¡Ay, Dios mío, qué chimba! Puntarenas se prende fuego con la celebración de sus raíces chinas. 170 años de inmigrantes que le dieron sabor, color y mucho brete a esta provincia. Desde hace rato que la comunidad china acá es parte esencial de nosotros, y ahora lo estamos festejando a lo grande, con un rollo de actividades que ni se imaginan.
La Asociación China Puntarenense Chung Wah, que lleva 118 años –¡casi un siglo y dos décadas!, imagínense–, es la encargada de organizar todo este jaleo. Según cuentan los archivos, los primeros chinos llegaron a Punta en 1855, varones y mujeres buscando una vida mejor lejos de Asia. Imagínense, 32 valientes pisando suelo costarricense el 22 de mayo, seguido por otros 45 poco después. ¡Un montón de coraje! Se metieron de lleno en trabajos agrícolas y domésticos, y poco a poco fueron tejiendo su propia historia en la trama de Puntarenas.
Ahora, la Casa de la Cultura se ha convertido en el centro neurálgico de toda la celebración. Entre el 1 y el 15 de octubre, tendrán conferencias para aprender más sobre la cultura china, exposiciones de arte donde se lucen los talentos locales, proyecciones de películas que nos transportan a tierras lejanas, torneos de ping pong –¡esa vaina se pone seria!– y, por supuesto, un mercadito chino que promete deleitar nuestros paladares con sabores auténticos. ¡A prepararle el estómago!
Hernán Chan Olmazo, el presidente de la Asociación Chung Wah, me contó que esto va más allá de una simple fiesta. “Queremos demostrarle al mundo que la colonia china sigue viva y floreciente en Puntarenas,” me dijo, con un brillo especial en los ojos. “Y queremos compartir este legado con todos los costarricenses, porque es nuestro también.” Él mismo destacó la importancia de recordar la labor de estos antepasados que construyeron una comunidad sólida y trabajadora.
El 4 de octubre, a eso de las dos de la tarde, se vivirá un pasacalle monumental. Van a participar la Asociación China de Cañas, la de Santa Cruz, el grupo folclórico Cafore, el Colegio Benemérito José Martí… ¡una verdadera fiesta de culturas! También habrá mascaradas tradicionales, esas que dan escalofríos pero a la vez son súper divertidas. Luego, el 12 de octubre, el Mercadito Chino abrirá sus puertas a las diez de la mañana, con comida deliciosa y artesanías únicas. ¡Imagínate el olorcito de los dim sum recién hechos! La cimarrona del Benemérito Liceo José Martí asegurará que el ambiente esté siempre a tope.
Pero ojo, que esto no se queda ahí. Los organizadores han puesto mucho empeño para que estas actividades sean accesibles para todos. ¡Todo es gratis, mi gente! Así que no hay excusa para perderse esta oportunidad de conocer y valorar la riqueza cultural que nos legó la comunidad china. Que se preparen los guanacos, porque se viene un evento histórico que no se pueden perder. Este es el tipo de cosas que ponen a Costa Rica en el mapa, mostrando que somos una nación diversa y orgullosa de nuestras raíces.
Por supuesto, detrás de toda esta organización hay mucho esfuerzo y pasión. Voluntarios de todas las edades trabajan día y noche para que todo salga perfecto. Es un verdadero ejemplo de cómo la unión hace la fuerza. Me comentaron que muchos jóvenes están participando activamente, aprendiendo sobre sus orígenes y transmitiéndolos a las nuevas generaciones. ¡Eso sí que da esperanza!
En fin, Puntarenas se viste de gala para celebrar sus raíces chinas. Una conmemoración llena de tradición, sabor y alegría que nos invita a reflexionar sobre la diversidad cultural de nuestro país. Ahora dime tú, ¿qué significa para ti la influencia de las comunidades extranjeras en la construcción de la identidad costarricense y cuál crees que debería ser el papel del Estado para proteger y promover este patrimonio?
La Asociación China Puntarenense Chung Wah, que lleva 118 años –¡casi un siglo y dos décadas!, imagínense–, es la encargada de organizar todo este jaleo. Según cuentan los archivos, los primeros chinos llegaron a Punta en 1855, varones y mujeres buscando una vida mejor lejos de Asia. Imagínense, 32 valientes pisando suelo costarricense el 22 de mayo, seguido por otros 45 poco después. ¡Un montón de coraje! Se metieron de lleno en trabajos agrícolas y domésticos, y poco a poco fueron tejiendo su propia historia en la trama de Puntarenas.
Ahora, la Casa de la Cultura se ha convertido en el centro neurálgico de toda la celebración. Entre el 1 y el 15 de octubre, tendrán conferencias para aprender más sobre la cultura china, exposiciones de arte donde se lucen los talentos locales, proyecciones de películas que nos transportan a tierras lejanas, torneos de ping pong –¡esa vaina se pone seria!– y, por supuesto, un mercadito chino que promete deleitar nuestros paladares con sabores auténticos. ¡A prepararle el estómago!
Hernán Chan Olmazo, el presidente de la Asociación Chung Wah, me contó que esto va más allá de una simple fiesta. “Queremos demostrarle al mundo que la colonia china sigue viva y floreciente en Puntarenas,” me dijo, con un brillo especial en los ojos. “Y queremos compartir este legado con todos los costarricenses, porque es nuestro también.” Él mismo destacó la importancia de recordar la labor de estos antepasados que construyeron una comunidad sólida y trabajadora.
El 4 de octubre, a eso de las dos de la tarde, se vivirá un pasacalle monumental. Van a participar la Asociación China de Cañas, la de Santa Cruz, el grupo folclórico Cafore, el Colegio Benemérito José Martí… ¡una verdadera fiesta de culturas! También habrá mascaradas tradicionales, esas que dan escalofríos pero a la vez son súper divertidas. Luego, el 12 de octubre, el Mercadito Chino abrirá sus puertas a las diez de la mañana, con comida deliciosa y artesanías únicas. ¡Imagínate el olorcito de los dim sum recién hechos! La cimarrona del Benemérito Liceo José Martí asegurará que el ambiente esté siempre a tope.
Pero ojo, que esto no se queda ahí. Los organizadores han puesto mucho empeño para que estas actividades sean accesibles para todos. ¡Todo es gratis, mi gente! Así que no hay excusa para perderse esta oportunidad de conocer y valorar la riqueza cultural que nos legó la comunidad china. Que se preparen los guanacos, porque se viene un evento histórico que no se pueden perder. Este es el tipo de cosas que ponen a Costa Rica en el mapa, mostrando que somos una nación diversa y orgullosa de nuestras raíces.
Por supuesto, detrás de toda esta organización hay mucho esfuerzo y pasión. Voluntarios de todas las edades trabajan día y noche para que todo salga perfecto. Es un verdadero ejemplo de cómo la unión hace la fuerza. Me comentaron que muchos jóvenes están participando activamente, aprendiendo sobre sus orígenes y transmitiéndolos a las nuevas generaciones. ¡Eso sí que da esperanza!
En fin, Puntarenas se viste de gala para celebrar sus raíces chinas. Una conmemoración llena de tradición, sabor y alegría que nos invita a reflexionar sobre la diversidad cultural de nuestro país. Ahora dime tú, ¿qué significa para ti la influencia de las comunidades extranjeras en la construcción de la identidad costarricense y cuál crees que debería ser el papel del Estado para proteger y promover este patrimonio?
