¡Aguante, pura vida! Después del temblor que nos sacudió anoche, muchos estábamos pensando: '¿Vendrán más?', pero tranquilos, el Ovsicori salió al frente para aclarar la cosa. Resulta que no vamos a tener que estar pegados a la tele esperando otro temblorazo, y te explico bien a qué viene.
Como les cuento, el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), liderado por don Esteban Chaves, nos explicó que el temblor de magnitud 5.0, que retumbó cerca de Uvita, ocurrió dentro de la mismísima placa del Coco. Según le explicaron a Maurcio León de CRHoy, la ondacita se generó porque la placa se está doblando y fracturando mientras se introduce bajo nuestro suelo. Una movida geológica seria, vaya.
Don Esteban fue claro: “Cuando la placa se subduce por debajo de Costa Rica, se dobla, y al doblarse se fractura…”. Es como si estuvieras intentando meter un papel grueso entre dos mesas; a veces se rompe, ¿cachai? Esa fractura, como bien precisaron, es la falla que causó el temblor. ¡Un brete de explicación!
Ahora, lo interesante es esto: normalmente, los sismos que ocurren dentro de la placa del Coco no suelen dejar réplicas. El Ovsicori ha estado monitoreando la situación las 24 horas siguientes, y hasta ahora, nada. Ellos mismos comentan que tal vez las réplicas son tan chiquitas que ni las estaciones sismológicas las alcanzan a detectar, ya saben, se van perdiendo en el ruido. ¡Una pena, pero bueno, al menos estamos tranquilos!
Para ponerle un poco de perspectiva, recordemos que apenas unas 24 horas antes tuvimos un temblor bastante más fuerte, de 6.1, que sí dejó un buen montón de réplicas – ¡casi 150, diay! Pero ese era diferente porque ocurrió más cerca de la superficie. Este de anoche, al ser intraplaca, sigue otras reglas, parece que quiere jugar limpio.
Muchos se preguntarán, ¿por qué tanta diferencia entre ambos temblores? Pues ahí radica la clave. La ubicación donde ocurre el sismo influye mucho en si va a generar réplicas o no. Un temblor superficial, como el del martes, libera energía de forma más abrupta y crea más tensiones en el terreno, lo cual propicia que aparezcan otros movimientos. Uno profundo, como este, tiende a liberar la energía de manera más uniforme.
Así que ya saben, amigos: no hay motivos para alarmarse. Aunque la tierra siga haciendo sus cositas, el Ovsicori está ahí, vigilando y avisándonos de cualquier novedad. Y aunque algunos nos pongamos nerviosos con estos temblorones, recordémoslo: vivimos en un país bendecido, lleno de volcanes activos y placas tectónicas, ¡y eso nos da un encanto particular!
En fin, ahora cuéntenme: ¿Ustedes cuánto se asustaron con el temblor de anoche? ¿Creen que deberíamos prepararnos más para futuros sismos o es mejor confiar en la tecnología y el trabajo del Ovsicori?
Como les cuento, el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), liderado por don Esteban Chaves, nos explicó que el temblor de magnitud 5.0, que retumbó cerca de Uvita, ocurrió dentro de la mismísima placa del Coco. Según le explicaron a Maurcio León de CRHoy, la ondacita se generó porque la placa se está doblando y fracturando mientras se introduce bajo nuestro suelo. Una movida geológica seria, vaya.
Don Esteban fue claro: “Cuando la placa se subduce por debajo de Costa Rica, se dobla, y al doblarse se fractura…”. Es como si estuvieras intentando meter un papel grueso entre dos mesas; a veces se rompe, ¿cachai? Esa fractura, como bien precisaron, es la falla que causó el temblor. ¡Un brete de explicación!
Ahora, lo interesante es esto: normalmente, los sismos que ocurren dentro de la placa del Coco no suelen dejar réplicas. El Ovsicori ha estado monitoreando la situación las 24 horas siguientes, y hasta ahora, nada. Ellos mismos comentan que tal vez las réplicas son tan chiquitas que ni las estaciones sismológicas las alcanzan a detectar, ya saben, se van perdiendo en el ruido. ¡Una pena, pero bueno, al menos estamos tranquilos!
Para ponerle un poco de perspectiva, recordemos que apenas unas 24 horas antes tuvimos un temblor bastante más fuerte, de 6.1, que sí dejó un buen montón de réplicas – ¡casi 150, diay! Pero ese era diferente porque ocurrió más cerca de la superficie. Este de anoche, al ser intraplaca, sigue otras reglas, parece que quiere jugar limpio.
Muchos se preguntarán, ¿por qué tanta diferencia entre ambos temblores? Pues ahí radica la clave. La ubicación donde ocurre el sismo influye mucho en si va a generar réplicas o no. Un temblor superficial, como el del martes, libera energía de forma más abrupta y crea más tensiones en el terreno, lo cual propicia que aparezcan otros movimientos. Uno profundo, como este, tiende a liberar la energía de manera más uniforme.
Así que ya saben, amigos: no hay motivos para alarmarse. Aunque la tierra siga haciendo sus cositas, el Ovsicori está ahí, vigilando y avisándonos de cualquier novedad. Y aunque algunos nos pongamos nerviosos con estos temblorones, recordémoslo: vivimos en un país bendecido, lleno de volcanes activos y placas tectónicas, ¡y eso nos da un encanto particular!
En fin, ahora cuéntenme: ¿Ustedes cuánto se asustaron con el temblor de anoche? ¿Creen que deberíamos prepararnos más para futuros sismos o es mejor confiar en la tecnología y el trabajo del Ovsicori?