¡Ay, patojo! Quién se imaginaría que unos poemas podrían estar moviendo la vara sobre cómo entendemos la manzanía acá en Costa Rica. Resulta que Marilyn Batista Márquez, una escritora que no anda con rodeos, lanzó un librito llamado 'Machos' que está poniendo a pensar a más de uno. No se trata de canciones de amor a los varones, ¡ni mucho menos!, sino de ver cómo algunos animales muestran un lado más suave, más cuidador, que desafía lo que siempre nos han contado.
La cosa es así: el libro junta cuarenta historias de animales –desde pavos reales hasta pingüinos– que dan cátedra en paternidad. Imagínate, el macho se queda cuidando los huevos, alimentando a los polluelos, jugando con ellos... ¡Un brete! Batista Márquez transforma esas observaciones científicas en versos que te llegan al alma, y eso sí que es original. No pretende ser una solución mágica a todos nuestros problemas, pero sí abre la puerta a una conversación necesaria.
Verny Montoya Delgado, el jefe de la editorial D3, fue claro: “No estamos buscando justificar lo injustificable, ni decir que cuidar de los hijos es lo único que importa. Lo que queremos es usar la poesía para cuestionar esos viejos esquemas de masculinidad que nos quieren vender como ‘el hombre proveedor, el fuerte, el que domina’. Necesitamos hombres que compartan responsabilidades, que sean capaces de mostrar emociones, de jugar con sus hijos, de apoyar a sus parejas.” Suena a discurso progresista, sí, pero la realidad es que todavía hay mucho que cambiar por acá.
Y no es solo una cuestión de teoría. Según el Colegio de Biólogos de Costa Rica, liderado por Anny Chaves Quirós, la investigación detrás del libro es sólida. Explican que estudiar cómo otras especies manejan la crianza nos puede enseñar valiosas lecciones. “Ver cómo los machos de algunas aves o mamíferos contribuyen activamente al cuidado de las crías nos muestra que la paternidad no es exclusiva de las hembras,” dijo Chaves. Parece que la naturaleza nos está dando una lección de vida, diay.
El lanzamiento del libro coincidió justo con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y eso no fue casualidad. Batista Márquez quiere recordarnos que la lucha por la igualdad va más allá de prohibir la violencia física; implica transformar mentalidades, romper estereotipos y construir nuevos modelos de masculinidad. En fin, es ponerle empeño a ese cambio cultural que tanto necesitamos.
En los poemas, la autora juega con la idea de poner a los animales como si fueran humanos, mostrando comportamientos que nos resultan sorprendentes y, a la vez, esperanzadores. No idealiza a estos machos, sino que los presenta como ejemplos posibles, como un camino diferente al que nos han enseñado. Y ahí radica la verdadera magia del libro: no busca respuestas fáciles, sino que invita a la reflexión y al diálogo.
Algunos críticos ya han dicho que el libro es demasiado optimista, que ignora la realidad de la violencia y el machismo arraigado en nuestra sociedad. Pero Batista Márquez responde a eso diciendo que su objetivo no es negar los problemas, sino ofrecer alternativas. “Si seguimos enfocándonos solo en lo negativo, nunca vamos a avanzar,” afirma. Y quizás tenga razón. A veces, necesitamos un poco de esperanza, un rayito de luz que ilumine el camino hacia un futuro más equitativo. Además, ¡qué chiva es ver a un macho canguro cargando a su bebé en el bolsillo! Ese tipo de imágenes quedan grabadas en la mente.
Ahora me pregunto, ¿cree usted que este tipo de iniciativas pueden realmente contribuir a cambiar la forma en que los hombres conciben su rol en la sociedad costarricense, o es solo un gesto simbólico? Dejen sus opiniones en el foro, ¡quiero saber qué piensa mi gente!
La cosa es así: el libro junta cuarenta historias de animales –desde pavos reales hasta pingüinos– que dan cátedra en paternidad. Imagínate, el macho se queda cuidando los huevos, alimentando a los polluelos, jugando con ellos... ¡Un brete! Batista Márquez transforma esas observaciones científicas en versos que te llegan al alma, y eso sí que es original. No pretende ser una solución mágica a todos nuestros problemas, pero sí abre la puerta a una conversación necesaria.
Verny Montoya Delgado, el jefe de la editorial D3, fue claro: “No estamos buscando justificar lo injustificable, ni decir que cuidar de los hijos es lo único que importa. Lo que queremos es usar la poesía para cuestionar esos viejos esquemas de masculinidad que nos quieren vender como ‘el hombre proveedor, el fuerte, el que domina’. Necesitamos hombres que compartan responsabilidades, que sean capaces de mostrar emociones, de jugar con sus hijos, de apoyar a sus parejas.” Suena a discurso progresista, sí, pero la realidad es que todavía hay mucho que cambiar por acá.
Y no es solo una cuestión de teoría. Según el Colegio de Biólogos de Costa Rica, liderado por Anny Chaves Quirós, la investigación detrás del libro es sólida. Explican que estudiar cómo otras especies manejan la crianza nos puede enseñar valiosas lecciones. “Ver cómo los machos de algunas aves o mamíferos contribuyen activamente al cuidado de las crías nos muestra que la paternidad no es exclusiva de las hembras,” dijo Chaves. Parece que la naturaleza nos está dando una lección de vida, diay.
El lanzamiento del libro coincidió justo con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y eso no fue casualidad. Batista Márquez quiere recordarnos que la lucha por la igualdad va más allá de prohibir la violencia física; implica transformar mentalidades, romper estereotipos y construir nuevos modelos de masculinidad. En fin, es ponerle empeño a ese cambio cultural que tanto necesitamos.
En los poemas, la autora juega con la idea de poner a los animales como si fueran humanos, mostrando comportamientos que nos resultan sorprendentes y, a la vez, esperanzadores. No idealiza a estos machos, sino que los presenta como ejemplos posibles, como un camino diferente al que nos han enseñado. Y ahí radica la verdadera magia del libro: no busca respuestas fáciles, sino que invita a la reflexión y al diálogo.
Algunos críticos ya han dicho que el libro es demasiado optimista, que ignora la realidad de la violencia y el machismo arraigado en nuestra sociedad. Pero Batista Márquez responde a eso diciendo que su objetivo no es negar los problemas, sino ofrecer alternativas. “Si seguimos enfocándonos solo en lo negativo, nunca vamos a avanzar,” afirma. Y quizás tenga razón. A veces, necesitamos un poco de esperanza, un rayito de luz que ilumine el camino hacia un futuro más equitativo. Además, ¡qué chiva es ver a un macho canguro cargando a su bebé en el bolsillo! Ese tipo de imágenes quedan grabadas en la mente.
Ahora me pregunto, ¿cree usted que este tipo de iniciativas pueden realmente contribuir a cambiar la forma en que los hombres conciben su rol en la sociedad costarricense, o es solo un gesto simbólico? Dejen sus opiniones en el foro, ¡quiero saber qué piensa mi gente!