¡Ay, dios mío, qué vaina! Resulta que el MEP anda tramitando un cambiacito gordo en la forma como le dan nota a los estudiantes. Ya no basta con sacar buen promedio en matemáticas y ciencias, ahora van a evaluar el comportamiento, ¡y hasta le van a poner número!
La idea, según el ministro Leonardo Sánchez, es devolverle la autoridad a los profes. Dice que ya no puede ser que los muchachos anden mandando, eligiendo qué tarea hacen y cuáles no. Suena bonito en teoría, pero muchos se preguntan si esto no va a terminar siendo otro lío.
¿Cómo funciona el plan? Pues parece que cada wey empieza el año con cien puntos en conducta. Y conforme se porten mal, los puntos van bajando. Faltas gordas podrían significar sacarlos del salón, ¡hasta perder el curso! Imagínate el drama, ¿eh?
Ahora bien, la definición de ‘falta’ aún está en pañales. Van a decidirlo en el Consejo Superior de Educación, así que todavía hay tiempo para que nos demos cuenta si esto es bueno o un relajo mayor. Dicen que tendrán categorías, desde cosas chiquitas hasta delitos graves... Pero, ¿quién define qué es grave y qué no?
Pero no todo son flores, porque la psicóloga Gabriela Garro Sáenz advierte que castigar no soluciona el problema de fondo. “Enfocarse solo en las medidas punitivas no resuelve el problema de fondo”, dice ella. Señala que los niños y jóvenes están pasando por momentos difíciles en casa y en la calle, y eso afecta su comportamiento.
Y es verdad, ¡qué pena decirlo! Se habla de bullying, ciberbullying, consumición de polvos, ‘vapeo’, ausentismo… Un panorama oscuro, vamos. Según Garro, los profes andan agobiados de papeleo y no tienen tiempo de apoyar a los estudiantes en temas de conducta. Necesitamos más consejeros escolares y programas de apoyo familiar, ¡ya pasó de moda andar regañando!
Además, muchos padres están desconectados de sus hijos, pensando que encierrarlos en clases arregla todo. Pero ahí radica el problema. Hay que sentarse a conversar, enseñar valores, dar el ejemplo… Cosas sencillas, pero que parecen imposibles hoy en día. Que no solo sirvan las amenazas y las suspensiones, ¡eso no sirve de mucho!
En fin, esta vaina pinta complicada, ¿verdad? Será interesante ver cómo se desarrolla esta historia y qué impacto tendrá en nuestros muchachos. Ahora me pregunto, ¿ustedes creen que ponerle nota a la conducta realmente va a mejorar el ambiente en las escuelas, o simplemente vamos a crear otra fuente de estrés para los estudiantes y sus familias? Déjenme saber sus opiniones en los comentarios, ¡quiero leerlas!
La idea, según el ministro Leonardo Sánchez, es devolverle la autoridad a los profes. Dice que ya no puede ser que los muchachos anden mandando, eligiendo qué tarea hacen y cuáles no. Suena bonito en teoría, pero muchos se preguntan si esto no va a terminar siendo otro lío.
¿Cómo funciona el plan? Pues parece que cada wey empieza el año con cien puntos en conducta. Y conforme se porten mal, los puntos van bajando. Faltas gordas podrían significar sacarlos del salón, ¡hasta perder el curso! Imagínate el drama, ¿eh?
Ahora bien, la definición de ‘falta’ aún está en pañales. Van a decidirlo en el Consejo Superior de Educación, así que todavía hay tiempo para que nos demos cuenta si esto es bueno o un relajo mayor. Dicen que tendrán categorías, desde cosas chiquitas hasta delitos graves... Pero, ¿quién define qué es grave y qué no?
Pero no todo son flores, porque la psicóloga Gabriela Garro Sáenz advierte que castigar no soluciona el problema de fondo. “Enfocarse solo en las medidas punitivas no resuelve el problema de fondo”, dice ella. Señala que los niños y jóvenes están pasando por momentos difíciles en casa y en la calle, y eso afecta su comportamiento.
Y es verdad, ¡qué pena decirlo! Se habla de bullying, ciberbullying, consumición de polvos, ‘vapeo’, ausentismo… Un panorama oscuro, vamos. Según Garro, los profes andan agobiados de papeleo y no tienen tiempo de apoyar a los estudiantes en temas de conducta. Necesitamos más consejeros escolares y programas de apoyo familiar, ¡ya pasó de moda andar regañando!
Además, muchos padres están desconectados de sus hijos, pensando que encierrarlos en clases arregla todo. Pero ahí radica el problema. Hay que sentarse a conversar, enseñar valores, dar el ejemplo… Cosas sencillas, pero que parecen imposibles hoy en día. Que no solo sirvan las amenazas y las suspensiones, ¡eso no sirve de mucho!
En fin, esta vaina pinta complicada, ¿verdad? Será interesante ver cómo se desarrolla esta historia y qué impacto tendrá en nuestros muchachos. Ahora me pregunto, ¿ustedes creen que ponerle nota a la conducta realmente va a mejorar el ambiente en las escuelas, o simplemente vamos a crear otra fuente de estrés para los estudiantes y sus familias? Déjenme saber sus opiniones en los comentarios, ¡quiero leerlas!
