¡Ay, Dios mío! Pavas amaneció con un torbellino hoy. Desde tempranas horas, la calle principal quedó atascada como un churrito de cerdo en día de fiesta gracias a un fuerte operativo policial que dejó a muchos varados y con el tiempo justo por los aires.
Según nos contaron algunos vecinos que estaban desayunando pan boniato y café, el movimiento empezó alrededor de las cinco de la mañana. Diversos cuerpos policiales –la Policía de Tránsito, el Ministerio de Seguridad Pública e incluso los de Migración– instalaron un punto de control a unos quinientos metros al oeste del Liceo de Pavas, dirección Lomas del Río. Parecía sacado de una película, mae… ¡con esas luces y toda la gente!
La excusa oficial, según el jefe de la Fuerza Pública, Osman Chacón, era prevenir la violencia, frenar los homicidios y ponerle un alto a los robos. Suena noble, claro, pero la realidad es que la fila para pasar por el control era tan larga que daba para ir de Pavas a Heredia y volver. Se escuchaban quejas a montón, porque la gente iba tarde al brete, tarde a trabajar, tarde a llevarlos. Un verdadero despiche.
Lo curioso es que aparte de revisar papeles de carros y conductores, también le dieron duro a la pesca de ilegales. Al final, agarraron a once personas por distintos motivos: algunas por orden de captura, otras por deuda de pensión alimenticia y hasta capturaron a tres nicaragüenses que andaban merodeando sin los papeles en regla. ¡Imagínate el alboroto!
Pero eso no es todo, chunches. La Fuerza Pública también se llevó una sorpresa: encontraron 266 dosis de crack, 135 de marihuana, 33 de cocaína, ¡y encima cinco armas de fuego! Vaya papeleta se trajeron los judiciales, mae. Además, la Policía de Tránsito confiscó quince motocicletas, tres bicimotos y catorce placas de vehículos. Parece que algunos se olvidaron de poner sus papeles al día, diay.
Mientras tanto, la gente seguía esperando pacientemente (bueno, algunos no tanto) bajo el sol abrasador. Algunos aprovecharon para echarse unas macorinas, otros para comentar qué onda la situación y lamentar haber salido tan temprano. Los taxis hacían su agosto llevando a la gente que no podía esperar más, aunque a precios inflados, como siempre. ¡Un negocio redondo!
La Policía Profesional de Migración, con su lupa y todo, fue revisando documento tras documento, buscando cualquier irregularidad. Se rumora que también estaban poniendo especial atención a los extranjeros, sobre todo a los venezolanos, por la cantidad de solicitudes de refugio que hay últimamente. Pero bueno, eso ya es otra historia...
En fin, un operativo tenso y con muchas sorpresas. Las filas se fueron calmando poco a poco durante la tarde, pero el susto quedó grabado en la memoria de los pavenses. Ahora me pregunto, ¿cree usted que estos operativos frecuentes son realmente efectivos para combatir la delincuencia, o terminan siendo solo una molestia innecesaria para los ciudadanos que intentan llegar a tiempo al trabajo?
Según nos contaron algunos vecinos que estaban desayunando pan boniato y café, el movimiento empezó alrededor de las cinco de la mañana. Diversos cuerpos policiales –la Policía de Tránsito, el Ministerio de Seguridad Pública e incluso los de Migración– instalaron un punto de control a unos quinientos metros al oeste del Liceo de Pavas, dirección Lomas del Río. Parecía sacado de una película, mae… ¡con esas luces y toda la gente!
La excusa oficial, según el jefe de la Fuerza Pública, Osman Chacón, era prevenir la violencia, frenar los homicidios y ponerle un alto a los robos. Suena noble, claro, pero la realidad es que la fila para pasar por el control era tan larga que daba para ir de Pavas a Heredia y volver. Se escuchaban quejas a montón, porque la gente iba tarde al brete, tarde a trabajar, tarde a llevarlos. Un verdadero despiche.
Lo curioso es que aparte de revisar papeles de carros y conductores, también le dieron duro a la pesca de ilegales. Al final, agarraron a once personas por distintos motivos: algunas por orden de captura, otras por deuda de pensión alimenticia y hasta capturaron a tres nicaragüenses que andaban merodeando sin los papeles en regla. ¡Imagínate el alboroto!
Pero eso no es todo, chunches. La Fuerza Pública también se llevó una sorpresa: encontraron 266 dosis de crack, 135 de marihuana, 33 de cocaína, ¡y encima cinco armas de fuego! Vaya papeleta se trajeron los judiciales, mae. Además, la Policía de Tránsito confiscó quince motocicletas, tres bicimotos y catorce placas de vehículos. Parece que algunos se olvidaron de poner sus papeles al día, diay.
Mientras tanto, la gente seguía esperando pacientemente (bueno, algunos no tanto) bajo el sol abrasador. Algunos aprovecharon para echarse unas macorinas, otros para comentar qué onda la situación y lamentar haber salido tan temprano. Los taxis hacían su agosto llevando a la gente que no podía esperar más, aunque a precios inflados, como siempre. ¡Un negocio redondo!
La Policía Profesional de Migración, con su lupa y todo, fue revisando documento tras documento, buscando cualquier irregularidad. Se rumora que también estaban poniendo especial atención a los extranjeros, sobre todo a los venezolanos, por la cantidad de solicitudes de refugio que hay últimamente. Pero bueno, eso ya es otra historia...
En fin, un operativo tenso y con muchas sorpresas. Las filas se fueron calmando poco a poco durante la tarde, pero el susto quedó grabado en la memoria de los pavenses. Ahora me pregunto, ¿cree usted que estos operativos frecuentes son realmente efectivos para combatir la delincuencia, o terminan siendo solo una molestia innecesaria para los ciudadanos que intentan llegar a tiempo al trabajo?
