Mae, si a usted le gustan las series de intriga política, agárrese fuerte porque el culebrón del caso BCIE-Cariñitos acaba de soltar un capítulo de infarto. La Fiscalía confirmó que le va a tomar la declaración indagatoria a nada más y nada menos que a Federico “Choreco” Cruz. Sí, el mismo que era uña y carne con el presidente Rodrigo Chaves, su estratega de campaña y uno de los asesores más sonados al inicio del gobierno. Diay, parece que la fiesta se acabó y ahora le toca a Choreco sentarse en la silla caliente a dar explicaciones sobre un presunto enredo de plata que huele feo desde aquí hasta Zapote.
Para los que andan un poco perdidos, vamos a desgranar el tamal. El brete de la Fiscalía es investigar si el presidente Chaves y su ministro de Cultura, Jorge Rodríguez, le metieron presión al empresario Christian Bulgarelli. ¿La supuesta orden? Que de un contrato de comunicación que Bulgarelli tenía con Presidencia, financiado con platica del BCIE, tenía que “soltarle” 32 mil dólares a Choreco. ¡Así como lo oye! La acusación formal contra Chaves y Rodríguez es por concusión, un delito que en tico se traduce como usar el poder para obligar a alguien a dar plata o beneficios. Es decir, un tortón en toda regla que podría significar de 2 a 8 años de sombra.
Y aquí es donde la vara se pone más densa que un aguacero en octubre. El testimonio de Bulgarelli es dinamita pura. El mae no solo confirmó la supuesta exigencia de Chaves, sino que pintó un cuadro que parece sacado de una película. Contó que una vez, en el patio de la casa del presidente en Monterán, Chaves le preguntó directamente si ya le había “ayudado” a Choreco, insistiendo en que no lo abandonara. Bulgarelli hasta relató momentos súper personales, como ver al presidente consolando a un Choreco que lloraba por problemas con la esposa. Esto, más que un chisme, lo que deja ver es el nivel de compadrazgo que, según la acusación, se habría usado para mover la plata.
Pero el despiche no termina ahí. ¿En qué se usaron esos $32 mil? Según la investigación, la plata fue a parar directamente al pago de un contrato de alquiler con opción a compra de una choza en el Residencial Barlovento para Choreco. Bulgarelli explicó que, para no dejar rastro, le pidieron que hiciera el depósito a la cuenta de la dueña de la casa y que su nombre apareciera en el contrato, a lo que él se negó. Al final, Choreco firmó como inquilino, pero la jugada le salió mal. Como si fuera el colmo del descaro, o simplemente una sal terrible, terminaron desalojando a Cruz de la propiedad en agosto del año pasado por no pagar el alquiler. O sea, el plan se fue al traste por todo lado.
Ahora, con la Fiscalía llamando a Choreco a declarar como imputado, el círculo se cierra cada vez más. Su caso se lleva aparte porque él no es miembro de un Supremo Poder, pero la investigación es la misma que tiene al presidente y a un ministro contra las cuerdas. Esto ya dejó de ser un simple pleito político o un “ataque de la prensa canalla”. Estamos hablando de una acusación formal, con testimonios y pruebas documentales, que pone en jaque la narrativa de “lucha contra la corrupción” del gobierno. La pregunta que queda en el aire es qué va a decir Choreco y si su versión hundirá más el barco o logrará, de alguna forma, mantenerse a flote.
En fin, maes, el panorama está complicado para el oficialismo. Independientemente de si son culpables o inocentes al final del camino, ¿creen ustedes que este tipo de “favorcitos” entre compas en el poder son el pan de cada día en la política tica? ¿O este caso en particular ya se pasó de la raya y evidencia algo más grave? ¡Abro debate en el foro!
Para los que andan un poco perdidos, vamos a desgranar el tamal. El brete de la Fiscalía es investigar si el presidente Chaves y su ministro de Cultura, Jorge Rodríguez, le metieron presión al empresario Christian Bulgarelli. ¿La supuesta orden? Que de un contrato de comunicación que Bulgarelli tenía con Presidencia, financiado con platica del BCIE, tenía que “soltarle” 32 mil dólares a Choreco. ¡Así como lo oye! La acusación formal contra Chaves y Rodríguez es por concusión, un delito que en tico se traduce como usar el poder para obligar a alguien a dar plata o beneficios. Es decir, un tortón en toda regla que podría significar de 2 a 8 años de sombra.
Y aquí es donde la vara se pone más densa que un aguacero en octubre. El testimonio de Bulgarelli es dinamita pura. El mae no solo confirmó la supuesta exigencia de Chaves, sino que pintó un cuadro que parece sacado de una película. Contó que una vez, en el patio de la casa del presidente en Monterán, Chaves le preguntó directamente si ya le había “ayudado” a Choreco, insistiendo en que no lo abandonara. Bulgarelli hasta relató momentos súper personales, como ver al presidente consolando a un Choreco que lloraba por problemas con la esposa. Esto, más que un chisme, lo que deja ver es el nivel de compadrazgo que, según la acusación, se habría usado para mover la plata.
Pero el despiche no termina ahí. ¿En qué se usaron esos $32 mil? Según la investigación, la plata fue a parar directamente al pago de un contrato de alquiler con opción a compra de una choza en el Residencial Barlovento para Choreco. Bulgarelli explicó que, para no dejar rastro, le pidieron que hiciera el depósito a la cuenta de la dueña de la casa y que su nombre apareciera en el contrato, a lo que él se negó. Al final, Choreco firmó como inquilino, pero la jugada le salió mal. Como si fuera el colmo del descaro, o simplemente una sal terrible, terminaron desalojando a Cruz de la propiedad en agosto del año pasado por no pagar el alquiler. O sea, el plan se fue al traste por todo lado.
Ahora, con la Fiscalía llamando a Choreco a declarar como imputado, el círculo se cierra cada vez más. Su caso se lleva aparte porque él no es miembro de un Supremo Poder, pero la investigación es la misma que tiene al presidente y a un ministro contra las cuerdas. Esto ya dejó de ser un simple pleito político o un “ataque de la prensa canalla”. Estamos hablando de una acusación formal, con testimonios y pruebas documentales, que pone en jaque la narrativa de “lucha contra la corrupción” del gobierno. La pregunta que queda en el aire es qué va a decir Choreco y si su versión hundirá más el barco o logrará, de alguna forma, mantenerse a flote.
En fin, maes, el panorama está complicado para el oficialismo. Independientemente de si son culpables o inocentes al final del camino, ¿creen ustedes que este tipo de “favorcitos” entre compas en el poder son el pan de cada día en la política tica? ¿O este caso en particular ya se pasó de la raya y evidencia algo más grave? ¡Abro debate en el foro!
