¡Ay, Dios mío! Este mae sí que sabe disfrutar la vida. José María Caamaño nos mandó esta postal desde Los Ángeles de San Ramón que te levanta el ánimo hasta en el día más gris. Un turista alemán, con cara de felicidad pura, buscando dónde echarse unos buenos gallitos con queso y natilla, ¡eso sí que es vivir a lo tico!
Parece que nuestro amigo europeo llegó al pueblo con la misión de probar toda la comida tradicional costarricense, y vaya que le está poniendo empeño. Según comentan los lugareños, ha andado recorriendo todos los sodas y pulperías del lugar, preguntando qué es lo más rico y aprendiendo a decir “pura vida” con acento alemán – ¡una combinación única, diay!
Caamaño, que siempre está atento a las cosas buenas que pasan en el cantón, capturó este momento justo cuando el turista estaba indeciso entre un plato de arroz con frijoles y un casado completo. La mirada de concentración, la sonrisa, el ambiente tranquilo... ¡todo perfecto! Dice que el señor se llama Klaus y que vino de vacaciones para conocer la cultura costarricense.
Y no es para menos, ¿eh? San Ramón tiene mucho que ofrecer: paisajes increíbles, gente amable y, por supuesto, una gastronomía que te hace agua la boca. Desde acá enviamos un saludo gigante a Klaus y esperamos que siga disfrutando de nuestra Pura Vida, probando todas esas cositas ricas que tenemos para compartir. ¡Que aproveche!
Esta escena, más allá de ser una simple foto, refleja cómo el turismo puede enriquecer nuestras comunidades y conectar a personas de diferentes culturas. Ver a alguien tan emocionado por nuestros platos típicos, por la tranquilidad de nuestros pueblos… ¡qué carga de orgullo nos da! Demuestra que estamos haciendo bien las cosas y que hay mucho potencial para seguir creciendo como destino turístico sostenible.
Pero ojo, que esto no significa que debamos conformarnos. Siempre hay espacio para mejorar, para cuidar aún más nuestro medio ambiente, para fortalecer nuestras tradiciones y para recibir a los visitantes con la calidez que nos caracteriza. Recordemos que el turismo es una oportunidad para mostrarle al mundo lo mejor de Costa Rica, y eso implica responsabilidad y compromiso con nuestro patrimonio cultural y natural.
En fin, esta historia de Klaus nos recuerda que las mejores experiencias suelen estar en las cosas simples: una buena comida compartida, una conversación agradable, un paisaje hermoso. No necesitamos irnos lejos para encontrar la felicidad; ella está aquí, a nuestro alrededor, esperando a ser descubierta. Así que la próxima vez que sientas estrés o estés pasando por un mal rato, acuérdate de Klaus, el turista alemán que encontró la Pura Vida en un humilde soda de San Ramón.
Ahora, cuéntenme: ¿cuál es su platillo típico favorito para recomendar a un turista que visita Costa Rica por primera vez? ¿Y qué les parece que deberíamos hacer para aprovechar aún más el potencial del turismo rural en nuestro país?
Parece que nuestro amigo europeo llegó al pueblo con la misión de probar toda la comida tradicional costarricense, y vaya que le está poniendo empeño. Según comentan los lugareños, ha andado recorriendo todos los sodas y pulperías del lugar, preguntando qué es lo más rico y aprendiendo a decir “pura vida” con acento alemán – ¡una combinación única, diay!
Caamaño, que siempre está atento a las cosas buenas que pasan en el cantón, capturó este momento justo cuando el turista estaba indeciso entre un plato de arroz con frijoles y un casado completo. La mirada de concentración, la sonrisa, el ambiente tranquilo... ¡todo perfecto! Dice que el señor se llama Klaus y que vino de vacaciones para conocer la cultura costarricense.
Y no es para menos, ¿eh? San Ramón tiene mucho que ofrecer: paisajes increíbles, gente amable y, por supuesto, una gastronomía que te hace agua la boca. Desde acá enviamos un saludo gigante a Klaus y esperamos que siga disfrutando de nuestra Pura Vida, probando todas esas cositas ricas que tenemos para compartir. ¡Que aproveche!
Esta escena, más allá de ser una simple foto, refleja cómo el turismo puede enriquecer nuestras comunidades y conectar a personas de diferentes culturas. Ver a alguien tan emocionado por nuestros platos típicos, por la tranquilidad de nuestros pueblos… ¡qué carga de orgullo nos da! Demuestra que estamos haciendo bien las cosas y que hay mucho potencial para seguir creciendo como destino turístico sostenible.
Pero ojo, que esto no significa que debamos conformarnos. Siempre hay espacio para mejorar, para cuidar aún más nuestro medio ambiente, para fortalecer nuestras tradiciones y para recibir a los visitantes con la calidez que nos caracteriza. Recordemos que el turismo es una oportunidad para mostrarle al mundo lo mejor de Costa Rica, y eso implica responsabilidad y compromiso con nuestro patrimonio cultural y natural.
En fin, esta historia de Klaus nos recuerda que las mejores experiencias suelen estar en las cosas simples: una buena comida compartida, una conversación agradable, un paisaje hermoso. No necesitamos irnos lejos para encontrar la felicidad; ella está aquí, a nuestro alrededor, esperando a ser descubierta. Así que la próxima vez que sientas estrés o estés pasando por un mal rato, acuérdate de Klaus, el turista alemán que encontró la Pura Vida en un humilde soda de San Ramón.
Ahora, cuéntenme: ¿cuál es su platillo típico favorito para recomendar a un turista que visita Costa Rica por primera vez? ¿Y qué les parece que deberíamos hacer para aprovechar aún más el potencial del turismo rural en nuestro país?