¡Aguántate, parce! El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) pegó un sopapo tremendo a la delincuencia organizada con una serie de allanamientos que sacudieron tanto San José como Heredia. Parece que nuestros espías judiciales, con ayuda directa de los gringos del DEA y el FBI, desenmascararon una banda dedicada al tráfico de drogas, dejando unas cuantas cabezas pensando qué salió mal.
La movida, bautizada como “Operativo Escudo”, llevaba tiempo cocinándose entre Costa Rica y Estados Unidos. Según fuentes internas, los agentes judiciales estuvieron juntando información durante varias semanas, trabajando de cerca con las autoridades estadounidenses para mapear los movimientos de estos tipos sospechosos. No vaya a ser que alguien anduviera jugando a desinformar y se fuera al traste todo el operativo.
Lo interesante de esta vaina es que no es un caso aislado, sino parte de una estrategia mucho mayor. Las autoridades estadounidenses dieron la pista inicial, indicando la presencia de individuos involucrados en la distribución de droga dentro del país. Esto demuestra que la colaboración internacional es clave para combatir este problema que nos afecta a todos, ya sea en la calle o en los niveles más altos.
Este martes, los equipos de intervención del OIJ realizaron cinco allanamientos simultáneos: uno en Paso Ancho, otro en Tres Ríos, y tres en la zona de Heredia –dos en San Pablo y uno en San Francisco. La coordinación fue impecable, como si estuvieran ensayando para un partido importante. Se nota que le pusieron el corazón a este brete.
Y ¿qué encontraron, diay? Pues una chimba. En una vivienda ubicada en San Pablo de Heredia, los oficiales incautaron aproximadamente $2.000 dólares en efectivo, junto con 100 kilos de cocaína y 50 de marihuana. Una cantidad considerable, sin exagerar, suficiente para abastecer a varios puntos de venta en la capital y sus alrededores. ¡Qué nivel de negocio estaban llevando!
El subdirector del OIJ, Michael Soto, aclaró rápidamente que esto no tiene nada que ver con ningún caso de extradición pendiente. Él mismo enfatizó que son investigaciones frescas, aunque reconoció el gran valor que tiene toda esta información proveniente de los servicios estadounidenses. Son datos precisos, parce, que permiten identificar a los peces gordos detrás de todo esto.
Mauricio Boraschi, fiscal adjunto de Delincuencia Organizada, explicó que el objetivo es capturar a varios sujetos que han estado recibiendo seguimiento por envíos ilegales hacia Estados Unidos. Agregó que el apoyo económico y logístico de las autoridades gringas ha sido fundamental para llevar a cabo estas operaciones conjuntas. Este tipo de colaboraciones, a pesar de tener costos, son esenciales para proteger nuestras fronteras y mantener la seguridad del país. Además, parece que estamos llegando a la raíz del problema, atacando no solo a los vendedores ambulantes, sino también a los transportistas internacionales, esos que se creen listos al moverla a gran escala.
Ahora bien, con tantos operativos y decomisos, surge la siguiente interrogante: ¿Será que estos allanamientos representan un golpe realmente significativo al narcotráfico en Costa Rica, o simplemente estamos arrestando a los peones mientras los dueños de la partida siguen disfrutando de su plata tranquilamente? ¿Consideran que es indispensable fortalecer aún más la cooperación con agencias internacionales para desarticular completamente estas redes criminales?
La movida, bautizada como “Operativo Escudo”, llevaba tiempo cocinándose entre Costa Rica y Estados Unidos. Según fuentes internas, los agentes judiciales estuvieron juntando información durante varias semanas, trabajando de cerca con las autoridades estadounidenses para mapear los movimientos de estos tipos sospechosos. No vaya a ser que alguien anduviera jugando a desinformar y se fuera al traste todo el operativo.
Lo interesante de esta vaina es que no es un caso aislado, sino parte de una estrategia mucho mayor. Las autoridades estadounidenses dieron la pista inicial, indicando la presencia de individuos involucrados en la distribución de droga dentro del país. Esto demuestra que la colaboración internacional es clave para combatir este problema que nos afecta a todos, ya sea en la calle o en los niveles más altos.
Este martes, los equipos de intervención del OIJ realizaron cinco allanamientos simultáneos: uno en Paso Ancho, otro en Tres Ríos, y tres en la zona de Heredia –dos en San Pablo y uno en San Francisco. La coordinación fue impecable, como si estuvieran ensayando para un partido importante. Se nota que le pusieron el corazón a este brete.
Y ¿qué encontraron, diay? Pues una chimba. En una vivienda ubicada en San Pablo de Heredia, los oficiales incautaron aproximadamente $2.000 dólares en efectivo, junto con 100 kilos de cocaína y 50 de marihuana. Una cantidad considerable, sin exagerar, suficiente para abastecer a varios puntos de venta en la capital y sus alrededores. ¡Qué nivel de negocio estaban llevando!
El subdirector del OIJ, Michael Soto, aclaró rápidamente que esto no tiene nada que ver con ningún caso de extradición pendiente. Él mismo enfatizó que son investigaciones frescas, aunque reconoció el gran valor que tiene toda esta información proveniente de los servicios estadounidenses. Son datos precisos, parce, que permiten identificar a los peces gordos detrás de todo esto.
Mauricio Boraschi, fiscal adjunto de Delincuencia Organizada, explicó que el objetivo es capturar a varios sujetos que han estado recibiendo seguimiento por envíos ilegales hacia Estados Unidos. Agregó que el apoyo económico y logístico de las autoridades gringas ha sido fundamental para llevar a cabo estas operaciones conjuntas. Este tipo de colaboraciones, a pesar de tener costos, son esenciales para proteger nuestras fronteras y mantener la seguridad del país. Además, parece que estamos llegando a la raíz del problema, atacando no solo a los vendedores ambulantes, sino también a los transportistas internacionales, esos que se creen listos al moverla a gran escala.
Ahora bien, con tantos operativos y decomisos, surge la siguiente interrogante: ¿Será que estos allanamientos representan un golpe realmente significativo al narcotráfico en Costa Rica, o simplemente estamos arrestando a los peones mientras los dueños de la partida siguen disfrutando de su plata tranquilamente? ¿Consideran que es indispensable fortalecer aún más la cooperación con agencias internacionales para desarticular completamente estas redes criminales?