¡Ay, Dios mío! Resulta que en Estados Unidos, donde ya tienen suficientes cosas de qué preocuparse, ahora se armaron los cabezazos por… la tipografía. Sí, señores, por las letritas con las que escriben los correos y los documentos. Parece que Marco Rubio, el secretario, decidió que la Calibri era demasiado moderna y que necesitaba regresar a la Times New Roman. ¡Imagínate el diay! ¿En serio vamos a discutirle eso a los diplomáticos?
Todo comenzó cuando, allá por el 2023, el gobierno anterior –cuando todavía mandaban otros– implementó el cambio a Calibri, argumentando que era más accesible para gente con dislexia o problemas de visión. Las letras más redondas y con más espacio, supuestamente ayudan a leerlo mejor. Pero parece que a Rubio, con toda su pinta de formalista, no le gustó ni un poco esa idea. Lo considera una muestra de esas políticas de ‘diversidad’ que, según él, no sirven para nada.
Y ahí va el memo, con asunto de 'Regreso a la Tradición', requiriendo a todos los funcionarios del Departamento de Estado a usar Times New Roman tamaño 14. Afirma que la tipografía, agárrense, ¡moldea cómo se percibe la importancia de los documentos! Como si la letra fuera a hacer que un tratado internacional sea más convincente. ¡Pero bueno, cada quien con sus manías!
En el comunicado, Rubio básicamente dice que el cambio a Calibri fue un error garrafal, un despiche total que solo sirvió para “degradar la correspondencia oficial”. Se nota que le gusta sonar importante, usando palabritas complicadas para decir que la letra se veía fea. Ya saben, ese estilo típico de políticos que creen que impresionar con el vocabulario soluciona todos los problemas.
Ahora bien, hablemos claro, esto de la tipografía es un chunche bastante menor comparado con otras crisis que enfrenta el mundo. Pero el hecho de que un funcionario de alto rango dedique tiempo y recursos a decidir cuál letra usar, demuestra hasta dónde llega la polarización ideológica en Estados Unidos. Es como si estuvieran peleando por el color de la cortina en medio de un terremoto.
Y ojo, porque este movimiento de Rubio viene de atrás. Desde que Trump volvió a jugar en casa, ha andado desmontando cualquier programa que tenga que ver con la DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión). Así que esto de la tipografía no es más que otra vara en la picota contra cualquier cosa que se considere ‘progresista’. Imagínatelo: en lugar de solucionar problemas reales, prefieren cambiar las letritas.
Nosotros acá en Costa Rica, que tenemos nuestras propias cosillas que resolver, nos queda aprender de esto. Porque aunque parezca algo insignificante, estas decisiones muestran las prioridades de un gobierno. ¿Se preocupan por mejorar la vida de la gente o por imponer su propia visión del mundo, aunque eso signifique discutirle a un diseñador gráfico cuál letra usar?
Y tú, ¿qué opinas? ¿Te parece un rollo que un secretario de Estado esté obsesionado con la tipografía, o crees que hay algo de razón en su argumento sobre la formalidad y el profesionalismo? ¡Déjanos tus comentarios en el foro y cuéntanos qué te parece esta torta!
Todo comenzó cuando, allá por el 2023, el gobierno anterior –cuando todavía mandaban otros– implementó el cambio a Calibri, argumentando que era más accesible para gente con dislexia o problemas de visión. Las letras más redondas y con más espacio, supuestamente ayudan a leerlo mejor. Pero parece que a Rubio, con toda su pinta de formalista, no le gustó ni un poco esa idea. Lo considera una muestra de esas políticas de ‘diversidad’ que, según él, no sirven para nada.
Y ahí va el memo, con asunto de 'Regreso a la Tradición', requiriendo a todos los funcionarios del Departamento de Estado a usar Times New Roman tamaño 14. Afirma que la tipografía, agárrense, ¡moldea cómo se percibe la importancia de los documentos! Como si la letra fuera a hacer que un tratado internacional sea más convincente. ¡Pero bueno, cada quien con sus manías!
En el comunicado, Rubio básicamente dice que el cambio a Calibri fue un error garrafal, un despiche total que solo sirvió para “degradar la correspondencia oficial”. Se nota que le gusta sonar importante, usando palabritas complicadas para decir que la letra se veía fea. Ya saben, ese estilo típico de políticos que creen que impresionar con el vocabulario soluciona todos los problemas.
Ahora bien, hablemos claro, esto de la tipografía es un chunche bastante menor comparado con otras crisis que enfrenta el mundo. Pero el hecho de que un funcionario de alto rango dedique tiempo y recursos a decidir cuál letra usar, demuestra hasta dónde llega la polarización ideológica en Estados Unidos. Es como si estuvieran peleando por el color de la cortina en medio de un terremoto.
Y ojo, porque este movimiento de Rubio viene de atrás. Desde que Trump volvió a jugar en casa, ha andado desmontando cualquier programa que tenga que ver con la DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión). Así que esto de la tipografía no es más que otra vara en la picota contra cualquier cosa que se considere ‘progresista’. Imagínatelo: en lugar de solucionar problemas reales, prefieren cambiar las letritas.
Nosotros acá en Costa Rica, que tenemos nuestras propias cosillas que resolver, nos queda aprender de esto. Porque aunque parezca algo insignificante, estas decisiones muestran las prioridades de un gobierno. ¿Se preocupan por mejorar la vida de la gente o por imponer su propia visión del mundo, aunque eso signifique discutirle a un diseñador gráfico cuál letra usar?
Y tú, ¿qué opinas? ¿Te parece un rollo que un secretario de Estado esté obsesionado con la tipografía, o crees que hay algo de razón en su argumento sobre la formalidad y el profesionalismo? ¡Déjanos tus comentarios en el foro y cuéntanos qué te parece esta torta!
