¡Aguántense!, parece que alguien en Washington nos puso en el mapa por razones que no son precisamente turísticas. El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, soltó unas verdades en una conferencia de prensa diciendo que Costa Rica es clave en la pelea contra el narcotráfico. Sí, así como lo leen, nosotros, los ticos, somos parte importante de un esfuerzo internacional para frenar a los bacanos malos. Qué chiva, ¿verdad?
Según Rubio, la principal amenaza para el continente americano son estos “grupos terroristas criminales” que andan sueltos haciendo de las suyas. Y ahí, entre Panamá, El Salvador y México, nombra a Costa Rica como uno de esos países que le echa una varita mágica al gobierno gringo para combatir esta plaga. Bueno, vamos a ver si esto significa más lana para nuestras fuerzas públicas o simplemente es una forma bonita de decir que estamos siendo utilizados.
Ahora, claro, no todo color de rosa. Rubio tampoco se olvidó de mencionar a Venezuela, a quien calificó, textualmente, de “régimen ilegítimo”. Dice que no solo no colaboran con Estados Unidos, sino que van incluso más allá, apoyando a los elementos criminales. Eso sí que es echarle leña al fuego, diay. Imaginen la bronca diplomática que puede generar esas declaraciones. El mundo ya anda bastante revuelto como para meterle más leña.
En términos prácticos, ¿qué implica esta cooperación? Pues hasta ahora, no ha habido anuncios oficiales sobre qué tipo de ayuda específica recibiríamos de Estados Unidos ni cuáles serían las condiciones exactas. Algunos analistas sugieren que podría tratarse de capacitación para nuestras fuerzas policiales, intercambio de información de inteligencia, o incluso asistencia técnica para mejorar nuestros sistemas de control fronterizo. Pero, como siempre, habrá que estar ojo avizor para ver si realmente llega algo concreto a manos de quienes necesitan recursos.
Lo cierto es que la coyuntura es compleja. Por un lado, tenemos a un país poderoso reconociendo nuestro papel en la lucha antidrogas; por el otro, enfrentamos desafíos internos como la corrupción, la desigualdad social y la infiltración del crimen organizado en diversos sectores de la sociedad. No podemos pretender resolver problemas internacionales si primero no ponemos el orden en nuestra propia casa. Que le voy a contar, mae...
Además, hay que considerar el impacto ambiental de toda esta dinámica. El negocio del narcotráfico está devastando ecosistemas frágiles, contaminando fuentes de agua y generando conflictos sociales en comunidades rurales. La solución no pasa solamente por enviar más policías a patrullar las fronteras, sino también por abordar las causas estructurales que impulsan esta actividad ilícita: la pobreza, la falta de oportunidades y la debilidad institucional. Un brete más para resolver, ¿eh?
Y hablando de soluciones, resulta curioso que se hable tanto de cooperación internacional mientras que, internamente, seguimos discutiendo cómo fortalecer nuestras propias capacidades. Se necesita más inversión en tecnología para detectar drogas, mejores programas de prevención para evitar que los jóvenes caigan en redes criminales y una reforma judicial que agilice los procesos penales y garantice la impunidad de los culpables. En fin, un trabajo titánico que requiere del esfuerzo conjunto de todos los actores de la sociedad.
Sin embargo, a pesar de los desafíos, la mención de Costa Rica por parte de Marco Rubio es un reconocimiento importante a nuestro compromiso con la seguridad regional. Pero me pregunto, ¿realmente estamos aprovechando al máximo estas oportunidades para fortalecer nuestras instituciones y proteger a nuestras comunidades? ¿O simplemente estamos dando largas y esperando que el problema se resuelva solo? ¿Creen que la cooperación con EE.UU. es una bendición o una trampa disfrazada?
Según Rubio, la principal amenaza para el continente americano son estos “grupos terroristas criminales” que andan sueltos haciendo de las suyas. Y ahí, entre Panamá, El Salvador y México, nombra a Costa Rica como uno de esos países que le echa una varita mágica al gobierno gringo para combatir esta plaga. Bueno, vamos a ver si esto significa más lana para nuestras fuerzas públicas o simplemente es una forma bonita de decir que estamos siendo utilizados.
Ahora, claro, no todo color de rosa. Rubio tampoco se olvidó de mencionar a Venezuela, a quien calificó, textualmente, de “régimen ilegítimo”. Dice que no solo no colaboran con Estados Unidos, sino que van incluso más allá, apoyando a los elementos criminales. Eso sí que es echarle leña al fuego, diay. Imaginen la bronca diplomática que puede generar esas declaraciones. El mundo ya anda bastante revuelto como para meterle más leña.
En términos prácticos, ¿qué implica esta cooperación? Pues hasta ahora, no ha habido anuncios oficiales sobre qué tipo de ayuda específica recibiríamos de Estados Unidos ni cuáles serían las condiciones exactas. Algunos analistas sugieren que podría tratarse de capacitación para nuestras fuerzas policiales, intercambio de información de inteligencia, o incluso asistencia técnica para mejorar nuestros sistemas de control fronterizo. Pero, como siempre, habrá que estar ojo avizor para ver si realmente llega algo concreto a manos de quienes necesitan recursos.
Lo cierto es que la coyuntura es compleja. Por un lado, tenemos a un país poderoso reconociendo nuestro papel en la lucha antidrogas; por el otro, enfrentamos desafíos internos como la corrupción, la desigualdad social y la infiltración del crimen organizado en diversos sectores de la sociedad. No podemos pretender resolver problemas internacionales si primero no ponemos el orden en nuestra propia casa. Que le voy a contar, mae...
Además, hay que considerar el impacto ambiental de toda esta dinámica. El negocio del narcotráfico está devastando ecosistemas frágiles, contaminando fuentes de agua y generando conflictos sociales en comunidades rurales. La solución no pasa solamente por enviar más policías a patrullar las fronteras, sino también por abordar las causas estructurales que impulsan esta actividad ilícita: la pobreza, la falta de oportunidades y la debilidad institucional. Un brete más para resolver, ¿eh?
Y hablando de soluciones, resulta curioso que se hable tanto de cooperación internacional mientras que, internamente, seguimos discutiendo cómo fortalecer nuestras propias capacidades. Se necesita más inversión en tecnología para detectar drogas, mejores programas de prevención para evitar que los jóvenes caigan en redes criminales y una reforma judicial que agilice los procesos penales y garantice la impunidad de los culpables. En fin, un trabajo titánico que requiere del esfuerzo conjunto de todos los actores de la sociedad.
Sin embargo, a pesar de los desafíos, la mención de Costa Rica por parte de Marco Rubio es un reconocimiento importante a nuestro compromiso con la seguridad regional. Pero me pregunto, ¿realmente estamos aprovechando al máximo estas oportunidades para fortalecer nuestras instituciones y proteger a nuestras comunidades? ¿O simplemente estamos dando largas y esperando que el problema se resuelva solo? ¿Creen que la cooperación con EE.UU. es una bendición o una trampa disfrazada?