¡Tremenda movida, pura vida! En medio del relajo que tenemos con la basura acumulándose por todos lados, parece que le estamos agarrando ritmo a buscarle salida. Un grupito de creadores de contenido y periodistas –incluyendo a Nati Rodríguez, Diego Orienta y compañía– regresaron de China con una idea que puede sacarnos del brete: quemar la basura para producir electricidad. ¡Sí, diay, como en las películas!
La visita, cortesía de la Embajada china, nos llevó a conocer una planta de tratamiento en la provincia de Anhui. Imagínate, un lugar donde la basura no va directo al peñero, sino que pasa por un proceso de transformación para convertirse en energía. Aunque suena a ciencia ficción, estos chinos llevan años haciéndolo, y nosotros fuimos a ver cómo funciona en vivo y en directo. Es decir, nos echaron el volleto pa’ darle un ojo.
El sistema es bastante ingenioso, vamos. La basura se guarda unos días para que libere sus juguitos malos, luego se manda a hornos industriales donde se quema. De esa quema sale un tipo de carbón y gases que hacen girar turbinas y generan electricidad. ¡A toda máquina! Y eso, chunches, significa menos dependencia de los combustibles fósiles y quizás, solo quizás, una solución al problema de dónde meter tanta mugre.
Pero claro, no todo es miel sobre hojuelas. Este tingo requiere una inversión considerable. No es barato levantar esas plantas ni mantenerlas funcionando. Además, hay que asegurarse de que todo esté controlado para no estar echándole humo a la atmósfera y hacerle daño al planeta. Porque no queremos cambiar una torta por otra, ¿verdad?
Aquí en Costa Rica, el panorama no pinta muy animado. Estamos batallando con varios problemas, incluyendo el Parque de Tecnología Ambiental La Uruca, que podría cerrar pronto, dejándonos casi sin opciones de disposición final para la basura del GAM. Sumarle que Alcaldes de la zona, hartos de la situación, le están apretando a la Asamblea Legislativa para que les den mano con la ley de gestión de residuos. La situación es complicada, pura tensión.
Empresas Berthier también está metida en un lío judicial con el Estado, alegando pérdidas millonarias. Eso no ayuda a aclarar el panorama ni a encontrar soluciones rápidas. Además, tenemos que lidiar con las dudas y temores de la gente. Convencerlos de que quemar basura no es igual a contaminar el aire es un desafío importante. Se necesita transparencia, información clara y participación ciudadana para que esto funcione.
Volviendo a la visita a China, lo que vimos allí nos da esperanzas, pero también nos pone las alarmas. La tecnología existe, pero adaptarla a nuestra realidad, con nuestras leyes, nuestros recursos y nuestras costumbres, no será tarea fácil. Hay que analizarlo con calma, evaluar los pros y contras, y tomar decisiones informadas. Esto no es juego de niños, chunches; es el futuro de nuestro país, literalmente.
Entonces, a pesar de que la idea de quemar basura para generar energía suena a “¡qué chiva!”, ¿creemos que Costa Rica está lista para adoptar esta tecnología, considerando la complejidad económica, legal y social del asunto? ¿O nos estamos ilusionando y terminaremos jalándonos una torta aún mayor en el camino?
La visita, cortesía de la Embajada china, nos llevó a conocer una planta de tratamiento en la provincia de Anhui. Imagínate, un lugar donde la basura no va directo al peñero, sino que pasa por un proceso de transformación para convertirse en energía. Aunque suena a ciencia ficción, estos chinos llevan años haciéndolo, y nosotros fuimos a ver cómo funciona en vivo y en directo. Es decir, nos echaron el volleto pa’ darle un ojo.
El sistema es bastante ingenioso, vamos. La basura se guarda unos días para que libere sus juguitos malos, luego se manda a hornos industriales donde se quema. De esa quema sale un tipo de carbón y gases que hacen girar turbinas y generan electricidad. ¡A toda máquina! Y eso, chunches, significa menos dependencia de los combustibles fósiles y quizás, solo quizás, una solución al problema de dónde meter tanta mugre.
Pero claro, no todo es miel sobre hojuelas. Este tingo requiere una inversión considerable. No es barato levantar esas plantas ni mantenerlas funcionando. Además, hay que asegurarse de que todo esté controlado para no estar echándole humo a la atmósfera y hacerle daño al planeta. Porque no queremos cambiar una torta por otra, ¿verdad?
Aquí en Costa Rica, el panorama no pinta muy animado. Estamos batallando con varios problemas, incluyendo el Parque de Tecnología Ambiental La Uruca, que podría cerrar pronto, dejándonos casi sin opciones de disposición final para la basura del GAM. Sumarle que Alcaldes de la zona, hartos de la situación, le están apretando a la Asamblea Legislativa para que les den mano con la ley de gestión de residuos. La situación es complicada, pura tensión.
Empresas Berthier también está metida en un lío judicial con el Estado, alegando pérdidas millonarias. Eso no ayuda a aclarar el panorama ni a encontrar soluciones rápidas. Además, tenemos que lidiar con las dudas y temores de la gente. Convencerlos de que quemar basura no es igual a contaminar el aire es un desafío importante. Se necesita transparencia, información clara y participación ciudadana para que esto funcione.
Volviendo a la visita a China, lo que vimos allí nos da esperanzas, pero también nos pone las alarmas. La tecnología existe, pero adaptarla a nuestra realidad, con nuestras leyes, nuestros recursos y nuestras costumbres, no será tarea fácil. Hay que analizarlo con calma, evaluar los pros y contras, y tomar decisiones informadas. Esto no es juego de niños, chunches; es el futuro de nuestro país, literalmente.
Entonces, a pesar de que la idea de quemar basura para generar energía suena a “¡qué chiva!”, ¿creemos que Costa Rica está lista para adoptar esta tecnología, considerando la complejidad económica, legal y social del asunto? ¿O nos estamos ilusionando y terminaremos jalándonos una torta aún mayor en el camino?