado, hospedaje y transporte para miles de atletas es un despiche en potencia. Ojalá que no, y que de verdad demuestren que la unión hace la fuerza.
Pero veámosle el lado bueno, que es muchísimo más grande. En un país donde el día a día a veces parece un resumen de sucesos —que si un choque en la 32, que si un búnker reventado en un barrio del sur, que si los políticos se jalan una torta—, una noticia así cae a cachete. Es una inyección de optimismo. Es la oportunidad de oro para demostrar que en Costa Rica no solo somos buenos para el ecoturismo, sino que también tenemos la capacidad de organizar eventos de primer nivel. Es una vitrina para el talento de nuestros atletas universitarios, que muchas veces pasa bajo el radar.
Y hablando de ellos, pensemos un toque en lo que esto significa para un estudiante-atleta tico. Ese mae o esa mae que se levanta a las 4 a. m. para ir a entrenar, luego se va a clases todo el día, llega a la casa a hacer trabajos de la U y con custo le queda tiempo para respirar. Esos maes y maes que se la juegan en una doble o triple jornada silenciosa son unos cargas. Darles la oportunidad de competir por una medalla en su propio país, frente a sus familias y compas, no tiene precio. Es el reconocimiento a un sacrificio que pocos ven y que merece todos los aplausos.
En fin, la noticia es una muy buena vara. Tenemos cuatro años para prepararnos, para pulir cada detalle y para que en 2027 no solo ganemos medallas, sino que también nos colguemos la de oro en organización. La mesa está servida para que sea un evento inolvidable. Ahora en serio, maes, ¿creen que las universidades públicas y privadas van a lograr ponerse de acuerdo y sacar la tarea para montar un evento de este calibre? ¿O terminaremos viendo un despiche de organización a última hora? ¡Los leo!
Para los que andan un poco perdidos, los JUDUCA no son cualquier mejenga de barrio. Estamos hablando del evento cumbre organizado por el Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA). Es, básicamente, como los Juegos Olímpicos pero para los atletas que se la pulsean en las universidades de toda la región, incluyendo a República Dominicana como invitada. Imagínense el calibre: baloncesto, atletismo, futsal, natación, karate… un montón de disciplinas donde nuestros estudiantes van a poder competir en casa, con su gente apoyando en las gradas. ¡Qué chiva esa oportunidad!
Ahora, aquí es donde la cosa se pone seria. Una cosa es ganar la sede y otra muy distinta es montar un evento de este tamaño. El brete que se viene es monumental. Según el anuncio, la idea es que TODAS las universidades del país, tanto públicas como privadas, unan fuerzas para ser buenos anfitriones. Y ahí es donde a uno le entra la duda existencial. ¿Será que la UCR, el TEC, la UNA, la UNED y las U privadas van a lograr jalar parejo? La logística para coordinar sedes, voluntariado, hospedaje y transporte para miles de atletas es un despiche en potencia. Ojalá que no, y que de verdad demuestren que la unión hace la fuerza.
Pero veámosle el lado bueno, que es muchísimo más grande. En un país donde el día a día a veces parece un resumen de sucesos —que si un choque en la 32, que si un búnker reventado en un barrio del sur, que si los políticos se jalan una torta—, una noticia así cae a cachete. Es una inyección de optimismo. Es la oportunidad de oro para demostrar que en Costa Rica no solo somos buenos para el ecoturismo, sino que también tenemos la capacidad de organizar eventos de primer nivel. Es una vitrina para el talento de nuestros atletas universitarios, que muchas veces pasa bajo el radar.
Y hablando de ellos, pensemos un toque en lo que esto significa para un estudiante-atleta tico. Ese mae o esa mae que se levanta a las 4 a. m. para ir a entrenar, luego se va a clases todo el día, llega a la casa a hacer trabajos de la U y con custo le queda tiempo para respirar. Esos maes y maes que se la juegan en una doble o triple jornada silenciosa son unos cargas. Darles la oportunidad de competir por una medalla en su propio país, frente a sus familias y compas, no tiene precio. Es el reconocimiento a un sacrificio que pocos ven y que merece todos los aplausos.
En fin, la noticia es una muy buena vara. Tenemos cuatro años para prepararnos, para pulir cada detalle y para que en 2027 no solo ganemos medallas, sino que también nos colguemos la de oro en organización. La mesa está servida para que sea un evento inolvidable. Ahora en serio, maes, ¿creen que las universidades públicas y privadas van a lograr ponerse de acuerdo y sacar la tarea para montar un evento de este calibre? ¿O terminaremos viendo un despiche de organización a última hora? ¡Los leo!