Debemos exponer acerca de los desatinos en los viajes y las políticas mediáticas. Pocos gobiernos han viajado tanto y conseguido tan poco. La inversión extranjera fue raquítica y rompió con la tendencia de los gobiernos anteriores. Tal aspecto resulta nocivo si pensamos otra vez el tópico del desempleo. A nivel de medios podemos constatar una excesiva presencia del Ejecutivo, desde luego los canales de televisión no regalan sus espacios, por tanto se ha gastado grandes cantidades en la difusión propagandística gubernamental. A niveles macroeconómicos esas cifras son si acaso simbólicas, pero lo correcto es predicar con el ejemplo y no recetar más impuestos al tiempo que se gasta dinerales en anuncios. He aquí una incoherencia más del PAC, partido cuyas promesas cayeron como castillo de naipes durante estos años…
Sumado a lo anterior puede referirse la errática política externa. Fue un capítulo para el olvido el desplante al presidente Temer. Dicho mandatario subió al poder no mediante un golpe de Estado, sino gracias a una posibilidad legal, contenida por la constitución brasileña. Pero se optó por hacerle el juego al ALBA. Dentro de esta misma línea, la reacción frente al irrespeto a derechos humanos por parte de Maduro fue tardía. Al inicio se enarboló el principio de respetar la soberanía venezolana; este argumento, dicho sea de paso, fue también el del Frente Amplio. Rectificó la postura nacional el canciller González, quien recordemos no creció en el terreno del PAC, sino en el del PUSC.
Además la rectificación fue tardía. Ayudó la crítica y la denuncia de diputados como Natalia Díaz y Ronny Monge.
Costa Rica a nivel histórico ha defendido derechos humanos. Apoyó la lucha contra Somoza, luego denunció los abusos del posterior régimen sandinista y acogió a los pueblos centroamericanos que huían de las guerras. Luego vino el Tratado de Paz de Esquipulas. En los años noventa recibió a los refugiados peruanos y colombianos. En este contexto, representa una acción muy negativa, descarrilada y contraproducente el no denunciar al gobierno venezolano desde un inicio, máxime cuando otros gobiernos democráticos si lo hicieron.
Dadas las reflexiones cabe una primera conclusión: no debemos votar por quien relativiza los valores democráticos y gobierna de forma tan ineficiente. No conviene la continuidad de un partido que no evidencia capacidad para gobernar y atender problemas apremiantes.
Constituye tremenda tontería creer que todo cambio es positivo. Por supuesto que la corrupción representa un mal repudiable que debe ser extirpado, pero no se logrará esto mediante fórmulas fáciles y programas de gobierno endebles. Además el PAC ya tiene cuestionamientos muy serios, recordemos el Cementazo, tengámoslo presente, no alivianemos su gravedad. Digamos no a la continuidad de un cambio malo, de un cambio que decepcionó a todo el país, ¡que los de ese cambio se vayan en mayo!
Carlos Alvarado no cuenta con gabinete para gobernar más allá de los actuales jerarcas de la Administración Solís Rivera. Podemos anticipar problemas nuevos y mayores por tal razón. El país no puede seguir estancado cuatro años más, no soporta cuatro años más de déficit fiscal y de desempleo rampante. Seamos responsables con el país. No votemos por el Partido Acción Ciudadana.
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