¡Ay, Dios mío! Parece que la pesadilla económica no da tregua. Un nuevo estudio revela que la mayoría de los jóvenes costarricenses andan con el agua al cuello, y el problema más apremiante es, agárrense, el maldito costo de vida. Ni hablar de irse de viaje a Miami, ni comprarse el celular de última generación; pa’ sobrevivir, dicen. La encuesta, hecha por Coopenae-Wink, pinta un panorama bien fresco de cómo le va a nuestra gente joven entre los 18 y los 35 años.
Según los datos, casi el 93% de estos jóvenes se preocupa por sus finanzas, una cifra que, aunque alta, no debería sorprendernos. Vivimos tiempos difíciles, diay. Las deudas, la inestabilidad laboral y los salarios que no alcanzan para nada más que comer y pagar el alquiler van dejando su huella. El estudio detalló que el costo de la vida lidera las preocupaciones con más de 2 mil menciones, seguido por la falta de estabilidad laboral y las deudas. Esto, señores, no es novedad para nadie que vive en este país.
Pero, ¿qué significa esto realmente? Significa que muchos jóvenes tienen que trabajar doble, vivir con sus padres hasta los treinta y tantos, y posponer cualquier sueño de independencia económica. Muchos se ven obligados a recurrir a préstamos informales, cartas de amor al banco, o usar tarjetitas de crédito hasta el cuello. Y eso, mi pana, es un brete que te puede hundir rápido.
Lo más curioso es ver cómo la percepción del conocimiento financiero varía. Un 48% se considera con conocimientos básicos, un 43% intermedio, y apenas un 9% dice tener un entendimiento avanzado. Esto indica que, aunque hay conciencia de la importancia de cuidar el dinero, aún falta mucho por aprender. Y vaya que hay mucho que aprender, con tanta oferta de productos financieros complejos que salen a diario.
En cuanto a las deudas, la cosa está bastante fea. Más de un tercio tiene créditos bancarios, otro 20% depende de las tarjetas de crédito, y algunos, desafortunadamente, recurren a préstamos informales, esos que te pueden sacar las entrañas con los intereses. Y lo peor de todo es que un buen porcentaje también tiene que mantener a otras personas, lo cual complica aún más las cosas. ¿Cómo esperas ahorrar pa' el futuro si tienes que darle a otros primero?
Sin embargo, no todo está perdido. El estudio también reveló aspectos alentadores. La mayoría de los jóvenes (63%) considera importante ahorrar e invertir, aunque solo el 58% destina al menos el 10% de su salario a ello. Además, un buen número (52%) se pone metas financieras al principio del año, lo cual demuestra una actitud proactiva ante el futuro. Eso, mis amigos, es un respiro de aire fresco en medio de tanto desaliento.
Cindy Rivera, gerente de Inclusión Financiera de Coopenae-Wink, comentó que “vemos señales muy positivas: son jóvenes que se trazan metas, que reconocen el valor del ahorro y que ya utilizan herramientas digitales para administrar su dinero”. Efectivamente, los jóvenes están aprovechando la tecnología para controlar sus gastos y buscar opciones de inversión, aunque todavía enfrentan desafíos significativos. Es como querer correr una maratón con zapatos rotos: se puede, pero cuesta más trabajo.
En fin, la realidad es dura, pero no insoportable. Hay esperanza, hay ganas de salir adelante, y hay herramientas disponibles para hacerlo. Pero la pregunta que me hago es: ¿Con la inflación disparada y la incertidumbre económica global, creen que nuestros jóvenes podrán alcanzar sus metas financieras en los próximos cinco años? Déjenme sus opiniones abajo, porque este tema da para un debate interesante, ¡y necesitamos saber qué piensa la comunidad!
Según los datos, casi el 93% de estos jóvenes se preocupa por sus finanzas, una cifra que, aunque alta, no debería sorprendernos. Vivimos tiempos difíciles, diay. Las deudas, la inestabilidad laboral y los salarios que no alcanzan para nada más que comer y pagar el alquiler van dejando su huella. El estudio detalló que el costo de la vida lidera las preocupaciones con más de 2 mil menciones, seguido por la falta de estabilidad laboral y las deudas. Esto, señores, no es novedad para nadie que vive en este país.
Pero, ¿qué significa esto realmente? Significa que muchos jóvenes tienen que trabajar doble, vivir con sus padres hasta los treinta y tantos, y posponer cualquier sueño de independencia económica. Muchos se ven obligados a recurrir a préstamos informales, cartas de amor al banco, o usar tarjetitas de crédito hasta el cuello. Y eso, mi pana, es un brete que te puede hundir rápido.
Lo más curioso es ver cómo la percepción del conocimiento financiero varía. Un 48% se considera con conocimientos básicos, un 43% intermedio, y apenas un 9% dice tener un entendimiento avanzado. Esto indica que, aunque hay conciencia de la importancia de cuidar el dinero, aún falta mucho por aprender. Y vaya que hay mucho que aprender, con tanta oferta de productos financieros complejos que salen a diario.
En cuanto a las deudas, la cosa está bastante fea. Más de un tercio tiene créditos bancarios, otro 20% depende de las tarjetas de crédito, y algunos, desafortunadamente, recurren a préstamos informales, esos que te pueden sacar las entrañas con los intereses. Y lo peor de todo es que un buen porcentaje también tiene que mantener a otras personas, lo cual complica aún más las cosas. ¿Cómo esperas ahorrar pa' el futuro si tienes que darle a otros primero?
Sin embargo, no todo está perdido. El estudio también reveló aspectos alentadores. La mayoría de los jóvenes (63%) considera importante ahorrar e invertir, aunque solo el 58% destina al menos el 10% de su salario a ello. Además, un buen número (52%) se pone metas financieras al principio del año, lo cual demuestra una actitud proactiva ante el futuro. Eso, mis amigos, es un respiro de aire fresco en medio de tanto desaliento.
Cindy Rivera, gerente de Inclusión Financiera de Coopenae-Wink, comentó que “vemos señales muy positivas: son jóvenes que se trazan metas, que reconocen el valor del ahorro y que ya utilizan herramientas digitales para administrar su dinero”. Efectivamente, los jóvenes están aprovechando la tecnología para controlar sus gastos y buscar opciones de inversión, aunque todavía enfrentan desafíos significativos. Es como querer correr una maratón con zapatos rotos: se puede, pero cuesta más trabajo.
En fin, la realidad es dura, pero no insoportable. Hay esperanza, hay ganas de salir adelante, y hay herramientas disponibles para hacerlo. Pero la pregunta que me hago es: ¿Con la inflación disparada y la incertidumbre económica global, creen que nuestros jóvenes podrán alcanzar sus metas financieras en los próximos cinco años? Déjenme sus opiniones abajo, porque este tema da para un debate interesante, ¡y necesitamos saber qué piensa la comunidad!
