¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos con el mismo circo, ¿eh? Resulta que el Presidente Chaves andaba echándose flores hablando de que la Asamblea Legislativa no aprueba leyes para combatir la criminalidad, justo mientras inauguraban unos escáneres que ni siquiera funcionan bien en los puertos. Un tortilla pa’ uno, vamos.
Pero claro, la cosa se pone turbia porque, ¡aguántense!, resulta que la Asamblea sí aprobó ocho mil millones de colones para la extensión de La Reforma, el famoso CACCO. ¿Recuerdan ese proyecto que mantenían bajo candado, diciendo que era súper secreto? Pues ya lo aprobaron, pa' tener dónde meter a los más pesados.
Lo que realmente sacó la espuma por boca a muchos es que, aunque hay lana aprobada para la cárcel, el Ministerio de Hacienda, liderado por Rudolf Lücke, se anda haciendo los dormidos con seis mil millones de colones destinados al OIJ. Randall Zúñiga, el jefe del OIJ, está que trina, pidiendo a gritos que le suelten la plata para poder contratar más gente y hacer frente a todos los casos de corrupción, narcotráfico y crimen organizado que nos tienen a todos sudando frío. ¡Un brete!
¿Y qué pasa con esos seis mil millones? Según el OIJ, ya estaban presupuestados desde el año pasado. ¡Ya todo legalizado, papi! Pero Hacienda parece que prefiere inyectarle billetes a la Fuerza Pública, aunque no le hayan pedido nada. Eso sí, discriminación a toda raja, dicen por ahí. Parece que Hacienda tiene sus prioridades...y no son fortalecer la investigación criminal.
Este asunto del OIJ me recuerda mucho al viejo dicho: “El que tiene el agua, moldea el camino”. Haciendo así, el OIJ queda limitado, con pocas herramientas para enfrentar el creciente problema de la inseguridad. Las 255 plazas que faltan para reforzar la policía judicial, destinadas a oficinas que atienden los casos más graves, están varadas por culpa de Hacienda. ¡Qué pena, mae!
Ahora bien, si revisamos el panorama general, vemos que de los nueve mil trescientos cuarenta y seis millones de colones presupuestados para el OIJ, apenas le pasaron un tercio. Un tercio, diay… Con eso no se hace mucha magia. La situación es crítica, especialmente considerando el aumento de homicidios, la proliferación de bandas y los constantes actos de corrupción que están afectando nuestras instituciones públicas.
Es impresionante cómo el gobierno habla de combatir el crimen, pero luego corta fondos a la institución encargada de investigarlos. Una vara doble, sin duda alguna. Y lo peor es que esto ocurre en medio de escándalos como el caso de Arnold Zamora y la desaparición de los turistas alemanes en Quepos, casos que exigen respuestas claras y recursos adecuados para su resolución. No es cuestión de echarle la culpa a nadie, pero la falta de inversión en seguridad nos está dejando muy expuestos.
Total, la pregunta es: ¿Estamos viendo una estrategia deliberada para debilitar las instituciones de control, o simplemente estamos ante una administración descoordinada e incapaz de gestionar los recursos públicos de manera eficiente? ¿Ustedes qué opinan? Dejen sus comentarios abajo, ¡queremos saber qué piensan nuestros lectores sobre este despacho!
Pero claro, la cosa se pone turbia porque, ¡aguántense!, resulta que la Asamblea sí aprobó ocho mil millones de colones para la extensión de La Reforma, el famoso CACCO. ¿Recuerdan ese proyecto que mantenían bajo candado, diciendo que era súper secreto? Pues ya lo aprobaron, pa' tener dónde meter a los más pesados.
Lo que realmente sacó la espuma por boca a muchos es que, aunque hay lana aprobada para la cárcel, el Ministerio de Hacienda, liderado por Rudolf Lücke, se anda haciendo los dormidos con seis mil millones de colones destinados al OIJ. Randall Zúñiga, el jefe del OIJ, está que trina, pidiendo a gritos que le suelten la plata para poder contratar más gente y hacer frente a todos los casos de corrupción, narcotráfico y crimen organizado que nos tienen a todos sudando frío. ¡Un brete!
¿Y qué pasa con esos seis mil millones? Según el OIJ, ya estaban presupuestados desde el año pasado. ¡Ya todo legalizado, papi! Pero Hacienda parece que prefiere inyectarle billetes a la Fuerza Pública, aunque no le hayan pedido nada. Eso sí, discriminación a toda raja, dicen por ahí. Parece que Hacienda tiene sus prioridades...y no son fortalecer la investigación criminal.
Este asunto del OIJ me recuerda mucho al viejo dicho: “El que tiene el agua, moldea el camino”. Haciendo así, el OIJ queda limitado, con pocas herramientas para enfrentar el creciente problema de la inseguridad. Las 255 plazas que faltan para reforzar la policía judicial, destinadas a oficinas que atienden los casos más graves, están varadas por culpa de Hacienda. ¡Qué pena, mae!
Ahora bien, si revisamos el panorama general, vemos que de los nueve mil trescientos cuarenta y seis millones de colones presupuestados para el OIJ, apenas le pasaron un tercio. Un tercio, diay… Con eso no se hace mucha magia. La situación es crítica, especialmente considerando el aumento de homicidios, la proliferación de bandas y los constantes actos de corrupción que están afectando nuestras instituciones públicas.
Es impresionante cómo el gobierno habla de combatir el crimen, pero luego corta fondos a la institución encargada de investigarlos. Una vara doble, sin duda alguna. Y lo peor es que esto ocurre en medio de escándalos como el caso de Arnold Zamora y la desaparición de los turistas alemanes en Quepos, casos que exigen respuestas claras y recursos adecuados para su resolución. No es cuestión de echarle la culpa a nadie, pero la falta de inversión en seguridad nos está dejando muy expuestos.
Total, la pregunta es: ¿Estamos viendo una estrategia deliberada para debilitar las instituciones de control, o simplemente estamos ante una administración descoordinada e incapaz de gestionar los recursos públicos de manera eficiente? ¿Ustedes qué opinan? Dejen sus comentarios abajo, ¡queremos saber qué piensan nuestros lectores sobre este despacho!