¡Ay, Dios mío, qué sorpresa nos cayó! Resulta que el mismísimo Donald Trump, ese mae que parecía querer hacernos la bronca, ahora nos regala una alegría descomunal al quitarle los aranceles al café, la piña y el banano. ¿Se imaginan eso? Después de tanto rollo con esas medidas proteccionistas, resulta que la inflación en Estados Unidos le pegó duro y tuvieron que voltear a ver hacia acá, a Costa Rica, para conseguir esos productos a precios decentes.
La verdad, esto era un verdadero brete para nuestros productores. Tenían que lidiar con esos impuestos extra que encarecían mucho la competencia en el mercado gringo. Muchos pequeños agricultores estaban a punto de tirar la toalla, imagínense el pinchazo que les daba saber que sus productos tenían que pagar encima por entrar a ese país. Era una maraña de trámites y costos que amenazaba con mandar al traste años de esfuerzo.
Según los expertos, la inflación en Estados Unidos se había salido de control. El precio del café, por ejemplo, había subido un 20% entre agosto y septiembre. Ese aumento en los alimentos afectó directo al bolsillo de la gente, y con las elecciones acercándose, la Casa Blanca no podía permitirse tener a la población enojada. Entonces, decidieron cambiar el chip y buscar soluciones, y parece que la respuesta estaba justo aquí, en nuestra tierra fértil.
El decreto de emergencia firmado por Trump, aunque no elimina todos los aranceles, sí crea una especie de “lista blanca” de productos que Estados Unidos no produce ni puede producir en cantidades suficientes. Y ahí, señores, aparecen el café, la piña, el banano, los aguacates, los tomates, los mangos, los cocos... ¡prácticamente todo lo que cultivamos con tanto cariño! Es como si nos estuvieran diciendo ‘ok, ustedes hacen esto muy bien, déjenme comprarles sin problemas’.
Esto no solo beneficia a Costa Rica, sino a toda la región. Argentina, Ecuador, El Salvador y Guatemala también se llevan un buen respiro porque ellos también son grandes productores de estos mismos insumos. Todos ganamos, y eso siempre hay que celebrarlo, diay. Que bueno que a veces el mundo pone los ojos en nuestras fortalezas y decide apoyarnos. Esto es más que un simple acuerdo comercial; es una muestra de confianza en el potencial de Centroamérica.
Para el sector exportador, esta noticia es una bocanada de aire fresco. Se eliminó una barrera de costos que estaba frenando el crecimiento y abre paso a nuevas oportunidades en el mercado estadounidense. Much@s analistas creen que esto podría impulsar la demanda de productos ticos, generando empleos e ingresos para miles de familias. Es un momento para celebrar y ponerle empeño a la producción, porque ahora tenemos un aliado importante de nuestro lado.
Pero ojo, no nos pongamos a bailar coligay aún. Aunque esto es súper positivo, hay que estar pendientes de cómo evolucionará la situación política en Estados Unidos y cómo podrían afectar futuras decisiones comerciales. Recordemos que Trump es conocido por sus cambios de opinión, y no queremos llevarnos ninguna decepción. Hay que aprovechar este momento, fortalecer nuestra economía y diversificar nuestros mercados para evitar depender demasiado de un solo país.
En fin, ¡qué tremenda bendición! Parece que el destino nos puso de espaldas a la fortuna, y ahora estamos recibiendo un regalo inesperado. Pero, ¿cree usted que esta repentina apertura comercial por parte de Estados Unidos es genuina o simplemente una estrategia electoral de cara a las próximas elecciones?
La verdad, esto era un verdadero brete para nuestros productores. Tenían que lidiar con esos impuestos extra que encarecían mucho la competencia en el mercado gringo. Muchos pequeños agricultores estaban a punto de tirar la toalla, imagínense el pinchazo que les daba saber que sus productos tenían que pagar encima por entrar a ese país. Era una maraña de trámites y costos que amenazaba con mandar al traste años de esfuerzo.
Según los expertos, la inflación en Estados Unidos se había salido de control. El precio del café, por ejemplo, había subido un 20% entre agosto y septiembre. Ese aumento en los alimentos afectó directo al bolsillo de la gente, y con las elecciones acercándose, la Casa Blanca no podía permitirse tener a la población enojada. Entonces, decidieron cambiar el chip y buscar soluciones, y parece que la respuesta estaba justo aquí, en nuestra tierra fértil.
El decreto de emergencia firmado por Trump, aunque no elimina todos los aranceles, sí crea una especie de “lista blanca” de productos que Estados Unidos no produce ni puede producir en cantidades suficientes. Y ahí, señores, aparecen el café, la piña, el banano, los aguacates, los tomates, los mangos, los cocos... ¡prácticamente todo lo que cultivamos con tanto cariño! Es como si nos estuvieran diciendo ‘ok, ustedes hacen esto muy bien, déjenme comprarles sin problemas’.
Esto no solo beneficia a Costa Rica, sino a toda la región. Argentina, Ecuador, El Salvador y Guatemala también se llevan un buen respiro porque ellos también son grandes productores de estos mismos insumos. Todos ganamos, y eso siempre hay que celebrarlo, diay. Que bueno que a veces el mundo pone los ojos en nuestras fortalezas y decide apoyarnos. Esto es más que un simple acuerdo comercial; es una muestra de confianza en el potencial de Centroamérica.
Para el sector exportador, esta noticia es una bocanada de aire fresco. Se eliminó una barrera de costos que estaba frenando el crecimiento y abre paso a nuevas oportunidades en el mercado estadounidense. Much@s analistas creen que esto podría impulsar la demanda de productos ticos, generando empleos e ingresos para miles de familias. Es un momento para celebrar y ponerle empeño a la producción, porque ahora tenemos un aliado importante de nuestro lado.
Pero ojo, no nos pongamos a bailar coligay aún. Aunque esto es súper positivo, hay que estar pendientes de cómo evolucionará la situación política en Estados Unidos y cómo podrían afectar futuras decisiones comerciales. Recordemos que Trump es conocido por sus cambios de opinión, y no queremos llevarnos ninguna decepción. Hay que aprovechar este momento, fortalecer nuestra economía y diversificar nuestros mercados para evitar depender demasiado de un solo país.
En fin, ¡qué tremenda bendición! Parece que el destino nos puso de espaldas a la fortuna, y ahora estamos recibiendo un regalo inesperado. Pero, ¿cree usted que esta repentina apertura comercial por parte de Estados Unidos es genuina o simplemente una estrategia electoral de cara a las próximas elecciones?