Dos curas ticos, católicos y hermanos suman cinco hijos procreados, estando ordenados y ejerciendo el sacerdocio. Pese a ello, la Iglesia Católica, en nuestro país, no ha tomado ninguna medida correctiva.
Los dos padres siguen ejerciendo todos los santos sacramentos, aún cuando, según un experto en temas del Vaticano, el Código de Derecho Canónico establece, de acuerdo al canon 277, que todos los sacerdotes del Rito de Occidente “están obligados a observar una continencia perfecta y perpetua por el Reino de los cielos, y, por tanto, quedan sujetos a guardar el celibato“, así como los votos de pobreza, obediencia y castidad.
El ser casto significa que no pueden tener relaciones sexuales y ser célibe es renunciar a formar un hogar.
De no cumplir con esos votos “el obispo deberá suspender el oficio sacerdotal al religioso, tal como ocurrió con el caso del Padre Minor, al verse imputado en un delito” indicó el experto, quien pidió reservar su identidad por sus funciones dentro de la iglesia.
Según documentos del Registro Civil, en poder de DIARIO EXTRA, el sacerdote de la iglesia de Chacarita, Puntarenas, Rigoberto Segura Godoy es padre de cuatro mujeres de 20 años, 23 años, 5 años y una fallecida, todos de una relación con una misma mujer, vecina Pérez Zeledón.
Ayer, intentamos por varios medios comunicarnos con el sacerdote pero no hubo manera de hacerla, sin embargo un equipo de DIARIO EXTRA se encuentra en Puntarenas buscando la versión del obispo de ese sector y del sacerdote.
Su hermano, el padre José Alejandro Segura Godoy, sacerdote de San Vito de Coto Brus, Puntarenas, tiene reconocida una hija quinceañera, quien desde hace siete años vive, con su madre en Estados Unidos (ver entrevista).
Para el experto consultado, en el caso de don Rigoberto, sus actos constituyen una reincidencia que debería ser sometida a análisis en Roma.
“En el caso del padre Rigoberto, el obispo debía suspenderlo del oficio sacerdotal y hacerlo de conocimiento de la Sagrada Congregación del Clero que dirige el Cardenal brasileño Fray Claudio Humees, prefecto de la congregación. El obispo debería solicitarle, mediante la Nunciatura Apostólica, a la congregación para el clero la dispensa sacerdotal, o sea que el cura renuncie al sacerdocio para que se haga cargo de su familia” explicó el experto.
Según declaró el padre José Alejandro Segura a este diario, cuando cometió el pecado (fornicación) se reunió con el obispo, quien le dijo, al igual que le recomendaron a su hermano, que solo debería dejar la relación con la mujer y darle sus apellidos al hijo de ambos.
Contra ninguno de los dos sacerdotes existe restricción de su actividad en la iglesia.
Parece que el padre Rigoberto Segura hizo caso omiso de las recomendaciones obispales pues pecó tres veces mas. Incluso ya es abuelo de gemelas (ver entrevista).
Según el experto consultado, después de los suscitado en Paraguay, donde se comprueba que el presidente de ese país, ex obispo de la diócesis de San Pedro, mantuvo reiteradas y promiscuas relaciones con mujeres, en su mayoría menores de edad, sin duda alguna esto traería serias consecuencias para la iglesia católica en América Latina, ya que, como sucedió en Estados Unidos, en los casos de pedofilia, muchas mujeres recurrirán a los juzgados para solicitar la identidad paterna de sus hijos, procreados con sacerdotes.
El vaticanista consultado indicó que la paternidad por parte de curas es un tema por el que la iglesia guarda silencio y ha sido hasta alcahueta.
“En Costa Rica se dio el caso de un sacerdote del alto clero de la arquidiócesis quien, se sospecha, que no pasó el filtro de Roma para su nombramiento episcopal por su supuesta paternidad” finalizó diciendo.
