¡Fiuf! Tremendo ritmo tuvo la Cruz Roja este año en Navidad. Entre villanillos buscando ofertas y cenas familiares, nuestros equipos de rescate anduvieron hasta la sacadera atendiendo emergencias. Según datos oficiales, fueron ¡nada menos que 3.019! Un número que nos pone a pensar qué tan bien estamos cuidándonos como sociedad.
La cifra, aunque suena a mucha movilización heroica, también es bastante preocupante. Que tengamos que mover semejante cantidad de recursos humanos y materiales en fechas donde supuestamente deberíamos estar relajados y disfrutando con la familia, revela una realidad alarmante: la accidentabilidad en Costa Rica sigue siendo un problema grave. No es solo cuestión de “mala suerte”, sino de patrones de conducta que necesitamos cambiar como país.
De esos 3.019 incidentes, 62 personas tuvieron que ser trasladadas a hospitales en condiciones críticas. ¡Imagínese la angustia de esas familias! Muchos de estos traslados se debieron a accidentes de tránsito – 23, para ser exactos– y otras emergencias médicas igualmente graves, también 23. Claramente, todavía hay mucho por hacer en materia de educación vial y acceso a servicios de salud preventiva.
Pero lo que realmente da que reflexionar es la cantidad de muertes atendidas en el lugar: 13 personas desafortunadamente ya no tenían signos vitales cuando llegaron los equipos de rescate. Cinco fallecimientos fueron resultado directo de agresiones con armas, tres por accidentes de tráfico, uno por un desafortunado incidente acuático y otro lamentablemente por quemaduras. ¡Qué pena!, patético que sigamos perdiendo vidas de forma tan evitable.
Y hablando de agresiones, 14 incidentes involucraron armas blancas o de fuego, lo cual demuestra que la violencia sigue siendo un flagelo en nuestra sociedad, incluso durante las fiestas decembrinas. Eso sí nos da un cosquilleo en el alma, imagínate el sufrimiento de las familias afectadas. Se necesita una intervención seria para atacar las raíces de este problema y promover una cultura de paz y respeto.
Las autoridades de la Cruz Roja han hecho un llamado urgente a la población para mantener conductas preventivas y responsables. Suena obvio, ¿verdad?, pero a veces olvidamos lo básico: respetar las señales de tránsito, evitar el exceso de alcohol si vamos a conducir, cuidar a los niños y adultos mayores, y denunciar cualquier acto de violencia que presenciemos. Son pequeñas acciones que pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte, mae.
Este aumento de situaciones de riesgo nos obliga a ser más conscientes del entorno que nos rodea y a asumir nuestra responsabilidad individual y colectiva. No podemos seguir esperando que siempre venga la Cruz Roja a rescatarnos; tenemos que trabajar juntos para crear una sociedad más segura y protegida, donde todos podamos disfrutar de unas merecidas vacaciones sin temor ni preocupaciones. Ya basta de tragedias innecesarias, ¡diay!
En fin, analizando toda esta información, parece que las festividades decembrinas, lejos de ser un tiempo de alegría y armonía, también revelan algunos problemas estructurales de nuestro país. ¿Usted cree que la mayor inversión debería ir hacia campañas de concientización ciudadana, fortalecer los sistemas de emergencia o abordar las causas sociales de la violencia en Costa Rica?
La cifra, aunque suena a mucha movilización heroica, también es bastante preocupante. Que tengamos que mover semejante cantidad de recursos humanos y materiales en fechas donde supuestamente deberíamos estar relajados y disfrutando con la familia, revela una realidad alarmante: la accidentabilidad en Costa Rica sigue siendo un problema grave. No es solo cuestión de “mala suerte”, sino de patrones de conducta que necesitamos cambiar como país.
De esos 3.019 incidentes, 62 personas tuvieron que ser trasladadas a hospitales en condiciones críticas. ¡Imagínese la angustia de esas familias! Muchos de estos traslados se debieron a accidentes de tránsito – 23, para ser exactos– y otras emergencias médicas igualmente graves, también 23. Claramente, todavía hay mucho por hacer en materia de educación vial y acceso a servicios de salud preventiva.
Pero lo que realmente da que reflexionar es la cantidad de muertes atendidas en el lugar: 13 personas desafortunadamente ya no tenían signos vitales cuando llegaron los equipos de rescate. Cinco fallecimientos fueron resultado directo de agresiones con armas, tres por accidentes de tráfico, uno por un desafortunado incidente acuático y otro lamentablemente por quemaduras. ¡Qué pena!, patético que sigamos perdiendo vidas de forma tan evitable.
Y hablando de agresiones, 14 incidentes involucraron armas blancas o de fuego, lo cual demuestra que la violencia sigue siendo un flagelo en nuestra sociedad, incluso durante las fiestas decembrinas. Eso sí nos da un cosquilleo en el alma, imagínate el sufrimiento de las familias afectadas. Se necesita una intervención seria para atacar las raíces de este problema y promover una cultura de paz y respeto.
Las autoridades de la Cruz Roja han hecho un llamado urgente a la población para mantener conductas preventivas y responsables. Suena obvio, ¿verdad?, pero a veces olvidamos lo básico: respetar las señales de tránsito, evitar el exceso de alcohol si vamos a conducir, cuidar a los niños y adultos mayores, y denunciar cualquier acto de violencia que presenciemos. Son pequeñas acciones que pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte, mae.
Este aumento de situaciones de riesgo nos obliga a ser más conscientes del entorno que nos rodea y a asumir nuestra responsabilidad individual y colectiva. No podemos seguir esperando que siempre venga la Cruz Roja a rescatarnos; tenemos que trabajar juntos para crear una sociedad más segura y protegida, donde todos podamos disfrutar de unas merecidas vacaciones sin temor ni preocupaciones. Ya basta de tragedias innecesarias, ¡diay!
En fin, analizando toda esta información, parece que las festividades decembrinas, lejos de ser un tiempo de alegría y armonía, también revelan algunos problemas estructurales de nuestro país. ¿Usted cree que la mayor inversión debería ir hacia campañas de concientización ciudadana, fortalecer los sistemas de emergencia o abordar las causas sociales de la violencia en Costa Rica?