¡Ay, pata negra! Esta historia te va a poner los pelos de punta. Imagínate esto: tú vas tranquilamente por la ruta 32, camino a disfrutar del fin de semana en Limón, y de repente, ¡zas!, una vagoneta invade tu carril. Suena a película de terror, ¿verdad? Pues este lunes pasao, casi pasa a mayores gracias a la reacción felina de Keilin Molina, una señora que ahora le llaman 'la nervios de acero'.
La movida, según nos cuenta su espanto, Brey López, su marido, se desarrolló el domingo en la mañana, cerca de las ocho y media, justo antes de llegar a Matina. Se dirigían hacia Puerto Viejo para resolver unos asuntos laborales, cuando de pronto, ¡bam!, la vagoneta apareció de frente. Según Brey, todo sucedió en cuestión de cinco segundos, un tiempo récord para vivir un susto de esas proporciones.
“Desde el momento que la primera llanta de la vagoneta tocó el carril de nosotros, ahí yo dije: '¡Pite, amor!',” relata Brey, todavía temblando al recordarlo. Pero la verdadera heroína fue Keilin, quien, con una frialdad impresionante, frenó el carro hasta donde pudo y se hizo a la derecha, esquivando milagrosamente el impacto frontal. Brey comenta que él, al volante, probablemente se habría mandado una torta y habría terminado estrellándose contra el muro divisor.
Lo curioso de la vaina es que, pese a evitar el choque, el incidente dejó secuelas en los frenos del carro. "Los frenos comenzaron a sonar feo, iban bien, pero después de eso empezaron a sonar feo", explica Brey. Aunque no hubo colisión ni daños mayores, el susto fue tremendo. Resulta que después del pegote, Keilin, sin inmutarse, siguió manejando hasta Puerto Viejo e incluso se encargó de conducir de vuelta a casa. ¡Una crack!
Brey también añade que sospechan que el conductor de la vagoneta se durmió al volante. "Tocamos el pito y él no reaccionaba, como que no escuchaba. Desde que la llanta de la vagoneta entró a nuestro carril tocamos el pito y él no reaccionaba.” Una explicación plausible considerando la fatiga que puede causar una larga jornada laboral. Por suerte, la empresa dueña de la vagoneta ya se comunicó con la familia para ofrecer sus disculpas, aunque nada borra el recuerdo de tan angustiosa experiencia.
Y hablando de tranquilidad, Brey destaca que Keilin se tomó la situación con una calma admirable. Al parecer, el más espantadizo era él mismo. “Yo le pregunté que si quería que yo manejara, pero yo creo que estaba más asustado yo”, confiesa Brey entre risas. Un ejemplo claro de cómo, a veces, en situaciones límite, la sangre fría puede salvar vidas. De haber sido otra circunstancia, el panorama podría haberse complicado mucho más; la fortuna quiso que Keilin reaccionara a tiempo.
Este caso resalta la importancia de estar siempre alerta al volante, especialmente en rutas como la 32, conocida por su tráfico denso y sus curvas peligrosas. Además, pone de manifiesto la necesidad de que los conductores tomen descansos adecuados durante viajes largos para evitar la somnolencia y, por ende, prevenir accidentes. Hay que recordar que la seguridad vial es responsabilidad de todos, y que un segundo de distracción puede tener consecuencias devastadoras.
Después de escuchar esta historia, ¿crees que deberían implementar medidas más estrictas para controlar la fatiga de los conductores en rutas de alto tránsito como la 32? ¿Te has visto alguna vez en una situación similar y qué hiciste para mantener la calma?
La movida, según nos cuenta su espanto, Brey López, su marido, se desarrolló el domingo en la mañana, cerca de las ocho y media, justo antes de llegar a Matina. Se dirigían hacia Puerto Viejo para resolver unos asuntos laborales, cuando de pronto, ¡bam!, la vagoneta apareció de frente. Según Brey, todo sucedió en cuestión de cinco segundos, un tiempo récord para vivir un susto de esas proporciones.
“Desde el momento que la primera llanta de la vagoneta tocó el carril de nosotros, ahí yo dije: '¡Pite, amor!',” relata Brey, todavía temblando al recordarlo. Pero la verdadera heroína fue Keilin, quien, con una frialdad impresionante, frenó el carro hasta donde pudo y se hizo a la derecha, esquivando milagrosamente el impacto frontal. Brey comenta que él, al volante, probablemente se habría mandado una torta y habría terminado estrellándose contra el muro divisor.
Lo curioso de la vaina es que, pese a evitar el choque, el incidente dejó secuelas en los frenos del carro. "Los frenos comenzaron a sonar feo, iban bien, pero después de eso empezaron a sonar feo", explica Brey. Aunque no hubo colisión ni daños mayores, el susto fue tremendo. Resulta que después del pegote, Keilin, sin inmutarse, siguió manejando hasta Puerto Viejo e incluso se encargó de conducir de vuelta a casa. ¡Una crack!
Brey también añade que sospechan que el conductor de la vagoneta se durmió al volante. "Tocamos el pito y él no reaccionaba, como que no escuchaba. Desde que la llanta de la vagoneta entró a nuestro carril tocamos el pito y él no reaccionaba.” Una explicación plausible considerando la fatiga que puede causar una larga jornada laboral. Por suerte, la empresa dueña de la vagoneta ya se comunicó con la familia para ofrecer sus disculpas, aunque nada borra el recuerdo de tan angustiosa experiencia.
Y hablando de tranquilidad, Brey destaca que Keilin se tomó la situación con una calma admirable. Al parecer, el más espantadizo era él mismo. “Yo le pregunté que si quería que yo manejara, pero yo creo que estaba más asustado yo”, confiesa Brey entre risas. Un ejemplo claro de cómo, a veces, en situaciones límite, la sangre fría puede salvar vidas. De haber sido otra circunstancia, el panorama podría haberse complicado mucho más; la fortuna quiso que Keilin reaccionara a tiempo.
Este caso resalta la importancia de estar siempre alerta al volante, especialmente en rutas como la 32, conocida por su tráfico denso y sus curvas peligrosas. Además, pone de manifiesto la necesidad de que los conductores tomen descansos adecuados durante viajes largos para evitar la somnolencia y, por ende, prevenir accidentes. Hay que recordar que la seguridad vial es responsabilidad de todos, y que un segundo de distracción puede tener consecuencias devastadoras.
Después de escuchar esta historia, ¿crees que deberían implementar medidas más estrictas para controlar la fatiga de los conductores en rutas de alto tránsito como la 32? ¿Te has visto alguna vez en una situación similar y qué hiciste para mantener la calma?