¡Ay, Dios mío! ¿Se imaginan esto? Científicos chinos le pusieron manos al asunto de los trasplantes y ahora le metieron un hígado de cerdo –modificado genéticamente, pa’ que no falte– a un señor que estaba más que salado. Y resultó que agarró bien, diay. Esto sí que es romperla, pura ciencia y tecnología.
Como ya saben, la lista de espera para un órgano es una torta monumental. La gente se va al traste esperando, y mientras tanto, los doctores buscando qué hacer. Resulta que los órganos humanos andan escasos, como buenas papayas en temporada seca, y ahí es donde entra la xenotransplantación, que es meterle órganos de animales a los humanos. Pero, ¡ojo!, no cualquier animal, sino unos cerdos que les han hecho cositas con la ingeniería genética para evitar que el cuerpo humano le haga guerra al nuevo hígado.
La movida es así: este señor, que tenía 71 años y estaba con el hígado hecho puré, recibió el hígado de un cerdo que le habían puesto diez cambiacitos genéticos. Le quitaron genes que hacían que el cuerpo humano lo rechazara como si fuera un mosquito y le metieron genes humanos para que todo agarre bien. Suena a película de ciencia ficción, ¿verdad? Pues resulta que pasó. Durante casi dos mese, el hígado se comportó como campeón, haciendo todo su brete: limpiando la sangre, produciendo bilis y manteniéndolo a flote.
Pero no todo fue bronce y gloria. Después de un mes, empezaron a aparecer algunas chinchorritas. Un problema llamado ‘microangiopatía trombótica’, que básicamente significa que los vasitos de adentro se estaban poniendo feos y eso afectaba la coagulación de la sangre. Entonces, los doctores tuvieron que sacarle el hígado, pero solo para darle un respiro al órgano original del paciente. Lo usaron como un 'puente', para que el tipo pudiera recuperarse un poco.
Al final, el señor falleció después de casi seis mese, por una hemorragia gastrointestinal. Que sal… Pero los científicos dicen que aunque no tuvo el desenlace que querían, el experimento fue un éxito porque demostraron que un hígado de cerdo modificado puede funcionar en un ser humano. ¡Eso es un pelón de importante! Además, no encontraron ningún virus de cerdo en el hombre, así que los protocolos de bioseguridad anduvieron a full.
¿Y por qué los cerdos son los elegidos para estas cosas? Porque son como macanas para clonar: tienen un tamaño parecido al nuestro, su fisiología es compatible y es relativamente fácil manipular sus genes. Imaginen si pudiéramos tener una granja de cerdos geneticamente modificados para trasplantes... ¡Sería la última!
Ahora, claro, todavía hay muchas cosas por resolver. Hay que asegurarnos de que no haya complicaciones a largo plazo, encontrar formas de evitar esas chinchorritas en los vasos sanguíneos y discutir si es ético usar órganos de animales para salvar a los humanos. Pero esto abre una puerta enorme, chunches. Podría significar que pronto tendremos órganos suficientes para todos los que los necesiten, y podríamos ver el fin de esa larga y triste lista de espera.
Esto es una bomba, diay. Este descubrimiento podría cambiarle la vida a muchísima gente, pero también plantea preguntas difíciles. ¿Les parece ético utilizar órganos animales modificados genéticamente en humanos, incluso si salva vidas? ¿Cuáles creen que deberían ser los límites de la experimentación científica en este campo?
Como ya saben, la lista de espera para un órgano es una torta monumental. La gente se va al traste esperando, y mientras tanto, los doctores buscando qué hacer. Resulta que los órganos humanos andan escasos, como buenas papayas en temporada seca, y ahí es donde entra la xenotransplantación, que es meterle órganos de animales a los humanos. Pero, ¡ojo!, no cualquier animal, sino unos cerdos que les han hecho cositas con la ingeniería genética para evitar que el cuerpo humano le haga guerra al nuevo hígado.
La movida es así: este señor, que tenía 71 años y estaba con el hígado hecho puré, recibió el hígado de un cerdo que le habían puesto diez cambiacitos genéticos. Le quitaron genes que hacían que el cuerpo humano lo rechazara como si fuera un mosquito y le metieron genes humanos para que todo agarre bien. Suena a película de ciencia ficción, ¿verdad? Pues resulta que pasó. Durante casi dos mese, el hígado se comportó como campeón, haciendo todo su brete: limpiando la sangre, produciendo bilis y manteniéndolo a flote.
Pero no todo fue bronce y gloria. Después de un mes, empezaron a aparecer algunas chinchorritas. Un problema llamado ‘microangiopatía trombótica’, que básicamente significa que los vasitos de adentro se estaban poniendo feos y eso afectaba la coagulación de la sangre. Entonces, los doctores tuvieron que sacarle el hígado, pero solo para darle un respiro al órgano original del paciente. Lo usaron como un 'puente', para que el tipo pudiera recuperarse un poco.
Al final, el señor falleció después de casi seis mese, por una hemorragia gastrointestinal. Que sal… Pero los científicos dicen que aunque no tuvo el desenlace que querían, el experimento fue un éxito porque demostraron que un hígado de cerdo modificado puede funcionar en un ser humano. ¡Eso es un pelón de importante! Además, no encontraron ningún virus de cerdo en el hombre, así que los protocolos de bioseguridad anduvieron a full.
¿Y por qué los cerdos son los elegidos para estas cosas? Porque son como macanas para clonar: tienen un tamaño parecido al nuestro, su fisiología es compatible y es relativamente fácil manipular sus genes. Imaginen si pudiéramos tener una granja de cerdos geneticamente modificados para trasplantes... ¡Sería la última!
Ahora, claro, todavía hay muchas cosas por resolver. Hay que asegurarnos de que no haya complicaciones a largo plazo, encontrar formas de evitar esas chinchorritas en los vasos sanguíneos y discutir si es ético usar órganos de animales para salvar a los humanos. Pero esto abre una puerta enorme, chunches. Podría significar que pronto tendremos órganos suficientes para todos los que los necesiten, y podríamos ver el fin de esa larga y triste lista de espera.
Esto es una bomba, diay. Este descubrimiento podría cambiarle la vida a muchísima gente, pero también plantea preguntas difíciles. ¿Les parece ético utilizar órganos animales modificados genéticamente en humanos, incluso si salva vidas? ¿Cuáles creen que deberían ser los límites de la experimentación científica en este campo?