¡Ay, Dios mío! Se armó el quite en Boca Arenal de Cutris. La Fuerza Pública mandó a parar a una señora con una cantidad considerable de medicinas que, al parecer, venían de Nicaragua sin cumplir con ni siquiera el papeleo básico. Imagínate, tres mil unidades escondidas entre bolsos. Esto huele raro, varón, bien raro.
Según nos cuentan los oficiales, todo empezó con un simple patrullaje de rutina, esos que hacen para mantener el orden en la zona. Pero resultó que vieron a doña Lola Granja, una vecina de la zona, moviéndose como si tuviera miedo a que le vieran el brete. Cargando bolsos como si fueran oro y mirándose a todos lados. No sé ustedes, pero yo creo que ahí ya había algo turbio.
Al principio, doña Lola se puso toda nerviosa, tratando de evadir preguntas y sacando excusas. Pero los polis, que ya saben cómo va este juego, le pidieron los papeles y la hicieron abrir los bolsos. Ahí sí se les cayó el plato. Tres mil pastillas y jarabes de todo tipo, muchos de ellos sin etiqueta alguna, entrando al país por pasos ilegales. ¡Una verdadera torta!
Lo más curioso es que, según fuentes cercanas a la investigación –y eso se dice por ahí, porque nadie quiere hablar a voces–, parece que doña Lola era solo una mula, una pieza pequeña en un esquema mucho más grande. Algunos vecinos comentan que han visto camiones sospechosos circulando por Los Chiles, justo por donde dicen que entró la mercancía. ¡Qué sal! Parece que tenemos un problema serio entre manos.
Las autoridades ya remitieron los medicamentos al Área Rectora de Salud, donde los van a destruir para evitar que lleguen a manos equivocadas. Así que, bueno, al menos eso es positivo, no vaya a ser que alguien se haga daño comprando esas cosas peligrosas. El caso ya está en manos del Ministerio Público, quienes determinarán si hay otros implicados y cuál será el destino legal de doña Lola.
Ahora, esto me hace pensar en lo fácil que resulta pasar cosas así por nuestras fronteras. Tenemos guardias, sí, pero siempre hay agujeros por donde puede colar la gente. Yo creo que necesitamos revisar seriamente nuestros controles migratorios y fortalecer la coordinación entre la Policía y el Ministerio de Salud. Porque si esto le pasa a una señora con unos pocos bolsos, imagínate lo que podría estar pasando con cargamentos más grandes.
Muchos se preguntan qué tipo de medicamentos eran, y aunque las autoridades no han dado muchos detalles, algunos rumores hablan de antibióticos de venta libre, analgésicos fuertes e incluso algunos fármacos controlados. Lo cierto es que esta situación pone en evidencia la vulnerabilidad de nuestro sistema de salud y la facilidad con la que pueden ingresar productos ilegales al país. ¡Qué carga! Uno nunca sabe qué está tomando realmente.
En fin, esta historia deja varias preguntas flotando en el aire. ¿Quién está detrás de este negocio ilícito? ¿Cómo pudieron pasar tantos medicamentos sin ser detectados? ¿Estamos ante una red de tráfico de medicamentos organizada? ¿Y qué medidas tomará el gobierno para prevenir que estos hechos se repitan? ¡Díganme, compas del Foro, qué opinan ustedes sobre esta bronca?
Según nos cuentan los oficiales, todo empezó con un simple patrullaje de rutina, esos que hacen para mantener el orden en la zona. Pero resultó que vieron a doña Lola Granja, una vecina de la zona, moviéndose como si tuviera miedo a que le vieran el brete. Cargando bolsos como si fueran oro y mirándose a todos lados. No sé ustedes, pero yo creo que ahí ya había algo turbio.
Al principio, doña Lola se puso toda nerviosa, tratando de evadir preguntas y sacando excusas. Pero los polis, que ya saben cómo va este juego, le pidieron los papeles y la hicieron abrir los bolsos. Ahí sí se les cayó el plato. Tres mil pastillas y jarabes de todo tipo, muchos de ellos sin etiqueta alguna, entrando al país por pasos ilegales. ¡Una verdadera torta!
Lo más curioso es que, según fuentes cercanas a la investigación –y eso se dice por ahí, porque nadie quiere hablar a voces–, parece que doña Lola era solo una mula, una pieza pequeña en un esquema mucho más grande. Algunos vecinos comentan que han visto camiones sospechosos circulando por Los Chiles, justo por donde dicen que entró la mercancía. ¡Qué sal! Parece que tenemos un problema serio entre manos.
Las autoridades ya remitieron los medicamentos al Área Rectora de Salud, donde los van a destruir para evitar que lleguen a manos equivocadas. Así que, bueno, al menos eso es positivo, no vaya a ser que alguien se haga daño comprando esas cosas peligrosas. El caso ya está en manos del Ministerio Público, quienes determinarán si hay otros implicados y cuál será el destino legal de doña Lola.
Ahora, esto me hace pensar en lo fácil que resulta pasar cosas así por nuestras fronteras. Tenemos guardias, sí, pero siempre hay agujeros por donde puede colar la gente. Yo creo que necesitamos revisar seriamente nuestros controles migratorios y fortalecer la coordinación entre la Policía y el Ministerio de Salud. Porque si esto le pasa a una señora con unos pocos bolsos, imagínate lo que podría estar pasando con cargamentos más grandes.
Muchos se preguntan qué tipo de medicamentos eran, y aunque las autoridades no han dado muchos detalles, algunos rumores hablan de antibióticos de venta libre, analgésicos fuertes e incluso algunos fármacos controlados. Lo cierto es que esta situación pone en evidencia la vulnerabilidad de nuestro sistema de salud y la facilidad con la que pueden ingresar productos ilegales al país. ¡Qué carga! Uno nunca sabe qué está tomando realmente.
En fin, esta historia deja varias preguntas flotando en el aire. ¿Quién está detrás de este negocio ilícito? ¿Cómo pudieron pasar tantos medicamentos sin ser detectados? ¿Estamos ante una red de tráfico de medicamentos organizada? ¿Y qué medidas tomará el gobierno para prevenir que estos hechos se repitan? ¡Díganme, compas del Foro, qué opinan ustedes sobre esta bronca?