¡Ay, pata! Resulta que la otrora poderosa Ofelia Taitelbaum, la que defendía a los habitantitos, va a poder pasar el resto de su condena en la comodidad de su hogar. Después de casi dos años metidita en el CAI Vilma Curling, ahora tendrá la oportunidad de echarse unos machangazos en la cocina y ver novelitas sin prisas. Pero ojo, que esto no es un paseo pal parque, chunches.
Como recordaremos, Doña Ofelia cayó con estrepitoso golpe por un montón de cosillas turbias relacionadas con documentos falsos y unas varas que parecían tener más vueltas que un laberinto. El caso llegó hasta Casación, pero la justicia, a pesar de algunos intentos de maniobras legales, terminó confirmando la jugada. Al final, siete años y cinco meses, diay, un brete considerándoles todas esas trampas, tenía que pagar.
Pero ahora, gracias a unos dictámenes médicos que demostraron que doña Ofelia anda con padecimiento, el juzgado le ha dado luz verde para cumplir el resto de su castigo bajo arresto domiciliario. Esto significa que la mae no tendrá que sufrir el ambiente del centro penitenciario, pero tampoco se va a poder dar de bandida, ¡nada de eso! La jueza Carla Bonilla Ballestero puso algunas reglas bien claritas, pa’ que no se cree que está regalada la cosa.
Según la resolución, la señora Taitelbaum solo podrá salir de su casa para ir a trámite judicial o médico. ¡Y ni se le ocurra intentar quitarle el aparatito que le van a poner encima! Tiene que cuidarlo como si fuera el tesoro de la abuela, reportar cualquier fallita y asegurarse de que siempre tenga suficiente pila. Y si quiere pedir permiso para salir, tiene que avisarle a la Unidad de Monitoreo con al menos tres días de anticipación y justificarlo, eh... ¡con comprobante!
Además, está prohibido que se vaya del país. ¡Ni pensar en escaparse a tierras extranjeras! Y, por supuesto, no puede meterse en líos con la justicia. Que no se le ocurra cometer otro delito, porque si lo hace, ¡zas!, directo de vuelta a la cárcel. A ver, que nadie crea que la mae se va a salir con la suya. Están pendientes, maestre, muy pendientes.
Lo más curioso de todo es que, según los informes de psicología, la señora Taitelbaum parece haber agarrado la onda de la situación. Reconoce que anduvo equivocada, que le causó daño a la víctima, a la familia y a la sociedad. Dice que se siente mal por haber abusado de su posición para apoyar a otras personas en lugar de ayudar a la señorita Otárola, que fue la que detonó todo este mamotreto. Parece que el brete la hizo reflexionar un poquito, diay.
Los psicólogos y trabajadores sociales dicen que está abierta a recibir ayuda profesional para trabajar en sus valores y evitar caer en problemas otra vez. Aunque todavía hay camino por recorrer, parece que doña Ofelia está entendiendo la gravedad de sus acciones. Una vareta importante es que, según el informe, reconoce la culpa y acepta las consecuencias de sus actos, lo cual es un paso fundamental para su rehabilitación. Ya saben, que reconozca el mea culpa es medio complicado para algunos.
Ahora me pregunto, ¿creerán ustedes que esta medida de arresto domiciliario será suficiente para garantizar que Doña Ofelia cumpla su condena correctamente y realmente aprenda la lección? ¿O es demasiado permisivo dejar a una exdefensora tan controvertida libre en su casa, aunque sea vigilada electrónicamente? Déjenme sus opiniones, ¡quiero saber qué piensan ustedes al respecto!
Como recordaremos, Doña Ofelia cayó con estrepitoso golpe por un montón de cosillas turbias relacionadas con documentos falsos y unas varas que parecían tener más vueltas que un laberinto. El caso llegó hasta Casación, pero la justicia, a pesar de algunos intentos de maniobras legales, terminó confirmando la jugada. Al final, siete años y cinco meses, diay, un brete considerándoles todas esas trampas, tenía que pagar.
Pero ahora, gracias a unos dictámenes médicos que demostraron que doña Ofelia anda con padecimiento, el juzgado le ha dado luz verde para cumplir el resto de su castigo bajo arresto domiciliario. Esto significa que la mae no tendrá que sufrir el ambiente del centro penitenciario, pero tampoco se va a poder dar de bandida, ¡nada de eso! La jueza Carla Bonilla Ballestero puso algunas reglas bien claritas, pa’ que no se cree que está regalada la cosa.
Según la resolución, la señora Taitelbaum solo podrá salir de su casa para ir a trámite judicial o médico. ¡Y ni se le ocurra intentar quitarle el aparatito que le van a poner encima! Tiene que cuidarlo como si fuera el tesoro de la abuela, reportar cualquier fallita y asegurarse de que siempre tenga suficiente pila. Y si quiere pedir permiso para salir, tiene que avisarle a la Unidad de Monitoreo con al menos tres días de anticipación y justificarlo, eh... ¡con comprobante!
Además, está prohibido que se vaya del país. ¡Ni pensar en escaparse a tierras extranjeras! Y, por supuesto, no puede meterse en líos con la justicia. Que no se le ocurra cometer otro delito, porque si lo hace, ¡zas!, directo de vuelta a la cárcel. A ver, que nadie crea que la mae se va a salir con la suya. Están pendientes, maestre, muy pendientes.
Lo más curioso de todo es que, según los informes de psicología, la señora Taitelbaum parece haber agarrado la onda de la situación. Reconoce que anduvo equivocada, que le causó daño a la víctima, a la familia y a la sociedad. Dice que se siente mal por haber abusado de su posición para apoyar a otras personas en lugar de ayudar a la señorita Otárola, que fue la que detonó todo este mamotreto. Parece que el brete la hizo reflexionar un poquito, diay.
Los psicólogos y trabajadores sociales dicen que está abierta a recibir ayuda profesional para trabajar en sus valores y evitar caer en problemas otra vez. Aunque todavía hay camino por recorrer, parece que doña Ofelia está entendiendo la gravedad de sus acciones. Una vareta importante es que, según el informe, reconoce la culpa y acepta las consecuencias de sus actos, lo cual es un paso fundamental para su rehabilitación. Ya saben, que reconozca el mea culpa es medio complicado para algunos.
Ahora me pregunto, ¿creerán ustedes que esta medida de arresto domiciliario será suficiente para garantizar que Doña Ofelia cumpla su condena correctamente y realmente aprenda la lección? ¿O es demasiado permisivo dejar a una exdefensora tan controvertida libre en su casa, aunque sea vigilada electrónicamente? Déjenme sus opiniones, ¡quiero saber qué piensan ustedes al respecto!