Maes, fijo ya vieron la noticia que anda por todo lado: el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) por fin soltó la famosa cédula digital. Y sí, de entrada la vara suena tuanis, ¡a cachete! La idea de andar la cédula en el celular, ese chunche que nunca soltamos, y dejar el plástico guardado en la casa para que no se nos pierda en la fiesta del sábado, es algo que ya se había tardado. Es como darle un empujón al país hacia el futuro, dejando atrás esa billetera gorda y pesada. Pero, como casi siempre pasa por estos lares, una cosa es la idea en papel y otra muy distinta es el despiche de la vida real. El TSE hizo un en vivo para aclarar dudas y, para ser sinceros, salieron más preguntas que respuestas.
Vamos por partes. La identidad digital, según el TSE, tiene la misma validez que la física. O sea, en teoría, usted podría ir a cualquier institución pública o privada y hacer sus trámites mostrando el celular. Suena genial, ¿verdad? El problema, y aquí es donde empieza el dolor de cabeza, es que el mismo TSE está dando un plazo de ¡seis meses! para que las instituciones adapten sus sistemas. Traducido al español: usted puede llegar muy moderno con su cédula nueva, pero lo más probable es que le salgan con un "mae, aquí solo con la de plástico". Por ahora, el único que se subió al tren desde el día uno fue el Banco de Costa Rica. En cualquier otro lado, es una lotería. ¡Qué torta! Es como estrenar un carro eléctrico sin tener dónde cargarlo.
Y las limitaciones no paran ahí. Si usted pensaba usar esta maravilla tecnológica para votar en las próximas elecciones, vaya bajándose de esa nube. El TSE fue clarísimo: para votar, solo se acepta la cédula física, la de toda la vida. Otro detalle que a muchos les va a arruinar el día es que no se puede usar para trámites en la plataforma TRIBU-CR de Hacienda. ¿La razón? El bendito número consecutivo que se necesita para esas vueltas solo aparece en el plástico. Diay, entonces, ¿cuál es la ventaja si para los trámites más importantes igual voy a tener que andar el cartoncito? Parece que la modernidad llegó, pero a medias.
Ahora, hablemos del brete para conseguirla. Primero, es obligatorio tener la cédula física vigente y en su poder. Si usted acaba de cumplir 18 o tiene el documento pendiente de retirar, primero lo primero. El trámite cuesta ₡2.600, que se pagan en línea. No es un platal, pero tampoco es gratis, a menos que usted sea ciudadano de oro (mayor de 65), que en ese caso sí se la dan sin costo, ¡qué nivel por ellos! Otro punto importante es que solo se puede tener en un dispositivo a la vez. Si le roban el celular, tiene que llamar al TSE para que la bloqueen y luego volver a instalarla en el nuevo. Un trámite extra que, aunque es gratis, es un clavo. La idea de tenerla en la billetera digital de Apple o Google, como las tarjetas, todavía está en pañales, es un "quizás en el futuro".
Entonces, ¿en qué quedamos? La cédula digital es una de esas varas que son el futuro, pero que llegaron al presente con las tenis sucias. La intención es buenísima y hay que reconocerlo, pero la ejecución se siente apresurada y llena de parches. Es un producto que salió al mercado sin estar 100% listo, dejándole al ciudadano la tarea de averiguar dónde sí y dónde no funciona. Por ahora, más que un reemplazo, parece un complemento con demasiados asteriscos. Es un paso en la dirección correcta, sin duda, pero uno muy tímido y que, de momento, genera más dudas que soluciones.
Pero bueno, esa es mi humilde opinión. ¿Qué piensan ustedes en el foro? ¿Ya se mandaron a sacarla o van a esperar a que el despiche inicial se calme? ¿Creen que esto sí va a funcionar a largo plazo o es otro chunche más que se queda a medio palo?
Vamos por partes. La identidad digital, según el TSE, tiene la misma validez que la física. O sea, en teoría, usted podría ir a cualquier institución pública o privada y hacer sus trámites mostrando el celular. Suena genial, ¿verdad? El problema, y aquí es donde empieza el dolor de cabeza, es que el mismo TSE está dando un plazo de ¡seis meses! para que las instituciones adapten sus sistemas. Traducido al español: usted puede llegar muy moderno con su cédula nueva, pero lo más probable es que le salgan con un "mae, aquí solo con la de plástico". Por ahora, el único que se subió al tren desde el día uno fue el Banco de Costa Rica. En cualquier otro lado, es una lotería. ¡Qué torta! Es como estrenar un carro eléctrico sin tener dónde cargarlo.
Y las limitaciones no paran ahí. Si usted pensaba usar esta maravilla tecnológica para votar en las próximas elecciones, vaya bajándose de esa nube. El TSE fue clarísimo: para votar, solo se acepta la cédula física, la de toda la vida. Otro detalle que a muchos les va a arruinar el día es que no se puede usar para trámites en la plataforma TRIBU-CR de Hacienda. ¿La razón? El bendito número consecutivo que se necesita para esas vueltas solo aparece en el plástico. Diay, entonces, ¿cuál es la ventaja si para los trámites más importantes igual voy a tener que andar el cartoncito? Parece que la modernidad llegó, pero a medias.
Ahora, hablemos del brete para conseguirla. Primero, es obligatorio tener la cédula física vigente y en su poder. Si usted acaba de cumplir 18 o tiene el documento pendiente de retirar, primero lo primero. El trámite cuesta ₡2.600, que se pagan en línea. No es un platal, pero tampoco es gratis, a menos que usted sea ciudadano de oro (mayor de 65), que en ese caso sí se la dan sin costo, ¡qué nivel por ellos! Otro punto importante es que solo se puede tener en un dispositivo a la vez. Si le roban el celular, tiene que llamar al TSE para que la bloqueen y luego volver a instalarla en el nuevo. Un trámite extra que, aunque es gratis, es un clavo. La idea de tenerla en la billetera digital de Apple o Google, como las tarjetas, todavía está en pañales, es un "quizás en el futuro".
Entonces, ¿en qué quedamos? La cédula digital es una de esas varas que son el futuro, pero que llegaron al presente con las tenis sucias. La intención es buenísima y hay que reconocerlo, pero la ejecución se siente apresurada y llena de parches. Es un producto que salió al mercado sin estar 100% listo, dejándole al ciudadano la tarea de averiguar dónde sí y dónde no funciona. Por ahora, más que un reemplazo, parece un complemento con demasiados asteriscos. Es un paso en la dirección correcta, sin duda, pero uno muy tímido y que, de momento, genera más dudas que soluciones.
Pero bueno, esa es mi humilde opinión. ¿Qué piensan ustedes en el foro? ¿Ya se mandaron a sacarla o van a esperar a que el despiche inicial se calme? ¿Creen que esto sí va a funcionar a largo plazo o es otro chunche más que se queda a medio palo?