¡Ay, Dios mío, qué chivísima la onda! Imagínense, Costa Rica poniendo el sello tico en la Navidad del Vaticano. No es broma, gente. La artista Paula Sáenz, de “Paula en el Bosque”, se fajó con el pesebre de este año, y vaya que lo hizo único. Olvídense del pesebre tradicional, porque esta vez la Virgen María va caminando, ¡embarazada! Así es, señores, una novedad que ha sacudido al mundo católico.
Y ni hablar del Papá León XIV, que recién asumió el trono papal. Este lunes impuso su bendición a la obra, haciéndola aún más especial. ¿Se imaginan la responsabilidad? Paula Sáenz se llevó toda la carga, pero vaya que demostró que las manos ticas saben hacer magia, incluso allá en Roma. Por poquito, ¡diay!, casi no nos tocaba esto. Normalmente, a nosotros nos tocaría el 2027, pero bueno, nos mandaron pa' delante, ¡qué tuanis!
La obra, titulada Gaudium – que significa “gozo” en latín, pa’ los entendidos – es una mezcla interesante de estilos. Combina las tradiciones occidentales con la iconografía del arte bizantino. Las piezas son retablos de madera cubiertos con papel de museo e iluminados con pan de oro, ¡pura elegancia! Para darle el toque final, se construyó una cueva gigante, de más de cinco metros de altura, y hasta contrataron a una empresa italiana experta en escenografías cinematográficas para que la ambientación quedara a otro nivel.
Pero lo que realmente le da un corazón a esta Navidad es el detalle de las cintas con las peticiones de los niños del Hospital Nacional de Niños. En lugar de paja en el pesebre del Niño Jesús, hay 420 cintas con mensajes llenos de esperanza. El capellán del hospital anduvo por todas las habitaciones recogiendo esas peticiones, y resulta que los niños no pedían juguetes, ¡más bien pedían por su salud o por la de sus seres queridos! Qué nivel, ¿verdad?
Paula Sáenz nos cuenta que la idea surgió de recuerdos de infancia, de ver a los niños en sus camitas mirando el árbol de Navidad. Una imagen que la acompañará siempre. Dice que estos recuerdos le dieron la motivación para crear algo tan significativo. Una vara muy bonita la de Paula, sincera y llena de cariño. De hecho, no es la primera vez que Paula Sáenz lleva su obra al Vaticano. Ya en 2021 habían inaugurado un mosaico de la Virgen de los Ángeles, así que ya tenía experiencia trabajando con el ambiente vaticano.
Ahora, pa' ponerles en contexto, esta no es cualquier celebración. Se trata del pesebre que se coloca en el Aula Paulo VI, ¡el auditorio más grande del Vaticano! Y lo más sorprendente es que propusimos desde el principio que la Virgen María apareciera embarazada, y el Vaticano aceptó la idea. Un cambio radical, pero que le da un enfoque diferente y conmovedor a la historia del nacimiento de Jesús. ¡Imaginen la reacción de algunos conservadores!
Y hablando de cómo llegamos a esto… resultaaa que habíamos quedado en la lista para el 2027, pero el Vaticano nos llamó y nos dijo: ‘¿Podrían hacerlo ahora?’ ¡Una sorpresa tremenda! Paula Sáenz nos cuenta que sintió un cosquilleo en el estómago cuando recibió la llamada. Una oportunidad única para representar a Costa Rica a nivel mundial y demostrarle al mundo que tenemos talento, creatividad y mucho corazón. Menos mal que Paula estaba preparada, ¡porque esto es un brete importante!
En fin, esta Navidad del Vaticano tiene un sabor tico inconfundible. Desde las camas del Hospital de Niños hasta el portal del Vaticano, Costa Rica está brillando con luz propia. ¿Ustedes creen que este gesto del Vaticano abrirá nuevas puertas para los artistas costarricenses en el ámbito internacional, o es solo un caso aislado impulsado por la iniciativa de Paula Sáenz?
Y ni hablar del Papá León XIV, que recién asumió el trono papal. Este lunes impuso su bendición a la obra, haciéndola aún más especial. ¿Se imaginan la responsabilidad? Paula Sáenz se llevó toda la carga, pero vaya que demostró que las manos ticas saben hacer magia, incluso allá en Roma. Por poquito, ¡diay!, casi no nos tocaba esto. Normalmente, a nosotros nos tocaría el 2027, pero bueno, nos mandaron pa' delante, ¡qué tuanis!
La obra, titulada Gaudium – que significa “gozo” en latín, pa’ los entendidos – es una mezcla interesante de estilos. Combina las tradiciones occidentales con la iconografía del arte bizantino. Las piezas son retablos de madera cubiertos con papel de museo e iluminados con pan de oro, ¡pura elegancia! Para darle el toque final, se construyó una cueva gigante, de más de cinco metros de altura, y hasta contrataron a una empresa italiana experta en escenografías cinematográficas para que la ambientación quedara a otro nivel.
Pero lo que realmente le da un corazón a esta Navidad es el detalle de las cintas con las peticiones de los niños del Hospital Nacional de Niños. En lugar de paja en el pesebre del Niño Jesús, hay 420 cintas con mensajes llenos de esperanza. El capellán del hospital anduvo por todas las habitaciones recogiendo esas peticiones, y resulta que los niños no pedían juguetes, ¡más bien pedían por su salud o por la de sus seres queridos! Qué nivel, ¿verdad?
Paula Sáenz nos cuenta que la idea surgió de recuerdos de infancia, de ver a los niños en sus camitas mirando el árbol de Navidad. Una imagen que la acompañará siempre. Dice que estos recuerdos le dieron la motivación para crear algo tan significativo. Una vara muy bonita la de Paula, sincera y llena de cariño. De hecho, no es la primera vez que Paula Sáenz lleva su obra al Vaticano. Ya en 2021 habían inaugurado un mosaico de la Virgen de los Ángeles, así que ya tenía experiencia trabajando con el ambiente vaticano.
Ahora, pa' ponerles en contexto, esta no es cualquier celebración. Se trata del pesebre que se coloca en el Aula Paulo VI, ¡el auditorio más grande del Vaticano! Y lo más sorprendente es que propusimos desde el principio que la Virgen María apareciera embarazada, y el Vaticano aceptó la idea. Un cambio radical, pero que le da un enfoque diferente y conmovedor a la historia del nacimiento de Jesús. ¡Imaginen la reacción de algunos conservadores!
Y hablando de cómo llegamos a esto… resultaaa que habíamos quedado en la lista para el 2027, pero el Vaticano nos llamó y nos dijo: ‘¿Podrían hacerlo ahora?’ ¡Una sorpresa tremenda! Paula Sáenz nos cuenta que sintió un cosquilleo en el estómago cuando recibió la llamada. Una oportunidad única para representar a Costa Rica a nivel mundial y demostrarle al mundo que tenemos talento, creatividad y mucho corazón. Menos mal que Paula estaba preparada, ¡porque esto es un brete importante!
En fin, esta Navidad del Vaticano tiene un sabor tico inconfundible. Desde las camas del Hospital de Niños hasta el portal del Vaticano, Costa Rica está brillando con luz propia. ¿Ustedes creen que este gesto del Vaticano abrirá nuevas puertas para los artistas costarricenses en el ámbito internacional, o es solo un caso aislado impulsado por la iniciativa de Paula Sáenz?