¡Ay, Dios mío, qué bronca! Parece que la marea roja no le da respiro a nadie en Puntarenas y ahora anda echando candela hasta Bahía Caldera. SENASA prendió todas las alarmas y prohibió la venta de moluscos bivalvos, así que si andabas pensando en unos patacones con camarones, mejor te buscas otra opción porque esto pinta feo.
La verdad, esto de la marea roja se ha vuelto un dolor de cabeza nacional. Ya ni sabemos cuándo vamos a poder disfrutar de nuestros mariscos frescos sin preocuparnos de estar comiendo veneno. SENASA dice que esto se debe a unas toxinas paralizantes que están en el agua y que pueden hacerle daño a cualquiera que se coma esos bichitos.
Este toque de queda para los mariscos ahora abarca toda la franja costera entre las desembocaduras de los ríos Barranca y Jesús María, sumándose a las restricciones que ya teníamos en Punta Cuchillo, Paquera, Playa Blanca y Punta Curú. ¡Imagínate la gente que depende de esto para vivir! Pescadores, cocineras, dueños de restaurante... todos afectados por este fenómeno natural.
Según los laboratorios LANASEVE, la cosa está muy seria. Han encontrado niveles altísimos de estas toxinas en las muestras que analizaron. Y ojo, que no hablamos de cualquier cosita, sino de toxinas que pueden causarte problemas digestivos, neurológicos e inclusive mandarite. ¡Mejor prevenir que lamentar!
Para clarificarles, estamos hablando de pianguitas, mejillones, almejas y ostras, esos manjares que tanto nos gustan pero que ahora mismo están prohibidos. Y no crean que están exentos las ostras vacas y perleras, esas siempre han sido peligrosas, así que mejor ni pensarlas.
Ahora, señoras y señores, aquí viene el llamado a conciencia para todos los que trabajan con mariscos. Restaurantes, hoteles y pescaderías, ¡verifiquen bien de dónde sale la mercancía! No quiero ver que alguien venda un mejillón contaminado y luego tengamos que irnos a parar al hospital. Y ustedes, consumidores, sean precavidos y pónganse creativos con otras opciones. Hay plátanos maduros, gallito jinete, arroz con frijoles… ¡y muchos otros chivatos para comer!
Por supuesto, SENASA mantiene el ojo avizor en todas las playas cercanas para ver si la cosa se extiende aún más. Dicen que solo van a levantar la prohibición cuando los análisis de laboratorio les den luz verde y aseguren que las aguas estén limpias. Hasta entonces, paciencia y aguante, que dicen por ahí: “Lo barato sale caro”.
En fin, imaginen la preocupación de los turistas que vienen a Costa Rica buscando el sabor del Pacífico. Ahora tendrán que conformarse con ensalada de frutas y jugos naturales. Con esto en mente, queridos lectores, me pregunto: ¿cree usted que el gobierno está haciendo lo suficiente para mitigar el impacto económico de la marea roja en las comunidades pesqueras?
La verdad, esto de la marea roja se ha vuelto un dolor de cabeza nacional. Ya ni sabemos cuándo vamos a poder disfrutar de nuestros mariscos frescos sin preocuparnos de estar comiendo veneno. SENASA dice que esto se debe a unas toxinas paralizantes que están en el agua y que pueden hacerle daño a cualquiera que se coma esos bichitos.
Este toque de queda para los mariscos ahora abarca toda la franja costera entre las desembocaduras de los ríos Barranca y Jesús María, sumándose a las restricciones que ya teníamos en Punta Cuchillo, Paquera, Playa Blanca y Punta Curú. ¡Imagínate la gente que depende de esto para vivir! Pescadores, cocineras, dueños de restaurante... todos afectados por este fenómeno natural.
Según los laboratorios LANASEVE, la cosa está muy seria. Han encontrado niveles altísimos de estas toxinas en las muestras que analizaron. Y ojo, que no hablamos de cualquier cosita, sino de toxinas que pueden causarte problemas digestivos, neurológicos e inclusive mandarite. ¡Mejor prevenir que lamentar!
Para clarificarles, estamos hablando de pianguitas, mejillones, almejas y ostras, esos manjares que tanto nos gustan pero que ahora mismo están prohibidos. Y no crean que están exentos las ostras vacas y perleras, esas siempre han sido peligrosas, así que mejor ni pensarlas.
Ahora, señoras y señores, aquí viene el llamado a conciencia para todos los que trabajan con mariscos. Restaurantes, hoteles y pescaderías, ¡verifiquen bien de dónde sale la mercancía! No quiero ver que alguien venda un mejillón contaminado y luego tengamos que irnos a parar al hospital. Y ustedes, consumidores, sean precavidos y pónganse creativos con otras opciones. Hay plátanos maduros, gallito jinete, arroz con frijoles… ¡y muchos otros chivatos para comer!
Por supuesto, SENASA mantiene el ojo avizor en todas las playas cercanas para ver si la cosa se extiende aún más. Dicen que solo van a levantar la prohibición cuando los análisis de laboratorio les den luz verde y aseguren que las aguas estén limpias. Hasta entonces, paciencia y aguante, que dicen por ahí: “Lo barato sale caro”.
En fin, imaginen la preocupación de los turistas que vienen a Costa Rica buscando el sabor del Pacífico. Ahora tendrán que conformarse con ensalada de frutas y jugos naturales. Con esto en mente, queridos lectores, me pregunto: ¿cree usted que el gobierno está haciendo lo suficiente para mitigar el impacto económico de la marea roja en las comunidades pesqueras?
