¡Ay, Dios mío! Resulta que la Dirección de Inteligencia y Seguridad Nacional (DIS) anda buscando tener su propia ley. Sí, así como lo leen, quieren dejar atrás la Ley General de Policía, que dicen que los ata de manos. Según el director, Jorge Torres, esto les impediría hacer bien su trabajo y proteger al país de cosas feas que ni nos imaginamos.
Torres soltó la bomba durante un entrevista en Desde Buena Mañana de Extra Radio, explicando que la DIS necesita espacio para operar. Dice que estar pegados a la ley de policía los limita demasiado y que les gustaría poder ir al Congreso a rendir cuentas, sí, pero cuidándose de no revelar información que ponga en peligro la seguridad nacional. Una vara delicada, vamos.
La idea es crear una ley de inteligencia específica, donde se definan sus funciones, responsabilidades y cómo van a supervisar su accionar. Torres enfatizó que ellos no son secretos, sino que manejan secretos, lo cual, según él, es una diferencia crucial. Él quiere que se entienda que no andan haciendo magia negra, sino atendiendo amenazas reales, aunque a veces estén envueltas en un manto de misterio.
Según el director, una ley de inteligencia es vital para Costa Rica, especialmente ahora. Necesitan herramientas para prevenir delitos y situaciones que puedan poner en riesgo la soberanía del país. No se trata de andar husmeando en la vida privada de la gente, sino de identificar riesgos potenciales antes de que sean demasiado tarde. Es como ponerle candados a la casa antes de que lleguen los ladrones, ¿caché?
Pero claro, aquí viene el meollo del asunto: transparencia versus seguridad. Algunos legisladores ya han levantado la ceja ante la propuesta, argumentando que darle más poder a la DIS sin mecanismos adecuados de control podría llevar a abusos. Hay que recordar que la DIS ha tenido momentos turbios en el pasado, y nadie quiere volver a vivir esas experiencias.
Desde el sector político hay opiniones encontradas. Algunos ven la iniciativa como una necesidad imperiosa para fortalecer la capacidad del Estado frente a amenazas emergentes, mientras que otros la consideran una puerta abierta al autoritarismo. El debate promete ser encendido, pues involucra derechos fundamentales como la privacidad y la libertad de expresión, además de la seguridad pública.
No obstante, torres insiste en que la DIS no es un ente opaco ni incontrolable. Afirma que su labor es esencial para mantener la paz y la estabilidad en el país, y que una ley de inteligencia permitiría que rindan cuentas de manera más efectiva y transparente. Es decir, busca legitimar su existencia ante una sociedad que a menudo la mira con recelo y sospecha. Un brete complicado, sin duda alguna.
En fin, este tema está dando para charlar. ¿Ustedes creen que Costa Rica realmente necesita una ley de inteligencia separada de la Ley General de Policía? ¿Es posible encontrar un equilibrio entre garantizar la seguridad nacional y proteger los derechos individuales, o estamos abriendo la puerta a un escenario donde la DIS tenga demasiada influencia sin controles efectivos? ¡Déjenme saber qué piensan!
Torres soltó la bomba durante un entrevista en Desde Buena Mañana de Extra Radio, explicando que la DIS necesita espacio para operar. Dice que estar pegados a la ley de policía los limita demasiado y que les gustaría poder ir al Congreso a rendir cuentas, sí, pero cuidándose de no revelar información que ponga en peligro la seguridad nacional. Una vara delicada, vamos.
La idea es crear una ley de inteligencia específica, donde se definan sus funciones, responsabilidades y cómo van a supervisar su accionar. Torres enfatizó que ellos no son secretos, sino que manejan secretos, lo cual, según él, es una diferencia crucial. Él quiere que se entienda que no andan haciendo magia negra, sino atendiendo amenazas reales, aunque a veces estén envueltas en un manto de misterio.
Según el director, una ley de inteligencia es vital para Costa Rica, especialmente ahora. Necesitan herramientas para prevenir delitos y situaciones que puedan poner en riesgo la soberanía del país. No se trata de andar husmeando en la vida privada de la gente, sino de identificar riesgos potenciales antes de que sean demasiado tarde. Es como ponerle candados a la casa antes de que lleguen los ladrones, ¿caché?
Pero claro, aquí viene el meollo del asunto: transparencia versus seguridad. Algunos legisladores ya han levantado la ceja ante la propuesta, argumentando que darle más poder a la DIS sin mecanismos adecuados de control podría llevar a abusos. Hay que recordar que la DIS ha tenido momentos turbios en el pasado, y nadie quiere volver a vivir esas experiencias.
Desde el sector político hay opiniones encontradas. Algunos ven la iniciativa como una necesidad imperiosa para fortalecer la capacidad del Estado frente a amenazas emergentes, mientras que otros la consideran una puerta abierta al autoritarismo. El debate promete ser encendido, pues involucra derechos fundamentales como la privacidad y la libertad de expresión, además de la seguridad pública.
No obstante, torres insiste en que la DIS no es un ente opaco ni incontrolable. Afirma que su labor es esencial para mantener la paz y la estabilidad en el país, y que una ley de inteligencia permitiría que rindan cuentas de manera más efectiva y transparente. Es decir, busca legitimar su existencia ante una sociedad que a menudo la mira con recelo y sospecha. Un brete complicado, sin duda alguna.
En fin, este tema está dando para charlar. ¿Ustedes creen que Costa Rica realmente necesita una ley de inteligencia separada de la Ley General de Policía? ¿Es posible encontrar un equilibrio entre garantizar la seguridad nacional y proteger los derechos individuales, o estamos abriendo la puerta a un escenario donde la DIS tenga demasiada influencia sin controles efectivos? ¡Déjenme saber qué piensan!