Maes, agárrense porque el novelón político que se está armando en Alajuela con el PLN está mejor que serie de Netflix. Uno a veces piensa que ya lo ha visto todo, pero diay, Liberación siempre encuentra la forma de superarse. La última vara es que rompieron una tradición más vieja que andar a pie: el primer lugar de la papeleta para diputados ya no será para alguien del cantón central. No, ahora la que va a la cabeza es Diana Murillo, la segunda vicealcaldesa de San Carlos. Y claro, el discurso oficial es todo lindo, muy empacado para regalo, hablando de que es una "señal clara" para apoyar al sector agro. ¿Nos creemos ese cuento?
Vamos a ver, que no nos traten como si hubiéramos nacido ayer. La justificación de que "todos los cantones cuentan" y que el enfoque es la "parte agropecuaria" suena muy bonito, casi poético. Nadie va a decir que apoyar la Zona Norte está mal, obvio que no. El tema es el *timing* y el contexto. Justo en San Carlos, donde el oficialismo ha agarrado una fuerza impresionante, Liberación saca una candidata de la manga. Murillo jura y perjura que no es una "jugada política" para restarle votos al gobierno, pero mae, la política es precisamente eso: un ajedrez de jugadas. Presentar esto como un acto de puro amor al agricultor y no como una movida calculada para pescar en río revuelto es, por lo menos, un poco ingenuo.
Pero aquí es donde la cosa se pone color de hormiga y empieza a oler a despiche interno. Mientras San Carlos celebra, en Occidente, específicamente en San Ramón, la gente debe estar que echa chispas. Quedaron más salados que billete de tres mil. Según el propio candidato del PLN, Álvaro Ramos, es casi un hecho que los ramonenses se quedan sin representación en la papeleta. Y la frase que usó es para enmarcarla: "a como va la cosa no van a tener ninguna representación". Así, sin anestesia. Mae, ¿cómo un partido que busca la unidad provincial le cierra la puerta en la cara a uno de sus cantones históricos? Aquí es donde uno se pregunta si no se están jalando una torta monumental. Es un mensaje terrible para la base liberacionista de esa zona.
Y si creían que el desorden terminaba ahí, ¡esperen, que hay más! La vara se pone todavía más personal y enredada con el pleito entre Miguel Guillén y el exalcalde Nixon Ureña. Guillén, que es el secretario del partido, salió a decir que Ureña le metió un veto para que ni se le ocurriera postularse. O sea, estamos hablando de puñaladas internas a plena luz del día. Aunque Ureña lo niegue, el simple hecho de que esa acusación salga a la luz pública te pinta el cuadro completo: el PLN en Alajuela no es un equipo, es un grupo de feudos peleando por un pedazo del pastel. Ya ni siquiera se guardan las apariencias. Es un sálvese quien pueda, y en medio de ese caos, tienen que armar una papeleta que supuestamente inspire confianza para ir a buscar el voto.
Al final, lo que vemos es un reflejo de un partido que parece no encontrar el norte. Por un lado, intentan una jugada estratégica que, en papel, podría tener sentido para competir en una zona clave como la Norte. Pero, por otro, el costo interno es altísimo: alimentan las divisiones, dejan a cantones importantes sintiéndose ignorados y exponen sus pleitos internos de la forma más bochornosa. La gran pregunta que queda en el aire es si el posible gane en San Carlos compensará la pérdida y el resentimiento en el resto de la provincia. La política es un brete de sumas y restas, y por ahora, parece que en Liberación están restando más de lo que suman.
Ahora les tiro la bola a ustedes, maes: ¿Ustedes qué opinan? ¿Es esta una jugada maestra de Liberación para recuperar terreno o es el inicio de un despiche todavía más grande en Alajuela? ¿Pura estrategia o se jalaron una torta histórica?
Vamos a ver, que no nos traten como si hubiéramos nacido ayer. La justificación de que "todos los cantones cuentan" y que el enfoque es la "parte agropecuaria" suena muy bonito, casi poético. Nadie va a decir que apoyar la Zona Norte está mal, obvio que no. El tema es el *timing* y el contexto. Justo en San Carlos, donde el oficialismo ha agarrado una fuerza impresionante, Liberación saca una candidata de la manga. Murillo jura y perjura que no es una "jugada política" para restarle votos al gobierno, pero mae, la política es precisamente eso: un ajedrez de jugadas. Presentar esto como un acto de puro amor al agricultor y no como una movida calculada para pescar en río revuelto es, por lo menos, un poco ingenuo.
Pero aquí es donde la cosa se pone color de hormiga y empieza a oler a despiche interno. Mientras San Carlos celebra, en Occidente, específicamente en San Ramón, la gente debe estar que echa chispas. Quedaron más salados que billete de tres mil. Según el propio candidato del PLN, Álvaro Ramos, es casi un hecho que los ramonenses se quedan sin representación en la papeleta. Y la frase que usó es para enmarcarla: "a como va la cosa no van a tener ninguna representación". Así, sin anestesia. Mae, ¿cómo un partido que busca la unidad provincial le cierra la puerta en la cara a uno de sus cantones históricos? Aquí es donde uno se pregunta si no se están jalando una torta monumental. Es un mensaje terrible para la base liberacionista de esa zona.
Y si creían que el desorden terminaba ahí, ¡esperen, que hay más! La vara se pone todavía más personal y enredada con el pleito entre Miguel Guillén y el exalcalde Nixon Ureña. Guillén, que es el secretario del partido, salió a decir que Ureña le metió un veto para que ni se le ocurriera postularse. O sea, estamos hablando de puñaladas internas a plena luz del día. Aunque Ureña lo niegue, el simple hecho de que esa acusación salga a la luz pública te pinta el cuadro completo: el PLN en Alajuela no es un equipo, es un grupo de feudos peleando por un pedazo del pastel. Ya ni siquiera se guardan las apariencias. Es un sálvese quien pueda, y en medio de ese caos, tienen que armar una papeleta que supuestamente inspire confianza para ir a buscar el voto.
Al final, lo que vemos es un reflejo de un partido que parece no encontrar el norte. Por un lado, intentan una jugada estratégica que, en papel, podría tener sentido para competir en una zona clave como la Norte. Pero, por otro, el costo interno es altísimo: alimentan las divisiones, dejan a cantones importantes sintiéndose ignorados y exponen sus pleitos internos de la forma más bochornosa. La gran pregunta que queda en el aire es si el posible gane en San Carlos compensará la pérdida y el resentimiento en el resto de la provincia. La política es un brete de sumas y restas, y por ahora, parece que en Liberación están restando más de lo que suman.
Ahora les tiro la bola a ustedes, maes: ¿Ustedes qué opinan? ¿Es esta una jugada maestra de Liberación para recuperar terreno o es el inicio de un despiche todavía más grande en Alajuela? ¿Pura estrategia o se jalaron una torta histórica?