Bueno, maes, se movió el ajedrez político de cara al 2026. Este sábado, Álvaro Ramos, el candidato del PLN, por fin soltó la sopa y presentó a las dos mujeres que lo acompañarán en la papeleta: Karen Segura y Xinia Chaves. Y hay que decirlo, la jugada no es para nada al azar. Ramos no se anduvo por las ramas y escogió a dos expertas para atacar, de frente, los dos temas que tienen al país con el Jesús en la boca: la inseguridad y el despiche en el sector agro. La pregunta del millón es si esta fórmula, que en el papel se ve tan lógica, de verdad tiene con qué conectar con la gente.
Primero, hablemos de la vara de la seguridad. No es ningún secreto que el tema está que arde. Ya vamos para el tercer año con cifras de homicidios que dan miedo y la percepción en la calle es que la cosa está fuera de control. Entonces, ¿qué hace Ramos? ¡Pum! Nombra como primera vicepresidenta a Karen Segura, una mae que tiene casi toda su vida de brete metida en el Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD). No es una política tradicional, es una técnica pura y dura que ha estado en la cocina de la estrategia nacional contra el narco y el crimen. El mensaje es clarísimo: "Mae, este problema me lo tomo tan en serio que pongo a alguien que sabe del chunche, no a un político a dar discursos". Es una apuesta directa para calmar a ese montón de gente que siente que el país se nos fue de las manos.
Por el otro lado del ring, tenemos el agro. ¡Qué tema, ah! Los agricultores llevan años pegando el grito al cielo, sintiéndose abandonados y viendo cómo los tratados de libre comercio, según ellos, los tienen contra las cuerdas. Justo esta semana, Ramos se fue a firmar un compromiso con ellos, casi que jurando sobre una biblia que no va a firmar un TLC más hasta que se arreglen los problemas de la producción nacional. Y para que no quede duda, nombra a Xinia Chaves, exviceministra de Agricultura y dos veces presidenta del Icafé. O sea, una figura que el sector conoce, respeta y con la que pueden hablar en el mismo idioma. Es, de nuevo, un mensaje teledirigido: a los productores les dice "conmigo cuentan, les pongo alfombra roja" y al resto del país le dice "con la comida no se juega".
Diay, si uno lo ve en frío, la jugada es de manual. Es una estrategia de "divide y vencerás", pero al revés: "identifica los dos miedos más grandes y ponles una cara experta a cada uno". Es un combo perfecto para el votante promedio que está preocupado por si lo asaltan al salir de la casa y por si el precio del arroz se va a las nubes. Ramos está construyendo un discurso donde él se presenta como el gerente que trae a los especialistas para solucionar los problemas más bravos. No está vendiendo ideología pura, está vendiendo gestión y soluciones puntuales para las dos heridas más abiertas que tiene Costa Rica en este momento.
Pero bueno, aquí es donde la puerca tuerce el rabo. Una cosa es un currículum impresionante y una estrategia que se ve bonita en una presentación de PowerPoint, y otra muy distinta es la calle, el sentimiento, la conexión real. El PLN viene de una seguidilla de derrotas y tiene una fama de ser un partido un poco desconectado de la gente de a pie. La pregunta es si un combo de expertas, por más carga que sea cada una en su campo, es suficiente para encender la chispa y enamorar al electorado. O si, por el contrario, se sentirá como una movida demasiado calculada, demasiado de laboratorio. A fin de cuentas, la gente no solo vota con la cabeza, también vota con el corazón.
Ustedes qué dicen, maes... ¿Es esta la fórmula que necesitaba Liberación para volver a conectar, o es puro cálculo político que se va a sentir artificial? ¿Les convence este "combo" de seguridad y agro o sienten que le falta sazón?
Primero, hablemos de la vara de la seguridad. No es ningún secreto que el tema está que arde. Ya vamos para el tercer año con cifras de homicidios que dan miedo y la percepción en la calle es que la cosa está fuera de control. Entonces, ¿qué hace Ramos? ¡Pum! Nombra como primera vicepresidenta a Karen Segura, una mae que tiene casi toda su vida de brete metida en el Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD). No es una política tradicional, es una técnica pura y dura que ha estado en la cocina de la estrategia nacional contra el narco y el crimen. El mensaje es clarísimo: "Mae, este problema me lo tomo tan en serio que pongo a alguien que sabe del chunche, no a un político a dar discursos". Es una apuesta directa para calmar a ese montón de gente que siente que el país se nos fue de las manos.
Por el otro lado del ring, tenemos el agro. ¡Qué tema, ah! Los agricultores llevan años pegando el grito al cielo, sintiéndose abandonados y viendo cómo los tratados de libre comercio, según ellos, los tienen contra las cuerdas. Justo esta semana, Ramos se fue a firmar un compromiso con ellos, casi que jurando sobre una biblia que no va a firmar un TLC más hasta que se arreglen los problemas de la producción nacional. Y para que no quede duda, nombra a Xinia Chaves, exviceministra de Agricultura y dos veces presidenta del Icafé. O sea, una figura que el sector conoce, respeta y con la que pueden hablar en el mismo idioma. Es, de nuevo, un mensaje teledirigido: a los productores les dice "conmigo cuentan, les pongo alfombra roja" y al resto del país le dice "con la comida no se juega".
Diay, si uno lo ve en frío, la jugada es de manual. Es una estrategia de "divide y vencerás", pero al revés: "identifica los dos miedos más grandes y ponles una cara experta a cada uno". Es un combo perfecto para el votante promedio que está preocupado por si lo asaltan al salir de la casa y por si el precio del arroz se va a las nubes. Ramos está construyendo un discurso donde él se presenta como el gerente que trae a los especialistas para solucionar los problemas más bravos. No está vendiendo ideología pura, está vendiendo gestión y soluciones puntuales para las dos heridas más abiertas que tiene Costa Rica en este momento.
Pero bueno, aquí es donde la puerca tuerce el rabo. Una cosa es un currículum impresionante y una estrategia que se ve bonita en una presentación de PowerPoint, y otra muy distinta es la calle, el sentimiento, la conexión real. El PLN viene de una seguidilla de derrotas y tiene una fama de ser un partido un poco desconectado de la gente de a pie. La pregunta es si un combo de expertas, por más carga que sea cada una en su campo, es suficiente para encender la chispa y enamorar al electorado. O si, por el contrario, se sentirá como una movida demasiado calculada, demasiado de laboratorio. A fin de cuentas, la gente no solo vota con la cabeza, también vota con el corazón.
Ustedes qué dicen, maes... ¿Es esta la fórmula que necesitaba Liberación para volver a conectar, o es puro cálculo político que se va a sentir artificial? ¿Les convence este "combo" de seguridad y agro o sienten que le falta sazón?
