¡Aguante, pura vida! Parece mentira, pero nuestra querida Guanacaste se ha colado en la lista de los seis mejores lugares del planeta para visitar en 2026, según la prestigiosa revista Forbes. Sí, así como lo leen, el paraíso tropical donde nos echamos guaro viendo el atardecer ahora es un imán para los turistas de todo el mundo. ¿Quién diría que salir a manguear sería tan rentable?
La revista estadounidense no se anduvo con rodeos y destacó la combinación perfecta que tenemos acá: aventura, relax y un poquito de lujo sostenible. Según Sylvia Lebovitch, asesora de viajes de OvationNetwork, quien recomendó a Guanacaste, somos el ejemplo perfecto de cómo combinar la adrenalina del canopy con la paz de un retiro de yoga, todo esto envuelto en la belleza de nuestros volcanes y playas paradisíacas. ¡Y eso que algunos todavía piensan que solo vendemos café!
Christopher Elliott, el autor del artículo, pintó un cuadro impresionante de nuestra provincia, hablando de deslizarse en canopy por la selva, perseguir cascadas escondidas y hasta observar monos aulladores mientras se pone el sol. Me imagino a esos gringos tratando de entender qué es la 'marimba' mientras toman una imperial... ¡será una experiencia cultural intensa!
Pero la cosa no va solo por la belleza natural. Forbes también puso lupa en la creciente oferta de hoteles eco-lujosos, como el Nekajui, a Ritz-Carlton Reserve, que promete un lujo “descalzo” en armonía con la naturaleza. Esto significa que ya no solo vamos a recibir al turista promedio, sino a aquellos que buscan experiencias únicas y responsables, dispuestos a pagar más por cuidar nuestro entorno. Es un brete manejar estas expectativas, diay.
Lo que me preocupa es si estamos listos para este boom turístico. Ya sabemos cómo se ponen algunas cosas por aquí; de repente, todo se pone caro, el servicio se va al piso y la basura se acumula en las playas. No queremos convertirnos en otro Cancún, ¿verdad? Porque ahí sí nos iríamos todos al traste.
Según Forbes, Guanacaste atrae a aventureros activos, surfistas, yoguis y personas preocupadas por el planeta. Es decir, gente consciente que busca conectar con la naturaleza y vivir experiencias auténticas. Esperemos que sepan apreciar la verdadera esencia de nuestra cultura y no solo se queden con fotos bonitas para Instagram. Que vengan a probar gallito, a bailar marimba y a aprender a decir ‘chévere’.
Con todo esto, hay que reconocer que es un espaldarazo gigante para nuestra economía y para la imagen de Costa Rica a nivel mundial. Más empleos, más inversión y más oportunidades para nuestros pequeños negocios. Pero también es un llamado a la responsabilidad. Necesitamos asegurar que el crecimiento turístico sea sostenible, que respete nuestras tradiciones y que beneficie a todas las comunidades involucradas. No podemos vender el alma por unos cuantos dólares extras, ¿o sí?
En fin, con esta buena noticia, me pregunto: ¿Cómo podemos asegurarnos de que el auge del turismo en Guanacaste preserve la ‘pura vida’ y evite que nos convirtamos en una versión comercializada de nosotros mismos? Compartan sus ideas y veamos cómo podemos mantener vivo el corazón de nuestra tierra… ¡y que no se nos vaya al traste!
La revista estadounidense no se anduvo con rodeos y destacó la combinación perfecta que tenemos acá: aventura, relax y un poquito de lujo sostenible. Según Sylvia Lebovitch, asesora de viajes de OvationNetwork, quien recomendó a Guanacaste, somos el ejemplo perfecto de cómo combinar la adrenalina del canopy con la paz de un retiro de yoga, todo esto envuelto en la belleza de nuestros volcanes y playas paradisíacas. ¡Y eso que algunos todavía piensan que solo vendemos café!
Christopher Elliott, el autor del artículo, pintó un cuadro impresionante de nuestra provincia, hablando de deslizarse en canopy por la selva, perseguir cascadas escondidas y hasta observar monos aulladores mientras se pone el sol. Me imagino a esos gringos tratando de entender qué es la 'marimba' mientras toman una imperial... ¡será una experiencia cultural intensa!
Pero la cosa no va solo por la belleza natural. Forbes también puso lupa en la creciente oferta de hoteles eco-lujosos, como el Nekajui, a Ritz-Carlton Reserve, que promete un lujo “descalzo” en armonía con la naturaleza. Esto significa que ya no solo vamos a recibir al turista promedio, sino a aquellos que buscan experiencias únicas y responsables, dispuestos a pagar más por cuidar nuestro entorno. Es un brete manejar estas expectativas, diay.
Lo que me preocupa es si estamos listos para este boom turístico. Ya sabemos cómo se ponen algunas cosas por aquí; de repente, todo se pone caro, el servicio se va al piso y la basura se acumula en las playas. No queremos convertirnos en otro Cancún, ¿verdad? Porque ahí sí nos iríamos todos al traste.
Según Forbes, Guanacaste atrae a aventureros activos, surfistas, yoguis y personas preocupadas por el planeta. Es decir, gente consciente que busca conectar con la naturaleza y vivir experiencias auténticas. Esperemos que sepan apreciar la verdadera esencia de nuestra cultura y no solo se queden con fotos bonitas para Instagram. Que vengan a probar gallito, a bailar marimba y a aprender a decir ‘chévere’.
Con todo esto, hay que reconocer que es un espaldarazo gigante para nuestra economía y para la imagen de Costa Rica a nivel mundial. Más empleos, más inversión y más oportunidades para nuestros pequeños negocios. Pero también es un llamado a la responsabilidad. Necesitamos asegurar que el crecimiento turístico sea sostenible, que respete nuestras tradiciones y que beneficie a todas las comunidades involucradas. No podemos vender el alma por unos cuantos dólares extras, ¿o sí?
En fin, con esta buena noticia, me pregunto: ¿Cómo podemos asegurarnos de que el auge del turismo en Guanacaste preserve la ‘pura vida’ y evite que nos convirtamos en una versión comercializada de nosotros mismos? Compartan sus ideas y veamos cómo podemos mantener vivo el corazón de nuestra tierra… ¡y que no se nos vaya al traste!