¡Ay, Dios mío! Aquí el PLN anda más perdido que chancho en pastizal ajeno. Resulta que para celebrar sus años de vida, los dirigentes se preguntan si invitar o no a los jefes históricos, Arias y Figueres. Una movida que más que parecer una consulta protocolaria, huele a pelea interna a flor de piel, ¿me entienden?
Como les explicaré a mis chinos, la cosa va así: Álvaro Ramos, el candidato liberacionista, viene con toda la promesa de renovación, de traer caras nuevas y sacudir la telaraña del viejo vicio político. Pero, ¿cómo haces eso si traes a los dos hombres que definieron gran parte de la historia del partido? Un verdadero brete, vamos.
Ramírez, el jefe de campaña de Ramos, anda dando vueltas y rodeos, diciendo que las invitaciones todavía están en estudio. Claramente, ahí hay alguien sudando frío, porque cualquier decisión puede detonar una bomba dentro del partido. Porque pa’ qué te crees revolucionario si luego andas abrazándote a los dinosaurios, ¿no?
La verdad es que el miedo a que Arias y Figueres resten apoyo al proyecto de Ramos es real. Hay quienes creen que estas figuras del pasado evocan tiempos ya superados, asociados a escándalos y promesas incumplidas. El candidato ha sido muy claro en varias oportunidades: él no responde a los liderazgos históricos; busca labrarse su propio camino, una imagen fresca y distinta. Vamos, parece que quiere decirnos: '¡Yo soy el futuro!'
Pero ojo, porque la otra cara de la moneda también existe. La idea de dejar fuera a los dos únicos expresidentes vivos del PLN ha generado bastante rechazo en otros sectores del partido. Muchos consideran que sería una falta de respeto a su legado, a hombres que, a pesar de todo, contribuyeron a moldear la identidad nacional y a enfrentar momentos difíciles. Además, la base electoral liberacionista –la pura sangre– todavía venera a esos personajes, y excluirles podría significar perder votos valiosos.
Estamos hablando de un partido que siempre ha sabido jugar con el pasado para construir el presente, pero ahora, parece estar atrapado en una paradoja. ¿Cómo honrar a los pioneros sin comprometer la visión de futuro? Una ecuación difícil de resolver, especialmente en un escenario político tan convulso como el nuestro. Que pena, porque el PLN debería ser ejemplo de unidad, pero ahora están más divididos que gallina arañada.
Y ahí entra el hartazgo generalizado, el cansancio de ver cómo los partidos políticos se pelean por el poder mientras el país sigue arrastrando problemas estructurales. La gente quiere soluciones, propuestas concretas, y no tanto debates internos sobre quién invita a quién a una fiesta. ¡Qué torta! Uno pensaría que tendrían otras prioridades, pero bueno, ya saben cómo son estos temas… siempre salen a relucir las ambiciones personales.
En fin, el PLN se encuentra en un momento crucial. Esta decisión sobre las invitaciones no es solo un detalle protocolario, sino un reflejo de la profunda crisis de identidad que atraviesa el partido. ¿Será que el PLN logrará encontrar un equilibrio entre su pasado glorioso y su anhelo de renovación, o seguirá sumido en la incertidumbre y la división? Compas, díganme ustedes: ¿creen que la exclusión de Arias y Figueres será el detonante de una ruptura irreconciliable dentro del PLN, o simplemente se tratará de un episodio más en la larga y accidentada historia del partido?
Como les explicaré a mis chinos, la cosa va así: Álvaro Ramos, el candidato liberacionista, viene con toda la promesa de renovación, de traer caras nuevas y sacudir la telaraña del viejo vicio político. Pero, ¿cómo haces eso si traes a los dos hombres que definieron gran parte de la historia del partido? Un verdadero brete, vamos.
Ramírez, el jefe de campaña de Ramos, anda dando vueltas y rodeos, diciendo que las invitaciones todavía están en estudio. Claramente, ahí hay alguien sudando frío, porque cualquier decisión puede detonar una bomba dentro del partido. Porque pa’ qué te crees revolucionario si luego andas abrazándote a los dinosaurios, ¿no?
La verdad es que el miedo a que Arias y Figueres resten apoyo al proyecto de Ramos es real. Hay quienes creen que estas figuras del pasado evocan tiempos ya superados, asociados a escándalos y promesas incumplidas. El candidato ha sido muy claro en varias oportunidades: él no responde a los liderazgos históricos; busca labrarse su propio camino, una imagen fresca y distinta. Vamos, parece que quiere decirnos: '¡Yo soy el futuro!'
Pero ojo, porque la otra cara de la moneda también existe. La idea de dejar fuera a los dos únicos expresidentes vivos del PLN ha generado bastante rechazo en otros sectores del partido. Muchos consideran que sería una falta de respeto a su legado, a hombres que, a pesar de todo, contribuyeron a moldear la identidad nacional y a enfrentar momentos difíciles. Además, la base electoral liberacionista –la pura sangre– todavía venera a esos personajes, y excluirles podría significar perder votos valiosos.
Estamos hablando de un partido que siempre ha sabido jugar con el pasado para construir el presente, pero ahora, parece estar atrapado en una paradoja. ¿Cómo honrar a los pioneros sin comprometer la visión de futuro? Una ecuación difícil de resolver, especialmente en un escenario político tan convulso como el nuestro. Que pena, porque el PLN debería ser ejemplo de unidad, pero ahora están más divididos que gallina arañada.
Y ahí entra el hartazgo generalizado, el cansancio de ver cómo los partidos políticos se pelean por el poder mientras el país sigue arrastrando problemas estructurales. La gente quiere soluciones, propuestas concretas, y no tanto debates internos sobre quién invita a quién a una fiesta. ¡Qué torta! Uno pensaría que tendrían otras prioridades, pero bueno, ya saben cómo son estos temas… siempre salen a relucir las ambiciones personales.
En fin, el PLN se encuentra en un momento crucial. Esta decisión sobre las invitaciones no es solo un detalle protocolario, sino un reflejo de la profunda crisis de identidad que atraviesa el partido. ¿Será que el PLN logrará encontrar un equilibrio entre su pasado glorioso y su anhelo de renovación, o seguirá sumido en la incertidumbre y la división? Compas, díganme ustedes: ¿creen que la exclusión de Arias y Figueres será el detonante de una ruptura irreconciliable dentro del PLN, o simplemente se tratará de un episodio más en la larga y accidentada historia del partido?