¡Ay, pata! Resulta que este año, la Navidad va a cambiar drásticamente, y no precisamente porque el aguinaldos estén más escasos –aunque eso ya es otra novela–. Olvídate de los árboles repletos de bolas rojas chillones y guirnaldas verdes estridentes. Según dicen los diseñadores y expertos en moda, este año nos vamos por algo mucho más relajado, más… ¿cómo diría mi abuela?—calmadito. La Navidad 2025 va a ser un respiro para nuestros ojos cansados, con una onda más natural y sostenible.
Parece que el mundo entero está buscando un poquito de paz mental, y eso se nota hasta en cómo le ponemos decoraciones a la casa. Ya ni la gente quiere esas cosas muy elaboradas que llevan horas haciendo. Ahora, la onda es menos es más, ¿me entienden? Un ambiente tranquilo, armónico, donde puedas sentarte a tomarte un chocolate caliente sin sentir que te vas a marear con tantos brillos y colores. De hecho, parece que la pandemia nos enseñó algo más que lavarnos las manos, nos enseñó a valorar la sencillez y la comodidad del hogar.
Y hablando de sencillez, ¡miren esta vaina! El Instituto Pantone, esos que saben de colores, eligieron el “Mocha Mousse” como el color clave del 2025. Un café con leche oscuro, así como pa’ darse un abrazo. Según ellos, este color nos conecta con la tierra, con la calma, con toda esa vibra relajada que andamos buscando. Imagínate adornos, manteles, cojines, todo en ese tono… ¡qué chuilooo! Van a querer hacer de nuestras casas una cafetería navideña.
Pero no solo Pantone está en esto. Los gurus de tendencias de WGSN, que son como los oráculos del diseño, también dicen que la gente ahora quiere volver a lo básico. Espacios que inviten a descansar, a platicar con los familiares (sin pelearse, claro), y a sentirse como en casa. Ya nadie quiere un árbol que parezca sacado de una película de ciencia ficción, con luces que te enceguecen y pirotecnia que te da un infarto. ¡Qué torta sería eso!
Entonces, ¿cuáles son los colores estrella de esta Navidad? Pues los tonos tierra, obviamente. Marrones, terracotas, chocolates... Imagínate una paleta de colores inspirada en nuestro paisaje nacional, desde las montañas hasta la costa. Y para darle un toque especial, van acompañados de metales cálidos como el dorado champán, el cobre o el bronce. La combinación queda a cachete, señores. Sacksteder’s Interiors, unos diseñadores famosos, juran que estos colores se ven bien en cualquier casa, si eres moderno o si vives en una casita de campaña.
Si te preocupa que el rojo y el verde hayan desaparecido para siempre, ¡tranquilo! No es así. Simplemente se ponen un poco más discretos. El rojo burdeos y el verde salvia entran al ruedo como opciones más elegantes y sofisticadas de los clásicos navideños. Conservan el espíritu festivo, pero sin esos toques estridentes que te hacen cerrar los ojos. También hay quien apoya el verde esmeralda y el azul zafiro, colores que parecen salidos de un cuento de hadas, especialmente si los combinas con detalles dorados o plateados. ¡Imagínate una cena de Navidad con esos colores!... Una verdadera postal.
Para los amantes de los colores más claros, ¡buenas noticias! Los tonos pastel también están de moda. Rosas empolvados, azules hielo, verdes menta… Estos colores traen frescura y modernidad, inspirados en los paisajes nórdicos. Y si quieres algo super versátil, el blanco perlado nunca falla. Combina con todo, ilumina el ambiente, y te da una sensación de limpieza y orden. Es como el comodín que siempre tienes a mano, ¿saben?
Pero más allá de los colores, lo importante es entender que esta Navidad representa un cambio cultural. Menos consumo, más significado. Se trata de decorar con cosas que te gusten de verdad, que tengan historia, que te hagan sentir bien. Materiales naturales, decoraciones reutilizables, objetos que puedan durar muchos años. Al final, lo que queremos es crear un espacio que transmita calidez, autenticidad y amor. Así que, dime, ¿tú qué opinas? ¿Te animas a darle un giro a tus tradiciones navideñas y a abrazar esta nueva onda más tranquila y consciente?
Parece que el mundo entero está buscando un poquito de paz mental, y eso se nota hasta en cómo le ponemos decoraciones a la casa. Ya ni la gente quiere esas cosas muy elaboradas que llevan horas haciendo. Ahora, la onda es menos es más, ¿me entienden? Un ambiente tranquilo, armónico, donde puedas sentarte a tomarte un chocolate caliente sin sentir que te vas a marear con tantos brillos y colores. De hecho, parece que la pandemia nos enseñó algo más que lavarnos las manos, nos enseñó a valorar la sencillez y la comodidad del hogar.
Y hablando de sencillez, ¡miren esta vaina! El Instituto Pantone, esos que saben de colores, eligieron el “Mocha Mousse” como el color clave del 2025. Un café con leche oscuro, así como pa’ darse un abrazo. Según ellos, este color nos conecta con la tierra, con la calma, con toda esa vibra relajada que andamos buscando. Imagínate adornos, manteles, cojines, todo en ese tono… ¡qué chuilooo! Van a querer hacer de nuestras casas una cafetería navideña.
Pero no solo Pantone está en esto. Los gurus de tendencias de WGSN, que son como los oráculos del diseño, también dicen que la gente ahora quiere volver a lo básico. Espacios que inviten a descansar, a platicar con los familiares (sin pelearse, claro), y a sentirse como en casa. Ya nadie quiere un árbol que parezca sacado de una película de ciencia ficción, con luces que te enceguecen y pirotecnia que te da un infarto. ¡Qué torta sería eso!
Entonces, ¿cuáles son los colores estrella de esta Navidad? Pues los tonos tierra, obviamente. Marrones, terracotas, chocolates... Imagínate una paleta de colores inspirada en nuestro paisaje nacional, desde las montañas hasta la costa. Y para darle un toque especial, van acompañados de metales cálidos como el dorado champán, el cobre o el bronce. La combinación queda a cachete, señores. Sacksteder’s Interiors, unos diseñadores famosos, juran que estos colores se ven bien en cualquier casa, si eres moderno o si vives en una casita de campaña.
Si te preocupa que el rojo y el verde hayan desaparecido para siempre, ¡tranquilo! No es así. Simplemente se ponen un poco más discretos. El rojo burdeos y el verde salvia entran al ruedo como opciones más elegantes y sofisticadas de los clásicos navideños. Conservan el espíritu festivo, pero sin esos toques estridentes que te hacen cerrar los ojos. También hay quien apoya el verde esmeralda y el azul zafiro, colores que parecen salidos de un cuento de hadas, especialmente si los combinas con detalles dorados o plateados. ¡Imagínate una cena de Navidad con esos colores!... Una verdadera postal.
Para los amantes de los colores más claros, ¡buenas noticias! Los tonos pastel también están de moda. Rosas empolvados, azules hielo, verdes menta… Estos colores traen frescura y modernidad, inspirados en los paisajes nórdicos. Y si quieres algo super versátil, el blanco perlado nunca falla. Combina con todo, ilumina el ambiente, y te da una sensación de limpieza y orden. Es como el comodín que siempre tienes a mano, ¿saben?
Pero más allá de los colores, lo importante es entender que esta Navidad representa un cambio cultural. Menos consumo, más significado. Se trata de decorar con cosas que te gusten de verdad, que tengan historia, que te hagan sentir bien. Materiales naturales, decoraciones reutilizables, objetos que puedan durar muchos años. Al final, lo que queremos es crear un espacio que transmita calidez, autenticidad y amor. Así que, dime, ¿tú qué opinas? ¿Te animas a darle un giro a tus tradiciones navideñas y a abrazar esta nueva onda más tranquila y consciente?