¡Imagínate la bronca! La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), esos gringos que andan mirando cómo nos portamos, le dieron una palmadita en la espalda a nuestra Sala Constitucional por defender a periodistas, medios y hasta a unos políticos peleones. Parece que estamos haciendo bien las cosas con la libertad de expresión, al menos eso dicen ellos. Pero bueno, ya sabemos cómo son las apariencias, ¿verdad?
La SIP, en su reporte anual, resaltó que nuestros jueces han hecho parada de honor en dos casos clave: uno sobre tener que darle la información al pueblo y otro sobre poder decir lo que pensamos, aunque a veces sea medio picante. Lo loco es que protegieron a un diputado del Frente Amplio, don Antonio Ortega, que quería saber cuánto costó la cena de Bukele cuando vino a visitarnos, y hasta a un gerente de fútbol, señores. ¡Parece que nadie anda exento de recibir un buen cuestionamiento!
¿Pero qué pasó con toda esta protección constitucional? Resulta que el Gobierno tuvo que abrirle el bolsillo y mostrar todos los papeles de la cena de Bukele, incluyendo quién pagó la cuenta y quiénes estuvieron ahí. Y no solo eso, sino que también tuvieron que garantizar que los periodistas puedan preguntar lo que quieran, aunque a veces las preguntas sean más directas que un rayo. Claro, como si eso fuera a cambiar mucho, ¿eh?
Porque aquí viene la verdadera vara: después de estos fallos, nuestro querido Presidente Chaves parece que intensificó sus ataques contra los medios. Ahora, en sus conferencias de prensa, se dedica a echarles encima lo peor que encuentra, llamándolos de mil maneras posibles. Y ni hablar de cuando rodea a los reporteros con guardias para evitar que le hagan preguntas incómodas. ¡Qué nivel de agresión!
Pa' rematar, tenemos la famosa sección
La SIP, en su reporte anual, resaltó que nuestros jueces han hecho parada de honor en dos casos clave: uno sobre tener que darle la información al pueblo y otro sobre poder decir lo que pensamos, aunque a veces sea medio picante. Lo loco es que protegieron a un diputado del Frente Amplio, don Antonio Ortega, que quería saber cuánto costó la cena de Bukele cuando vino a visitarnos, y hasta a un gerente de fútbol, señores. ¡Parece que nadie anda exento de recibir un buen cuestionamiento!
¿Pero qué pasó con toda esta protección constitucional? Resulta que el Gobierno tuvo que abrirle el bolsillo y mostrar todos los papeles de la cena de Bukele, incluyendo quién pagó la cuenta y quiénes estuvieron ahí. Y no solo eso, sino que también tuvieron que garantizar que los periodistas puedan preguntar lo que quieran, aunque a veces las preguntas sean más directas que un rayo. Claro, como si eso fuera a cambiar mucho, ¿eh?
Porque aquí viene la verdadera vara: después de estos fallos, nuestro querido Presidente Chaves parece que intensificó sus ataques contra los medios. Ahora, en sus conferencias de prensa, se dedica a echarles encima lo peor que encuentra, llamándolos de mil maneras posibles. Y ni hablar de cuando rodea a los reporteros con guardias para evitar que le hagan preguntas incómodas. ¡Qué nivel de agresión!
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