¡Ay, dios mío, qué vaina! El asunto de María Corina Machado y el Premio Nobel de la Paz se está poniendo más raro que gallo en misa. Todo el mundo estaba esperando verla recibir el reconocimiento en Oslo, pero parece que el brete se le complicó un poquito, vamos.
El Instituto del Nobel ya había confirmado que ella estaría ahí, usted sabe, recogiendo su merecidísimo Nobel. Pero resulta que, hasta ahora, nadie –ni sus allegados, ni el equipo– tiene ni idea dónde anda la muchacha. Se rumorea que sigue en la clandestinidad, moviéndose entre sombras como ninja, buscando cómo meterse en Oslo sin que le pongan chinches.
Y luego sale Diosdado Cabello con su comentario… ¡Qué careta! Al preguntarle por el viaje de Machado, soltó una irónica frase que dejó a muchos con la boca abierta: “Con respecto a Oslo, no sé, nosotros de eso no sabemos nada, no participamos en esa subasta, es una subasta, el mejor postor agarre”. ¡Parecía que estuviera burlándose de toda la situación! Uno piensa, ¿qué quiere decir con ‘subasta’? ¿Están jugando con el futuro de una mujer y un premio tan importante?
Pero claro, el chavismo no se queda atrás. En lugar de preocuparse por la ausencia posible de Machado en la ceremonia, decidieron organizar una marcha gigante en Caracas el mismo día. Lo tienen planeado a caldo, conmemorando la última proclama del Libertador. Están tratando de darle vuelta al asunto, sacándole brillo a su propia causa mientras la otra vareta se complica.
La madre de Machado, Corina Parisca, llegó a Oslo con la fe puesta en Dios, rezando el rosario a diestra y siniestra para que su hija aparezca. Dijo que espera tener a María Corina mañana, pero si no, pues a asumir que es voluntad divina. ¡Imagínese el drama! Una madre angustiada esperando a su hija mientras el mundo entero observa con atención.
Ahora, recordemos rápidamente el contexto. Machado lleva más de un año desaparecida de la vida pública, escondida desde que se desató la crisis postelectoral tras la reelección de Nicolás Maduro. Denunciaron fraude, hubo protestas, acusaciones cruzadas... Un verdadero chinchorreo político que dejó a Venezuela hecha trizas. Y ahora, con este Nobel encima, la presión es aún mayor.
Este caso nos pone a reflexionar sobre muchas cosas, mi clave. Nos recuerda la importancia de defender los derechos democráticos, de luchar contra cualquier forma de autoritarismo, y de apoyar a quienes se atreven a desafiarlo. Es fácil hablar de estos temas sentaditos en nuestra cómoda Costa Rica, pero la realidad allá es bien diferente, muy dura.
Así que, mis queridos foreros, dime yo: ¿crees que la participación de María Corina Machado en la ceremonia del Nobel es simplemente un juego político, o representa una oportunidad real para el cambio en Venezuela? ¡Déjanos tus comentarios y empecemos a debatir!
El Instituto del Nobel ya había confirmado que ella estaría ahí, usted sabe, recogiendo su merecidísimo Nobel. Pero resulta que, hasta ahora, nadie –ni sus allegados, ni el equipo– tiene ni idea dónde anda la muchacha. Se rumorea que sigue en la clandestinidad, moviéndose entre sombras como ninja, buscando cómo meterse en Oslo sin que le pongan chinches.
Y luego sale Diosdado Cabello con su comentario… ¡Qué careta! Al preguntarle por el viaje de Machado, soltó una irónica frase que dejó a muchos con la boca abierta: “Con respecto a Oslo, no sé, nosotros de eso no sabemos nada, no participamos en esa subasta, es una subasta, el mejor postor agarre”. ¡Parecía que estuviera burlándose de toda la situación! Uno piensa, ¿qué quiere decir con ‘subasta’? ¿Están jugando con el futuro de una mujer y un premio tan importante?
Pero claro, el chavismo no se queda atrás. En lugar de preocuparse por la ausencia posible de Machado en la ceremonia, decidieron organizar una marcha gigante en Caracas el mismo día. Lo tienen planeado a caldo, conmemorando la última proclama del Libertador. Están tratando de darle vuelta al asunto, sacándole brillo a su propia causa mientras la otra vareta se complica.
La madre de Machado, Corina Parisca, llegó a Oslo con la fe puesta en Dios, rezando el rosario a diestra y siniestra para que su hija aparezca. Dijo que espera tener a María Corina mañana, pero si no, pues a asumir que es voluntad divina. ¡Imagínese el drama! Una madre angustiada esperando a su hija mientras el mundo entero observa con atención.
Ahora, recordemos rápidamente el contexto. Machado lleva más de un año desaparecida de la vida pública, escondida desde que se desató la crisis postelectoral tras la reelección de Nicolás Maduro. Denunciaron fraude, hubo protestas, acusaciones cruzadas... Un verdadero chinchorreo político que dejó a Venezuela hecha trizas. Y ahora, con este Nobel encima, la presión es aún mayor.
Este caso nos pone a reflexionar sobre muchas cosas, mi clave. Nos recuerda la importancia de defender los derechos democráticos, de luchar contra cualquier forma de autoritarismo, y de apoyar a quienes se atreven a desafiarlo. Es fácil hablar de estos temas sentaditos en nuestra cómoda Costa Rica, pero la realidad allá es bien diferente, muy dura.
Así que, mis queridos foreros, dime yo: ¿crees que la participación de María Corina Machado en la ceremonia del Nobel es simplemente un juego político, o representa una oportunidad real para el cambio en Venezuela? ¡Déjanos tus comentarios y empecemos a debatir!