¡Ay, Dios mío! El temblor mediático por la relatora de la ONU, Francesca Albanese, sigue sacudiendo el país. Resulta que la señora se metió en el brete del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Costa Rica e Israel, y ahora el ministro Manuel Tovar le respondió directo, sin pelos en la lengua. ¡Qué descaro!, uno diría, pero bueno, parece que al gobierno no le quedó otra opción que defender sus aguas.
Todo comenzó cuando Albanese, usando sus redes sociales – porque claro, en estos tiempos modernos hasta las relatoras de la ONU andan posteando –, criticó duramente el TLC, acusándolo de ser cómplice de “una economía de genocidio”. ¡Qué carga!, pero vaya que le dio para generar polémica. Publicó un mensaje del mismo Comex, recabando miles de reacciones, demostrando que este tema tiene a la gente encendida.
Tovar, lejos de achicarse, salió al frente con toda la actitud de un mae que sabe que tiene razón. Declaró tajantemente que las opiniones de Albanese son “irrelevantes” para el gobierno costarricense y que la decisión de seguir adelante con el TLC es exclusiva de los costarricenses. “Se inmiscuye en asuntos internos y le corresponde a los costarricenses definir su propio futuro”, sentenció el ministro, dejando caer que no van a ceder ante presiones externas. ¡Qué manera de ponerla en cintura!
El ministro argumentó que la política comercial es competencia exclusiva del Poder Ejecutivo y que las decisiones se toman basándose en criterios técnicos, buscando siempre el “mayor interés de la nación”. Según él, el TLC con Israel abre oportunidades valiosísimas para el sector productivo, la generación de empleos, la importación de tecnologías limpias y la expansión de nuestros productos en un mercado altamente sofisticado y con alto poder adquisitivo. ¡Imagínate, mae, semiconductores y todo! Esa es la vara que tenemos que agarrar.
No negó que Israel genere controversia a nivel global, pero enfatizó que el país es líder en innovación tecnológica y que el TLC representa una oportunidad estratégica para Costa Rica. “Es un país que genera pasiones… nosotros estamos buscando expandir nuestra huella en el Medio Oriente”, afirmó, justificando la apuesta por este acuerdo. Claramente, el gobierno ve en Israel mucho más que un simple socio comercial; ven una puerta a un futuro tecnológico prometedor.
Mientras tanto, en la Asamblea Legislativa, el Tratado está esperando su turno para ser analizado. El diputado Luis Fernando Mendoza, presidente de la comisión de Asuntos Internacionales, explicó el proceso burocrático que le espera: presentación formal, publicación en La Gaceta, análisis en la comisión, audiencias públicas, votación en el Plenario Legislativo y, ojo, revisión obligatoria de la Sala Constitucional. ¡Un verdadero brete legislativo!
De fondo, las expectativas siguen altas. Las negociaciones, que se retomaron tras una pausa causada por el conflicto interno en Israel, llegaron a buen término en noviembre pasado. Procomer destaca el potencial del TLC para productos como piña fresca, café oro, azúcar y, por supuesto, los servicios y la tecnología. Además, la inversión extranjera directa de Israel en Costa Rica ha dado un salto considerable, pasando de un millón de dólares en 2023 a veinte millones en 2024, lo cual augura un dinamismo económico aún mayor. Desde aquí se exporta café, piña, azúcar, dispositivos médicos y equipos tecnológicos, mientras que desde Israel llegan herbicidas, insecticidas, aparatos electrónicos y materiales plásticos.
En fin, la discusión está servida. La relatora de la ONU lanzó la bomba, el ministro respondió con contundencia y ahora el Congreso tiene la última palabra. Pero me pregunto, ¿cree usted que Costa Rica debería priorizar las relaciones comerciales con Israel, incluso si esto genera críticas a nivel internacional? ¿O considera que las preocupaciones de Albanese sobre derechos humanos deberían prevalecer sobre los posibles beneficios económicos?
Todo comenzó cuando Albanese, usando sus redes sociales – porque claro, en estos tiempos modernos hasta las relatoras de la ONU andan posteando –, criticó duramente el TLC, acusándolo de ser cómplice de “una economía de genocidio”. ¡Qué carga!, pero vaya que le dio para generar polémica. Publicó un mensaje del mismo Comex, recabando miles de reacciones, demostrando que este tema tiene a la gente encendida.
Tovar, lejos de achicarse, salió al frente con toda la actitud de un mae que sabe que tiene razón. Declaró tajantemente que las opiniones de Albanese son “irrelevantes” para el gobierno costarricense y que la decisión de seguir adelante con el TLC es exclusiva de los costarricenses. “Se inmiscuye en asuntos internos y le corresponde a los costarricenses definir su propio futuro”, sentenció el ministro, dejando caer que no van a ceder ante presiones externas. ¡Qué manera de ponerla en cintura!
El ministro argumentó que la política comercial es competencia exclusiva del Poder Ejecutivo y que las decisiones se toman basándose en criterios técnicos, buscando siempre el “mayor interés de la nación”. Según él, el TLC con Israel abre oportunidades valiosísimas para el sector productivo, la generación de empleos, la importación de tecnologías limpias y la expansión de nuestros productos en un mercado altamente sofisticado y con alto poder adquisitivo. ¡Imagínate, mae, semiconductores y todo! Esa es la vara que tenemos que agarrar.
No negó que Israel genere controversia a nivel global, pero enfatizó que el país es líder en innovación tecnológica y que el TLC representa una oportunidad estratégica para Costa Rica. “Es un país que genera pasiones… nosotros estamos buscando expandir nuestra huella en el Medio Oriente”, afirmó, justificando la apuesta por este acuerdo. Claramente, el gobierno ve en Israel mucho más que un simple socio comercial; ven una puerta a un futuro tecnológico prometedor.
Mientras tanto, en la Asamblea Legislativa, el Tratado está esperando su turno para ser analizado. El diputado Luis Fernando Mendoza, presidente de la comisión de Asuntos Internacionales, explicó el proceso burocrático que le espera: presentación formal, publicación en La Gaceta, análisis en la comisión, audiencias públicas, votación en el Plenario Legislativo y, ojo, revisión obligatoria de la Sala Constitucional. ¡Un verdadero brete legislativo!
De fondo, las expectativas siguen altas. Las negociaciones, que se retomaron tras una pausa causada por el conflicto interno en Israel, llegaron a buen término en noviembre pasado. Procomer destaca el potencial del TLC para productos como piña fresca, café oro, azúcar y, por supuesto, los servicios y la tecnología. Además, la inversión extranjera directa de Israel en Costa Rica ha dado un salto considerable, pasando de un millón de dólares en 2023 a veinte millones en 2024, lo cual augura un dinamismo económico aún mayor. Desde aquí se exporta café, piña, azúcar, dispositivos médicos y equipos tecnológicos, mientras que desde Israel llegan herbicidas, insecticidas, aparatos electrónicos y materiales plásticos.
En fin, la discusión está servida. La relatora de la ONU lanzó la bomba, el ministro respondió con contundencia y ahora el Congreso tiene la última palabra. Pero me pregunto, ¿cree usted que Costa Rica debería priorizar las relaciones comerciales con Israel, incluso si esto genera críticas a nivel internacional? ¿O considera que las preocupaciones de Albanese sobre derechos humanos deberían prevalecer sobre los posibles beneficios económicos?