¡Ey, mi gente del Foro! Parece que finalmente le estamos dando una patadita al bullying en nuestras escuelas, pero no nos pongamos a bailar salsa todavía. La Comisión Plena Primera de la Asamblea Legislativa le dio luz verde, en primer debate, a un proyecto de ley que busca proteger a los nenes y adolescentes que sufren acoso escolar. Un alivio, ¿verdad? Especialmente porque este problema ha ido creciendo como la espuma.
El proyecto, impulsado por la diputada Montserrat Ruiz del PLN, se llama oficialmente 24.446, suena medio complicado, pero básicamente quiere fortalecer la Ley 9404 para darle más dientes a la protección de los jóvenes. Se habla de reformarle y añadirle cositas para que los abusones piensen dos veces antes de meterse con alguien. Y no es solamente hablar, sino echarle mano a la realidad que muchos de estos casos quedan impunes, o simplemente se tapan bajo la alfombra. Ya saben cómo andamos nosotros con eso, tratando de arreglar las cosas a medias.
Lo que más me llamó la atención es que ahora la ley propone invertir la carga de la prueba. O sea, que si te acusan de bully, tú tienes que demostrar que no lo eres. Antes era al revés, la víctima tenía que probar que sí estaba recibiendo acoso, y eso es una tortura psicológica extra. Que bueno que se dieron cuenta de eso, porque no es fácil para un niño o adolescente enfrentar esa situación. Imagínate tener que demostrar ante todos que te están haciendo la vida imposible… qué brete!
Además, el proyecto busca incluir la reparación a las víctimas como parte fundamental de cualquier política contra el bullying. No solo castigar al agresor, sino también ayudar a sanar a quien sufrió las consecuencias. Esto va de la mano con la idea de evitar la ‘revictimización’, que es cuando la víctima, al denunciar, sufre aún más daño por el proceso mismo. Verdadera carga la que tienen estos chicos.
Dicen que el proyecto ampliará el alcance de la ley, incorporando principios pro-víctima. En otras palabras, que se van a poner del lado de quien recibió el golpe, buscando soluciones justas y efectivas. Me pregunto si esto se traducirá en realmente más recursos para las escuelas, más psicólogos disponibles, y campañas de concientización que lleguen a todos los rincones del país. Porque no basta con tener una ley bonita en papel, hay que hacerla funcionar a conciencia.
Estos debates se hicieron en las comisiones plenarias, esas miniplenos que tienen para agilizar las cosas en la Asamblea. Así evitan saturar el Plenario, ya saben, como anda la cosa, siempre buscando maneras de ir rápido aunque a veces terminemos yendo más lento. La verdad es que esto sienta precedentes, demuestra que los legisladores sí están escuchando las voces de los padres y los propios estudiantes, que claman por ambientes escolares seguros y libres de violencia.
Pero aquí viene el quid de la cuestión, mi gente. Aunque el proyecto parece prometedor, queda mucho camino por recorrer. Necesitamos ver cómo se implementará en la práctica, cómo se capacitarán los maestros, y cómo se asegurará que las escuelas tengan los recursos necesarios para actuar rápidamente ante cualquier caso de bullying. Porque, díganme la verdad, ¿cuántas veces hemos visto promesas vacías y leyes que nunca llegan a buen término?
En fin, la pelota está en el tejado de los diputados y del Ministerio de Educación. Esperemos que aprovechen esta oportunidad para marcar la diferencia y construir un futuro más justo y seguro para nuestros niños y adolescentes. Ahora, les dejo una pregunta para reflexionar: ¿Creen que con esta ley, y asumiendo que se implemente correctamente, lograremos erradicar el bullying de nuestras escuelas, o será solo otro parche temporal?
El proyecto, impulsado por la diputada Montserrat Ruiz del PLN, se llama oficialmente 24.446, suena medio complicado, pero básicamente quiere fortalecer la Ley 9404 para darle más dientes a la protección de los jóvenes. Se habla de reformarle y añadirle cositas para que los abusones piensen dos veces antes de meterse con alguien. Y no es solamente hablar, sino echarle mano a la realidad que muchos de estos casos quedan impunes, o simplemente se tapan bajo la alfombra. Ya saben cómo andamos nosotros con eso, tratando de arreglar las cosas a medias.
Lo que más me llamó la atención es que ahora la ley propone invertir la carga de la prueba. O sea, que si te acusan de bully, tú tienes que demostrar que no lo eres. Antes era al revés, la víctima tenía que probar que sí estaba recibiendo acoso, y eso es una tortura psicológica extra. Que bueno que se dieron cuenta de eso, porque no es fácil para un niño o adolescente enfrentar esa situación. Imagínate tener que demostrar ante todos que te están haciendo la vida imposible… qué brete!
Además, el proyecto busca incluir la reparación a las víctimas como parte fundamental de cualquier política contra el bullying. No solo castigar al agresor, sino también ayudar a sanar a quien sufrió las consecuencias. Esto va de la mano con la idea de evitar la ‘revictimización’, que es cuando la víctima, al denunciar, sufre aún más daño por el proceso mismo. Verdadera carga la que tienen estos chicos.
Dicen que el proyecto ampliará el alcance de la ley, incorporando principios pro-víctima. En otras palabras, que se van a poner del lado de quien recibió el golpe, buscando soluciones justas y efectivas. Me pregunto si esto se traducirá en realmente más recursos para las escuelas, más psicólogos disponibles, y campañas de concientización que lleguen a todos los rincones del país. Porque no basta con tener una ley bonita en papel, hay que hacerla funcionar a conciencia.
Estos debates se hicieron en las comisiones plenarias, esas miniplenos que tienen para agilizar las cosas en la Asamblea. Así evitan saturar el Plenario, ya saben, como anda la cosa, siempre buscando maneras de ir rápido aunque a veces terminemos yendo más lento. La verdad es que esto sienta precedentes, demuestra que los legisladores sí están escuchando las voces de los padres y los propios estudiantes, que claman por ambientes escolares seguros y libres de violencia.
Pero aquí viene el quid de la cuestión, mi gente. Aunque el proyecto parece prometedor, queda mucho camino por recorrer. Necesitamos ver cómo se implementará en la práctica, cómo se capacitarán los maestros, y cómo se asegurará que las escuelas tengan los recursos necesarios para actuar rápidamente ante cualquier caso de bullying. Porque, díganme la verdad, ¿cuántas veces hemos visto promesas vacías y leyes que nunca llegan a buen término?
En fin, la pelota está en el tejado de los diputados y del Ministerio de Educación. Esperemos que aprovechen esta oportunidad para marcar la diferencia y construir un futuro más justo y seguro para nuestros niños y adolescentes. Ahora, les dejo una pregunta para reflexionar: ¿Creen que con esta ley, y asumiendo que se implemente correctamente, lograremos erradicar el bullying de nuestras escuelas, o será solo otro parche temporal?
