¡Ay, Dios mío! La educación pública en Costa Rica anda con resaca, chiqui. Un estudio nuevecito, cortesía de la gente de la OCDE – esos europeos siempre metiéndose en nuestros asuntos – revela que más de la mitad de los maestros de secundaria acá en el país están amargados con el sueldo. ¡Un 55%! Eso es más de la mitad, diay, y eso ya es motivo de preocupación, mándale.
Según los datos del Estudio Internacional de la Enseñanza y del Aprendizaje (TALIS), estamos superando el promedio de otros países que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Ahí, apenas un 39% de los profes expresa insatisfacción. Imagínate, nos llevan la delantera en felicidad laboral… ¡qué pena!
El ministro de Educación, Leonardo Sánchez, nos echó balones fuera diciendo que esto pasó porque todavía estamos en la etapa de transición hacia el nuevo sistema de salarios, el famoso “global” y “compuesto”. Explica que existe una brecha entre cómo deberían estar las cosas en teoría y cómo están en la práctica. Agrega que, aunque más de 20 mil maestros ya están bajo este nuevo esquema, todavía hay algunos arrastrando los pies, y no les da la mayor gracia, ¿quién culparlos?
Y hablando de ese salario global... ¿para qué sirve si al final te queda el bolsillo igual de vacío? Se supone que debía ser un gran avance, eliminar todos esos incentivos y pluses que iban apareciendo de aquí para allá, pero parece que solo generó más confusión y frustración. Como dice mi abuela, “prometieron la luna y nos dieron un pedazo de queso”.
Pero miren, no todo está perdido. El MEP asegura que están trabajando duro para solucionar estas inconsistencias y que, poco a poco, los maestros van a ver mejoras reales. Dicen que la transición es gradual, como subir la cuesta de Morera en bicicleta, un pedalete a la vez. Esperemos que sí, porque los maestros son la base de nuestra educación y merecen ser valorados dignamente, ¡chao chill!
Ahora, para ponerle un poco de contexto a la vaina, el estudio TALIS es como un examen gigante para los sistemas educativos de todo el mundo. Le preguntan a profesores y directores sobre sus experiencias, sus opiniones, el ambiente en las escuelas, etcetera. Busca darles voz a los que realmente están en la trinchera, viendo de cerca los problemas y buscando soluciones.
También hay que recordar que desde que entró en vigor la Ley Marco de Empleo Público, las cosas han cambiado bastante en el sector público. Ya no se pueden negociar aumentos salariales ni inventar incentivos a diestra y siniestra. Todo está mucho más regulado, como manejar el volante en medio de una tormenta tropical. Además, ahora los funcionarios tienen que cumplir metas anuales y demostrar que realmente están aportando al país. Bueno, ahí va una vara difícil de medir.
En fin, la situación es complicada, pero no imposible. Necesitamos un diálogo abierto y honesto entre el gobierno, los sindicatos de maestros y la sociedad en general. Porque al final, invertir en educación es invertir en nuestro futuro. Entonces, diganme ustedes, ¿creen que el gobierno está haciendo lo suficiente para mejorar las condiciones laborales de los maestros costarricenses, o seguimos dando vueltas en círculo como mosquitos en arena?
Según los datos del Estudio Internacional de la Enseñanza y del Aprendizaje (TALIS), estamos superando el promedio de otros países que forman parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Ahí, apenas un 39% de los profes expresa insatisfacción. Imagínate, nos llevan la delantera en felicidad laboral… ¡qué pena!
El ministro de Educación, Leonardo Sánchez, nos echó balones fuera diciendo que esto pasó porque todavía estamos en la etapa de transición hacia el nuevo sistema de salarios, el famoso “global” y “compuesto”. Explica que existe una brecha entre cómo deberían estar las cosas en teoría y cómo están en la práctica. Agrega que, aunque más de 20 mil maestros ya están bajo este nuevo esquema, todavía hay algunos arrastrando los pies, y no les da la mayor gracia, ¿quién culparlos?
Y hablando de ese salario global... ¿para qué sirve si al final te queda el bolsillo igual de vacío? Se supone que debía ser un gran avance, eliminar todos esos incentivos y pluses que iban apareciendo de aquí para allá, pero parece que solo generó más confusión y frustración. Como dice mi abuela, “prometieron la luna y nos dieron un pedazo de queso”.
Pero miren, no todo está perdido. El MEP asegura que están trabajando duro para solucionar estas inconsistencias y que, poco a poco, los maestros van a ver mejoras reales. Dicen que la transición es gradual, como subir la cuesta de Morera en bicicleta, un pedalete a la vez. Esperemos que sí, porque los maestros son la base de nuestra educación y merecen ser valorados dignamente, ¡chao chill!
Ahora, para ponerle un poco de contexto a la vaina, el estudio TALIS es como un examen gigante para los sistemas educativos de todo el mundo. Le preguntan a profesores y directores sobre sus experiencias, sus opiniones, el ambiente en las escuelas, etcetera. Busca darles voz a los que realmente están en la trinchera, viendo de cerca los problemas y buscando soluciones.
También hay que recordar que desde que entró en vigor la Ley Marco de Empleo Público, las cosas han cambiado bastante en el sector público. Ya no se pueden negociar aumentos salariales ni inventar incentivos a diestra y siniestra. Todo está mucho más regulado, como manejar el volante en medio de una tormenta tropical. Además, ahora los funcionarios tienen que cumplir metas anuales y demostrar que realmente están aportando al país. Bueno, ahí va una vara difícil de medir.
En fin, la situación es complicada, pero no imposible. Necesitamos un diálogo abierto y honesto entre el gobierno, los sindicatos de maestros y la sociedad en general. Porque al final, invertir en educación es invertir en nuestro futuro. Entonces, diganme ustedes, ¿creen que el gobierno está haciendo lo suficiente para mejorar las condiciones laborales de los maestros costarricenses, o seguimos dando vueltas en círculo como mosquitos en arena?