Pues la verdad es que no se puede conta un sistema legal tan arbitrario, donde la Sal IV se mete donde no debe.
En primer lugar, y para que entiendan los ignorantes, aquí hay tres actores clarametne distintos: El Gobierno; JAPDEVA como Institución Autónoma a cargo de los puertos del Caribe; y el Sindicato de trabajadores de JAPDEVA (SINTRAJAP).
Lo que hizo al Sala IV fue meterse en un pleito al interior de SINTRAJAP. Es decir, dirimir un diferendo entre un grupo de trabajadores de la junta depuesta (donde pertenece Ronald Blear) y los miembros de la actual junta.
Ese es el pleito que vino a dirimir la Sala IV: no entre el gobierno y el sindicato, sino entre 2 entes o grupos privados. Lo que dice la Sala IV es que la remoción de Blear, por supuestos cuestionamientos de la nueva junta, equivalía a una sanción previa a la investigación. Por ende deben ser restituídos.
Eso no tiene ni pies ni cabeza. Es como si Miguel Angel Rodríguez se hubiera negado a renunciar como Secretario General de la OEA, diciendo que hasta que le hubieran descubierto algún delito, dejaría el puesto. Su actitud fue más valiente y vino a enfrentar los cargos. Que por cierto, de haber actuado como Blear, hubiera sido Secretario General por todo el período que le tocaba.
Lo que la Sala IV está diciendo es que el destituir una junta directiva por los trabajadores de la misma, cuando se tienen cuestionameintos, y cuando la junta ha hecho lo imposible para no convocar una Asamblea General, equivale a un castigo previo.
Pero si esto fuera la razón, qué hay de la previsión de alejar a las personas cuestionadas de puestos de control, para evitar que sigan haciendo algo malo, o incluso cubrir sus supuestos delitos?
Pero incluso si Blear y compañía fueran inocentes, su destitución de la junta directiva de JAPDEVA no significó ningún atropello a sus derechos: si se considera ahora que es derecho recibir salario y no trabajar. Siguieron siendo trabajadores de JAPDEVA, con todos sus derechos. Sólo que ahora tenían que mostrar que trabajaban.
La Junta que los depuso tampoco tomó a Blear y su gente y la secuestró, o la encerró en algún lugar. Fueron ellos más bien, en atropello de la ley, los que se negaron a entregar la sede del Sindicato e hicieron el patético espectáculo de presentar al unísono licencias de salud, por depresión y anorexia.
Esto es un compelto absurdo y una estupidez.
A como están las cosas, Habrá que ver que sucede con la actual Convención Colectiva. La anterior venció en 2009. Sólo queda la actual, negociada con la Junta depuesta.
Para mí, lo que el Gobierno y JAPDEVA deben hacer es decir que negociaron de buena fe con los que en ese momento eran representantes sindicales de los trabajdores de JAPDEVA y seguir con la licitación. Y que dan la bienvenida a Blear a la mesa de negociación y felicitarlo por su victoria en los tribunales.