¡Ay, Dios mío, qué torta! Parece que la chequera nos va a empezar a temblar porque el tipo de cambio sigue subiendo y eso, mis panas, se traduce directo en los precios de todo lo que consumimos. No es cuento ni novela, así lo confirmó un estudio serio del Banco Central. La cosa está que pinta, y si no le ponemos atención, nos vamos todos al brete con las finanzas.
Según el reporte de Fabio Gómez y Catalina Sandoval, esa dupla de investigadores del Banco Central, cada vez que el colón pierde terreno contra el dólar, nosotros pagamos más caro por casi todo. Dicen que una depreciação del 10%, que con el precio actual del dólar estaría dando como unos ¢50 más, podría hacernos subir la inflación en un 2.5%. ¡Eso sí pega, má! Una cosita es pagar poquito más por un chunche, y otra muy distinta es sentir que te están vaciando la cartera a manos limpias.
Lo que más preocupa es que no es una onda puntual, sino una constante. Gómez recalcó que el tipo de cambio y la inflación tienen una relación extraña, siempre andan bailando juntos. Cuando uno sube, el otro lo sigue; cuando uno baja, el otro hace lo mismo. Como dos amigos inseparables, pero en este caso, ¡más bien como dos problemas pegajosos! Y desde junio del 2022, ¡qué sal! El tipo de cambio ha subido como espuma, pasando de ¢695 a ¢501 por dólar... eso duele en el bolsillo, diay.
Pero no todo es culpa del colón. Según los estudios, también influyen otras varas, como la Tasa Política Monetaria (TPM). Resulta que cuando bajan las tasas de interés aquí, el colón se debilita y, por ende, suben los precios. Es un círculo vicioso, y lo peor es que parece que no hay salida fácil. Además, pa’ colmo, lo que hagan nuestros vecinos gringos con sus tasas de interés tiene un impacto enorme en nuestra economía. Un movimiento allá, y aquí sentimos el temblor.
Y hablando de gringolandia, ahí la cosa está aún más complicada. Si la Reserva Federal de Estados Unidos aumenta sus tasas de interés, el dólar se fortalece y nuestro colón se pone peor. Es como jugar con fuego, y nosotros somos los que terminamos quemándonos. Cada punto porcentual que suben ellos, incrementa el tipo de cambio en la misma proporción. Eso significa que tenemos que estar ojo avizor con lo que pasa allá, porque nos afecta directamente.
Lo interesante del estudio es que también encontraron que los cambios en la política monetaria tienen un impacto más grande en el tipo de cambio que en la inflación. Es decir, aunque bajen las tasas de interés, el colón se debilitará más rápido que la inflación. Pero ojo, ese efecto no dura para siempre; se va diluyendo poco a poco con el tiempo, tardando casi tres años en desaparecer por completo. Una eternidad, si me preguntas.
Ahora, pensemos en lo cotidiano. ¿Qué significa esto para nosotros? Pues básicamente que todo va a salir más caro. La comida, la ropa, el gas, la electricidad… ¡todo! Porque muchas de las cosas que consumimos vienen del extranjero, y si el dólar está alto, los importadores tendrán que aumentar los precios para compensar. No es cuento, es pura matemática. Y eso, mis panas, impacta directo en nuestra calidad de vida. Me pregunto si las autoridades le están poniendo toda la carga a este problema, porque la cosa se está poniendo fea. Ya varios negocios han empezado a resentir la situación y la gente está preocupada.
En fin, la realidad es clara: el tipo de cambio está afectando nuestra economía y va a seguir haciéndolo. Tenemos que estar preparados para apretarnos el cinturón y buscar alternativas para ahorrar dinero. Pero más importante aún, necesitamos que el gobierno tome medidas urgentes para estabilizar la economía y proteger a los más vulnerables. Así que mi pregunta para ustedes, compañeros del Foro: ¿Qué soluciones creen que podríamos implementar para mitigar el impacto del tipo de cambio en nuestra economía y evitar que esta situación nos vaya al traste?
Según el reporte de Fabio Gómez y Catalina Sandoval, esa dupla de investigadores del Banco Central, cada vez que el colón pierde terreno contra el dólar, nosotros pagamos más caro por casi todo. Dicen que una depreciação del 10%, que con el precio actual del dólar estaría dando como unos ¢50 más, podría hacernos subir la inflación en un 2.5%. ¡Eso sí pega, má! Una cosita es pagar poquito más por un chunche, y otra muy distinta es sentir que te están vaciando la cartera a manos limpias.
Lo que más preocupa es que no es una onda puntual, sino una constante. Gómez recalcó que el tipo de cambio y la inflación tienen una relación extraña, siempre andan bailando juntos. Cuando uno sube, el otro lo sigue; cuando uno baja, el otro hace lo mismo. Como dos amigos inseparables, pero en este caso, ¡más bien como dos problemas pegajosos! Y desde junio del 2022, ¡qué sal! El tipo de cambio ha subido como espuma, pasando de ¢695 a ¢501 por dólar... eso duele en el bolsillo, diay.
Pero no todo es culpa del colón. Según los estudios, también influyen otras varas, como la Tasa Política Monetaria (TPM). Resulta que cuando bajan las tasas de interés aquí, el colón se debilita y, por ende, suben los precios. Es un círculo vicioso, y lo peor es que parece que no hay salida fácil. Además, pa’ colmo, lo que hagan nuestros vecinos gringos con sus tasas de interés tiene un impacto enorme en nuestra economía. Un movimiento allá, y aquí sentimos el temblor.
Y hablando de gringolandia, ahí la cosa está aún más complicada. Si la Reserva Federal de Estados Unidos aumenta sus tasas de interés, el dólar se fortalece y nuestro colón se pone peor. Es como jugar con fuego, y nosotros somos los que terminamos quemándonos. Cada punto porcentual que suben ellos, incrementa el tipo de cambio en la misma proporción. Eso significa que tenemos que estar ojo avizor con lo que pasa allá, porque nos afecta directamente.
Lo interesante del estudio es que también encontraron que los cambios en la política monetaria tienen un impacto más grande en el tipo de cambio que en la inflación. Es decir, aunque bajen las tasas de interés, el colón se debilitará más rápido que la inflación. Pero ojo, ese efecto no dura para siempre; se va diluyendo poco a poco con el tiempo, tardando casi tres años en desaparecer por completo. Una eternidad, si me preguntas.
Ahora, pensemos en lo cotidiano. ¿Qué significa esto para nosotros? Pues básicamente que todo va a salir más caro. La comida, la ropa, el gas, la electricidad… ¡todo! Porque muchas de las cosas que consumimos vienen del extranjero, y si el dólar está alto, los importadores tendrán que aumentar los precios para compensar. No es cuento, es pura matemática. Y eso, mis panas, impacta directo en nuestra calidad de vida. Me pregunto si las autoridades le están poniendo toda la carga a este problema, porque la cosa se está poniendo fea. Ya varios negocios han empezado a resentir la situación y la gente está preocupada.
En fin, la realidad es clara: el tipo de cambio está afectando nuestra economía y va a seguir haciéndolo. Tenemos que estar preparados para apretarnos el cinturón y buscar alternativas para ahorrar dinero. Pero más importante aún, necesitamos que el gobierno tome medidas urgentes para estabilizar la economía y proteger a los más vulnerables. Así que mi pregunta para ustedes, compañeros del Foro: ¿Qué soluciones creen que podríamos implementar para mitigar el impacto del tipo de cambio en nuestra economía y evitar que esta situación nos vaya al traste?
