¡Ay, pata! La cosa está caliente en el CCSS. Resulta que estamos con una bronca gorda de falta de anestesiólogos, llegando hasta los 99 profesionales según un reporte de la Auditoría Interna. Esto no es cualquier cosita, ¡es un problemón que nos afecta a to’os!
La verdad, la situación se puso así poco a poco. Parece que la formación de estos especialistas no anduvo al tanteo y ahora estamos pagando la factura. Las universidades – UCR, Ucimed, Unibe y UACA – no lograron formar suficiente gente para cubrir la demanda, y encima, muchos de los que sí terminan la carrera, se van corriendo al sector privado buscando mejores salarios y condiciones. ¡Un chuche que la CCSS difícilmente iguala!
Y ¿qué significa esto pa’ nosotros, los pacientes? Pues que los quirófanos se están quedando vacíos. Según los reportes, el Hospital Calderón Guardia tiene ocho quirófanos cerrados, el Hospital México tuvo 85 cierres en agosto, y el San Juan de Dios anda con uno o dos quirófanos inutilizados a diario. ¡Es una torta, vamos! Imaginen la pila de gente esperando por cirugías.
Según la Auditoría, eso se traduce en unas 199.453 personas con citas quirúrgicas postergadas. ¡Más de 199 mil comadres esperando! Y no es un simple retraso, hablamos de esperas que superan los 430 días para cosas tan esenciales como cirugías de ojos, huesos o urología. ¡Eso es irse al traste con la salud de la gente, diay!
El problema no es exclusivo de los hospitales capitalinos. También los centros regionales y periféricos están sintiendo el pinchazo. Desde Liberia hasta Nicoya, pasando por Upala y la Región Chorotega, los quirófanos están medio apagados por falta de anestesiólogos y personal de apoyo. ¡Qué sal! Hasta los hospitales de San Ramón, Golfito y Quepos tienen sus propios bretes con este tema.
Ahora bien, ¿por qué pasó esto? La Auditoría señala dos causas principales: la poca formación universitaria y la fuga de talentos. Como dijimos antes, las universidades no están produciendo los especialistas necesarios, y luego, los que salen, prefieren trabajar en clínicas privadas donde les pagan mejor y tienen mejores horarios. En mayo solamente, 14 anestesiólogos pusieron fin a su contrato con el CCSS… ¡una cifra alarmante!
Como era de esperar, toda esta demora y dificultad para acceder a las cirugías ha llevado a mucha gente a judicializar la situación. Ya hay un montón de recursos de amparo presentados ante los tribunales buscando que les atiendan con urgencia. ¡Ya se está poniendo fino, compa! Estamos viendo cómo la salud pública se va al traste por falta de planificación y gestión.
Definitivamente, esta es una vara bien complicada que tenemos que resolver pronto. La falta de anestesiólogos no solo afecta la atención médica, sino también la confianza de la gente en el sistema público. Entonces, pregunto: ¿Qué medidas creativas e innovadoras podemos implementar para retener a los anestesiólogos en el CCSS y asegurar que todos los costarricenses tengan acceso a una atención quirúrgica oportuna y de calidad?
La verdad, la situación se puso así poco a poco. Parece que la formación de estos especialistas no anduvo al tanteo y ahora estamos pagando la factura. Las universidades – UCR, Ucimed, Unibe y UACA – no lograron formar suficiente gente para cubrir la demanda, y encima, muchos de los que sí terminan la carrera, se van corriendo al sector privado buscando mejores salarios y condiciones. ¡Un chuche que la CCSS difícilmente iguala!
Y ¿qué significa esto pa’ nosotros, los pacientes? Pues que los quirófanos se están quedando vacíos. Según los reportes, el Hospital Calderón Guardia tiene ocho quirófanos cerrados, el Hospital México tuvo 85 cierres en agosto, y el San Juan de Dios anda con uno o dos quirófanos inutilizados a diario. ¡Es una torta, vamos! Imaginen la pila de gente esperando por cirugías.
Según la Auditoría, eso se traduce en unas 199.453 personas con citas quirúrgicas postergadas. ¡Más de 199 mil comadres esperando! Y no es un simple retraso, hablamos de esperas que superan los 430 días para cosas tan esenciales como cirugías de ojos, huesos o urología. ¡Eso es irse al traste con la salud de la gente, diay!
El problema no es exclusivo de los hospitales capitalinos. También los centros regionales y periféricos están sintiendo el pinchazo. Desde Liberia hasta Nicoya, pasando por Upala y la Región Chorotega, los quirófanos están medio apagados por falta de anestesiólogos y personal de apoyo. ¡Qué sal! Hasta los hospitales de San Ramón, Golfito y Quepos tienen sus propios bretes con este tema.
Ahora bien, ¿por qué pasó esto? La Auditoría señala dos causas principales: la poca formación universitaria y la fuga de talentos. Como dijimos antes, las universidades no están produciendo los especialistas necesarios, y luego, los que salen, prefieren trabajar en clínicas privadas donde les pagan mejor y tienen mejores horarios. En mayo solamente, 14 anestesiólogos pusieron fin a su contrato con el CCSS… ¡una cifra alarmante!
Como era de esperar, toda esta demora y dificultad para acceder a las cirugías ha llevado a mucha gente a judicializar la situación. Ya hay un montón de recursos de amparo presentados ante los tribunales buscando que les atiendan con urgencia. ¡Ya se está poniendo fino, compa! Estamos viendo cómo la salud pública se va al traste por falta de planificación y gestión.
Definitivamente, esta es una vara bien complicada que tenemos que resolver pronto. La falta de anestesiólogos no solo afecta la atención médica, sino también la confianza de la gente en el sistema público. Entonces, pregunto: ¿Qué medidas creativas e innovadoras podemos implementar para retener a los anestesiólogos en el CCSS y asegurar que todos los costarricenses tengan acceso a una atención quirúrgica oportuna y de calidad?