¡Ay, Dios mío! Aquí seguimos con el circo mediático alrededor de Randall Zúñiga, el otrora todopoderoso director del OIJ. Esta vez, una mujer se presentó en la Fiscalía de Género con una nueva denuncia, y créeme que esto se pone más turbio que café bien cargao. Ya ni qué decir, parece que el pobre Randall no puede respirar tranquilo.
Según Carlos Salas, el abogado de la denunciante, las acusaciones son parecidas a las anteriores: violación, y encima, la posibilidad de un contagio venéreo. ¡Qué barbaridad!, te digo. Además, quieren que revisen sus movimientos desde el punto de vista ético y laboral. Parece que este caso tiene patas para varios lados, vamos.
Y ojo, porque esta nueva queja aparece justo cuando se acaba el plazo de la primera suspensión de 15 días hábiles. Ahora la Corte Plena va a tener que decidir si le dan más tiempo o si ya le ponen trabas más fuertes. ¡Esto sí que es brete pa’ ellos!
Pero espérate, que hay más. Hay tres casos abiertos contra Zúñiga en total: uno en Corredores por supuesto abuso sexual, otro en Cartago que incluye la acusación de contagio venéreo, y un tercero en Goicoechea con cargos de conducta sexual abusiva y ofensas a la dignidad. La Fiscalía ha decidido juntarlos todos en una sola causa, lo cual agilizará el proceso, dicen… aunque aquí todo pinta a telenovela.
En medio de todo este relajo, también hay una investigación interna en curso dentro del OIJ. De hecho, ya le habían metido una suspensión preventiva, esperando a ver cómo se desarrollan las cosas. Y ni hablar de la polémica por una supuesta cuarta denuncia, que la defensa niega rotundamente, asegurando que es pura filtración. ¡Imagínate el batacazo si fuera cierto!
Pero lo que realmente levantó polvareda hace unas dos semanas fue la declaración de Zúñiga, quien echó balones a otros campos, directamente al Gobierno de la República. Compartió un audio con periodistas – ¡sin pasar por los canales oficiales, claro! – afirmando que una señora en Turrialba había sido contactada por personas relacionadas al gobierno para ofrecerle beneficios a cambio de presentar una denuncia falsa en su contra. Luego, agregó que otra mujer recibiría ofertas similares de particulares. ¡Qué chincha!, te digo. Claramente, quiere darle vuelta al asunto y limpiar su nombre a toda costa.
Después de eso, entraron a registrar su casa y su oficina, y lo citaron nuevamente a la Fiscalía. Salió sin restricciones, pero con una nueva cita programada para noviembre. Todo esto mientras Michael Soto asumió la dirección del OIJ interina, reemplazando al suspendido Zúñiga. El mae andaba buscando echarse unas grapas, pero vaya que se encontró con un brete considerable. Este caso, definitivamente, está poniendo a temblar los cimientos de la justicia costarricense.
Con tanto lío legal y acusaciones cruzadas, me pregunto: ¿crees que las autoridades harán justicia, o este caso se quedará estancado en un limbo burocrático? ¿Y tú, qué opinas sobre las acusaciones de influencia política en este caso? ¡Déjanos tus comentarios y debatamos!
Según Carlos Salas, el abogado de la denunciante, las acusaciones son parecidas a las anteriores: violación, y encima, la posibilidad de un contagio venéreo. ¡Qué barbaridad!, te digo. Además, quieren que revisen sus movimientos desde el punto de vista ético y laboral. Parece que este caso tiene patas para varios lados, vamos.
Y ojo, porque esta nueva queja aparece justo cuando se acaba el plazo de la primera suspensión de 15 días hábiles. Ahora la Corte Plena va a tener que decidir si le dan más tiempo o si ya le ponen trabas más fuertes. ¡Esto sí que es brete pa’ ellos!
Pero espérate, que hay más. Hay tres casos abiertos contra Zúñiga en total: uno en Corredores por supuesto abuso sexual, otro en Cartago que incluye la acusación de contagio venéreo, y un tercero en Goicoechea con cargos de conducta sexual abusiva y ofensas a la dignidad. La Fiscalía ha decidido juntarlos todos en una sola causa, lo cual agilizará el proceso, dicen… aunque aquí todo pinta a telenovela.
En medio de todo este relajo, también hay una investigación interna en curso dentro del OIJ. De hecho, ya le habían metido una suspensión preventiva, esperando a ver cómo se desarrollan las cosas. Y ni hablar de la polémica por una supuesta cuarta denuncia, que la defensa niega rotundamente, asegurando que es pura filtración. ¡Imagínate el batacazo si fuera cierto!
Pero lo que realmente levantó polvareda hace unas dos semanas fue la declaración de Zúñiga, quien echó balones a otros campos, directamente al Gobierno de la República. Compartió un audio con periodistas – ¡sin pasar por los canales oficiales, claro! – afirmando que una señora en Turrialba había sido contactada por personas relacionadas al gobierno para ofrecerle beneficios a cambio de presentar una denuncia falsa en su contra. Luego, agregó que otra mujer recibiría ofertas similares de particulares. ¡Qué chincha!, te digo. Claramente, quiere darle vuelta al asunto y limpiar su nombre a toda costa.
Después de eso, entraron a registrar su casa y su oficina, y lo citaron nuevamente a la Fiscalía. Salió sin restricciones, pero con una nueva cita programada para noviembre. Todo esto mientras Michael Soto asumió la dirección del OIJ interina, reemplazando al suspendido Zúñiga. El mae andaba buscando echarse unas grapas, pero vaya que se encontró con un brete considerable. Este caso, definitivamente, está poniendo a temblar los cimientos de la justicia costarricense.
Con tanto lío legal y acusaciones cruzadas, me pregunto: ¿crees que las autoridades harán justicia, o este caso se quedará estancado en un limbo burocrático? ¿Y tú, qué opinas sobre las acusaciones de influencia política en este caso? ¡Déjanos tus comentarios y debatamos!
