¡Ay, Dios mío! Aquí vamos otra vez con el tema del ROPC, esa vaina que tanto les preocupa a los políticos y que nos tiene a nosotros, la gente trabajadora, rascándonos la cabeza pensando si esto va a salir bien o si nos van a dejar colgados. Parece que cada año surge una idea nueva para permitirnos tocarle los dedos a nuestros ahorros para la jubilación, y la verdad, ¡uno se queda viendo!
Como bien saben, el Régimen Obligatorio de Pensiones Complementarias (ROPC), nació hace unos cuantos años buscando darle un empujón extra a nuestras pensiones, allá cuando nos dimos cuenta que el régimen básico, ni con ganas, iba a cubrarnos los gastos de la vejez. La idea era sencilla: un pequeño porcentaje de nuestro salario mensual (y un poquito más del empleador) se guarda en un fondo que, con el tiempo, crecería para darnos una pensión más decente cuando nos jubilemos. Pero claro, ahora resulta que eso no es suficiente para algunos legisladores, que ven en estos fondos una oportunidad de solucionar problemas urgentes… ¡a costa de nuestro futuro!
Hermes Alvarado, el gerente del Sindicato Nacional de Pensionados Costarricenses, ha salido al quite para defender el ROPC y explicarle a diestra y siniestra por qué esta iniciativa es una pésima idea. Conferencia de prensa tras conferencia, nos ha ido contando cómo funciona este sistema, cuáles son sus beneficios y, sobre todo, por qué meterle mano ahora sería un error garrafal. Dice que debilitarlo de cualquier manera pone en riesgo la estabilidad de nuestra seguridad social, y vaya que tiene razón, ¡miren el brete en que estamos con el CCSS!
Pero la oposición no se queda atrás. Roger Madrigal, el jefe del Banco Central, también ha encendido las alarmas, advirtiéndonos que estas leyes son como caramelos tentadores que terminan amargando. Él, con su labia de economista, nos explica que si 85 mil jubilados decidieran sacar sus fondos del ROPC, estaríamos hablando de casi mil millones de dólares que saldrían circulando de golpe. ¡Imagínense el efecto! Tasas de interés por las nubes, inflación descontrolada y, al final, todos pagando las consecuencias.
Y no solo eso, amigos. También tenemos que considerar que esos fondos que se han ido acumulando en el ROPC representan un buen pedazo del pastel financiero del país, como un 10%. Si obligamos a las operadoras de pensiones a vender esas inversiones a toda prisa, perderán valor, y no solo los que quieren retirarlos ahora, sino todos los demás afiliados. ¡Sería un desastre a gran escala!
Ahora, analizando un poco la vaina, el ROPC tiene sus cosas buenas, nadie lo niega. Por ejemplo, ese dinerito va manejado por profesionales que saben qué hacer con él, a diferencia de si cada quien tuviera que invertirlo solito. Además, tiene ventajas fiscales, lo que significa que el gobierno hasta le echa una manito para que crezca más rápido. Y, ojo, si te muriés antes de jubilarte, tu familia se lleva todo el dineral, sin problema.
Sin embargo, tampoco podemos ignorar que, como cualquier inversión, el ROPC tiene sus riesgos. Las minusvalías existen, sí, pero los expertos aseguran que con el tiempo se recuperan. Y bueno, las comisiones de las operadoras de pensiones siempre generan polémica, aunque acá en Costa Rica, dicen, son de las más bajas del mundo. En fin, una maraña de pros y contras que hacen que la decisión no sea tan fácil como parece.
Así que ahí lo tienen, compadres. Un panorama complicado donde hay opiniones encontradas y decisiones importantes que tomar. ¿Ustedes qué piensan? ¿Deberíamos tener derecho a disponer de nuestros ahorros para el ROPC, aunque eso signifique poner en riesgo la sostenibilidad del sistema? ¿O es mejor mantenerlo así como está, aunque algunos digan que es injusto?
Como bien saben, el Régimen Obligatorio de Pensiones Complementarias (ROPC), nació hace unos cuantos años buscando darle un empujón extra a nuestras pensiones, allá cuando nos dimos cuenta que el régimen básico, ni con ganas, iba a cubrarnos los gastos de la vejez. La idea era sencilla: un pequeño porcentaje de nuestro salario mensual (y un poquito más del empleador) se guarda en un fondo que, con el tiempo, crecería para darnos una pensión más decente cuando nos jubilemos. Pero claro, ahora resulta que eso no es suficiente para algunos legisladores, que ven en estos fondos una oportunidad de solucionar problemas urgentes… ¡a costa de nuestro futuro!
Hermes Alvarado, el gerente del Sindicato Nacional de Pensionados Costarricenses, ha salido al quite para defender el ROPC y explicarle a diestra y siniestra por qué esta iniciativa es una pésima idea. Conferencia de prensa tras conferencia, nos ha ido contando cómo funciona este sistema, cuáles son sus beneficios y, sobre todo, por qué meterle mano ahora sería un error garrafal. Dice que debilitarlo de cualquier manera pone en riesgo la estabilidad de nuestra seguridad social, y vaya que tiene razón, ¡miren el brete en que estamos con el CCSS!
Pero la oposición no se queda atrás. Roger Madrigal, el jefe del Banco Central, también ha encendido las alarmas, advirtiéndonos que estas leyes son como caramelos tentadores que terminan amargando. Él, con su labia de economista, nos explica que si 85 mil jubilados decidieran sacar sus fondos del ROPC, estaríamos hablando de casi mil millones de dólares que saldrían circulando de golpe. ¡Imagínense el efecto! Tasas de interés por las nubes, inflación descontrolada y, al final, todos pagando las consecuencias.
Y no solo eso, amigos. También tenemos que considerar que esos fondos que se han ido acumulando en el ROPC representan un buen pedazo del pastel financiero del país, como un 10%. Si obligamos a las operadoras de pensiones a vender esas inversiones a toda prisa, perderán valor, y no solo los que quieren retirarlos ahora, sino todos los demás afiliados. ¡Sería un desastre a gran escala!
Ahora, analizando un poco la vaina, el ROPC tiene sus cosas buenas, nadie lo niega. Por ejemplo, ese dinerito va manejado por profesionales que saben qué hacer con él, a diferencia de si cada quien tuviera que invertirlo solito. Además, tiene ventajas fiscales, lo que significa que el gobierno hasta le echa una manito para que crezca más rápido. Y, ojo, si te muriés antes de jubilarte, tu familia se lleva todo el dineral, sin problema.
Sin embargo, tampoco podemos ignorar que, como cualquier inversión, el ROPC tiene sus riesgos. Las minusvalías existen, sí, pero los expertos aseguran que con el tiempo se recuperan. Y bueno, las comisiones de las operadoras de pensiones siempre generan polémica, aunque acá en Costa Rica, dicen, son de las más bajas del mundo. En fin, una maraña de pros y contras que hacen que la decisión no sea tan fácil como parece.
Así que ahí lo tienen, compadres. Un panorama complicado donde hay opiniones encontradas y decisiones importantes que tomar. ¿Ustedes qué piensan? ¿Deberíamos tener derecho a disponer de nuestros ahorros para el ROPC, aunque eso signifique poner en riesgo la sostenibilidad del sistema? ¿O es mejor mantenerlo así como está, aunque algunos digan que es injusto?