¡Ay, mae! Qué vaina, así nos quieren gobernar. Resulta que solo ocho partidos se molestaron en inscribir sus fiscales para las elecciones del 1 de febrero. Ocho, diay. Con la cantidad de opciones que tenemos, parece que algunos prefieren irse al traste desde ahora.
Según el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), a día de hoy tenemos a Avanza con 67 fiscales, el Centro Democrático y Social con unos 222 – esos sí que le metieron ganas–, Coalición Agenda Ciudadana que van liderando con 413, el Frente Amplio con 41 (aguante, mi gente), Liberal Progresista con 82, Nueva República con 50, Pueblo Soberano con apenas cinco (¡qué brete!), y la Unidad Social Cristiana que casi monopolizan la planilla con 3.434 fiscales. ¡Un chimba la diferencia!
Pa’ ponerlo en perspectiva, desde el primer día de octubre los partidos tenían tiempo suficiente pa’ hacer este papeleo. Tenían hasta el 5 de enero, así que todavía les queda un tiempecito. Pero viendo cómo va la cosa, da la impresión de que muchos prefieren quedarse en la sombra o simplemente no se dan el palo.
El TSE, pa' regañarlos un poquito, les recordó la importancia de cumplir con este requisito. Claramente, algunos necesitan que les toquen el hombro pa’ darse cuenta de que tienen obligaciones. Ya saben, “hacer la vaca” pa’ poder competir legalmente.
Ahora, explíquenme esto: ¿pa’ qué sirve tener miles de hinchas si ni siquiera consiguen gente dispuesta a fiscalizar las mesas de votación? Los fiscales, esos mádres, son los ojos y oídos en cada colegio, los que se aseguran de que todo esté limpio. Son cruciales, como el café para empezar el día.
Y hablando de roles, recordemos que los fiscales de juntas receptoras de votos (JRV) vigilan la mesa donde están acreditados, los generales pueden moverse por todo el país (si el partido se lo permite, claro), y los ante juntas cantonales cuidan el proceso a nivel cantonal. Todos ellos, trabajando para garantizar que la elección sea transparente y justa. Imaginen el chunche que sería si todo sale bien.
Pa’ ser fiscal, necesitas ser tico, tener más de 18 años y estar en el padrón electoral. No vale ser extranjero, tener problemas con la ley, estar inhabilitado, o trabajar como auxiliar electoral – ahí hay conflicto de intereses, clarinete. Tampoco puedes ser fiscal de dos partidos a la vez, ¡eso sí es jalarse una torta monumental!
En las últimas elecciones del 2022, acreditémonos que hubo un buen manazo de 68.300 fiscales. ¡Una locura! Ahora, con este panorama de ocho partidos, ¿cree usted que vamos a ver una disminución significativa en la supervisión de los procesos electorales? ¿Se debería exigir algún tipo de depósito previo para asegurar que los partidos realmente se comprometan a tener fiscales, o eso sería un atropello a la democracia?
Según el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), a día de hoy tenemos a Avanza con 67 fiscales, el Centro Democrático y Social con unos 222 – esos sí que le metieron ganas–, Coalición Agenda Ciudadana que van liderando con 413, el Frente Amplio con 41 (aguante, mi gente), Liberal Progresista con 82, Nueva República con 50, Pueblo Soberano con apenas cinco (¡qué brete!), y la Unidad Social Cristiana que casi monopolizan la planilla con 3.434 fiscales. ¡Un chimba la diferencia!
Pa’ ponerlo en perspectiva, desde el primer día de octubre los partidos tenían tiempo suficiente pa’ hacer este papeleo. Tenían hasta el 5 de enero, así que todavía les queda un tiempecito. Pero viendo cómo va la cosa, da la impresión de que muchos prefieren quedarse en la sombra o simplemente no se dan el palo.
El TSE, pa' regañarlos un poquito, les recordó la importancia de cumplir con este requisito. Claramente, algunos necesitan que les toquen el hombro pa’ darse cuenta de que tienen obligaciones. Ya saben, “hacer la vaca” pa’ poder competir legalmente.
Ahora, explíquenme esto: ¿pa’ qué sirve tener miles de hinchas si ni siquiera consiguen gente dispuesta a fiscalizar las mesas de votación? Los fiscales, esos mádres, son los ojos y oídos en cada colegio, los que se aseguran de que todo esté limpio. Son cruciales, como el café para empezar el día.
Y hablando de roles, recordemos que los fiscales de juntas receptoras de votos (JRV) vigilan la mesa donde están acreditados, los generales pueden moverse por todo el país (si el partido se lo permite, claro), y los ante juntas cantonales cuidan el proceso a nivel cantonal. Todos ellos, trabajando para garantizar que la elección sea transparente y justa. Imaginen el chunche que sería si todo sale bien.
Pa’ ser fiscal, necesitas ser tico, tener más de 18 años y estar en el padrón electoral. No vale ser extranjero, tener problemas con la ley, estar inhabilitado, o trabajar como auxiliar electoral – ahí hay conflicto de intereses, clarinete. Tampoco puedes ser fiscal de dos partidos a la vez, ¡eso sí es jalarse una torta monumental!
En las últimas elecciones del 2022, acreditémonos que hubo un buen manazo de 68.300 fiscales. ¡Una locura! Ahora, con este panorama de ocho partidos, ¿cree usted que vamos a ver una disminución significativa en la supervisión de los procesos electorales? ¿Se debería exigir algún tipo de depósito previo para asegurar que los partidos realmente se comprometan a tener fiscales, o eso sería un atropello a la democracia?