¡Ay, Dios mío! Se puso bien feo este jueves en la UCR. Una amenaza de bomba sacudió el campus Rodrigo Facio en San Pedro, mandando a correr a estudiantes, profes y administrativos en un movimiento rápido como un rayo. Parece que alguien decidió ponerle pausa a las clases y activar todos los protocolos de seguridad que la universidad tenía guardados bajo llave.
Según nos cuentan, la onda empezó cuando llegó un email medio turbio a la rectoría. El tipo, que se identifica con un grupo online llamado “764”, amenazó con hacer un ataque armado en una de las facultades de la UCR. El mensaje era directo, pa' que no haya confusiones: decía que iba a llegar armado con dos pistolas y cuchillos, dispuesto a causar daño y luego acabar con su propia vida. ¡Qué sal! Uno nunca sabe qué clase de personajes andan rondando por internet estos días.
Patricia Fumero, la directora del Consejo Universitario, nos explicó que la evacuación se llevó a cabo sin mayores problemas, aunque el ambiente estaba tenso como una cuerda de violín. Por lo que entendimos, solo la sede Rodrigo Facio fue afectada, pero la preocupación se extendió por toda la comunidad universitaria. Agentes de seguridad de la UCR y del OIJ están peinando el lugar buscando pistas que puedan ayudar a identificar al responsable de esta bronca.
El correo, que ya está en manos de la policía, es bastante escalofriante. El remisor se desahoga diciendo que este sería su acto de venganza por todo el dolor que ha sufrido. Escribió cosas como: «Pertenezco a un grupo de internet llamado 764 y les informo que estoy a punto de realizar un ataque armado en una institución de la UCR. Iré armado con dos pistolas y cuchillos y mataré a tanta gente como sea posible y luego me suicidaré. Esta será mi venganza por todo el dolor que me causaron. Todos ustedes sufrirán así como yo sufrí». Me dan ganas de agarrarme la cabeza, la desesperación de algunas personas llega a niveles inimaginables.
Obviamente, la UCR recomendó a todos mantener la calma y seguir las indicaciones oficiales. Las clases presenciales quedaron suspendidas hasta nuevo aviso, y las actividades administrativas se trasladaron a la plataforma virtual. Imagínate la incertidumbre que debieron sentir los estudiantes, tratando de procesar lo que estaba pasando mientras intentaban salir del campus de forma segura. La verdad, ¡qué torta!
Hasta el momento, no hay heridos ni detenidos relacionados con la amenaza. Las autoridades han prometido colaborar plenamente con el OIJ para esclarecer este caso y asegurar la tranquilidad de la comunidad universitaria. Dicen que van a investigar a fondo quién está detrás de esto y que no descansarán hasta encontrarlo. Esperemos que así sea, porque la seguridad de todos los estudiantes debe ser una prioridad máxima.
Esta situación nos hace reflexionar sobre el impacto de la violencia y la frustración en la sociedad actual. Cada vez vemos más casos de personas que recurren a acciones extremas para expresar su ira y desesperación. Es importante recordar que siempre existen alternativas para resolver los conflictos y buscar ayuda si uno está atravesando un momento difícil. Además, este caso pone de relieve la necesidad de fortalecer las medidas de seguridad en las instituciones educativas y promover una cultura de respeto y tolerancia entre los jóvenes.
Ahora, dime tú: ¿crees que estas amenazas son simplemente un reflejo de la angustia individual de una persona perturbada, o hay algo más profundo detrás de este tipo de actos violentos? ¿Y qué medidas crees que debería tomar la UCR para prevenir situaciones similares en el futuro y garantizar la seguridad de sus estudiantes?
Según nos cuentan, la onda empezó cuando llegó un email medio turbio a la rectoría. El tipo, que se identifica con un grupo online llamado “764”, amenazó con hacer un ataque armado en una de las facultades de la UCR. El mensaje era directo, pa' que no haya confusiones: decía que iba a llegar armado con dos pistolas y cuchillos, dispuesto a causar daño y luego acabar con su propia vida. ¡Qué sal! Uno nunca sabe qué clase de personajes andan rondando por internet estos días.
Patricia Fumero, la directora del Consejo Universitario, nos explicó que la evacuación se llevó a cabo sin mayores problemas, aunque el ambiente estaba tenso como una cuerda de violín. Por lo que entendimos, solo la sede Rodrigo Facio fue afectada, pero la preocupación se extendió por toda la comunidad universitaria. Agentes de seguridad de la UCR y del OIJ están peinando el lugar buscando pistas que puedan ayudar a identificar al responsable de esta bronca.
El correo, que ya está en manos de la policía, es bastante escalofriante. El remisor se desahoga diciendo que este sería su acto de venganza por todo el dolor que ha sufrido. Escribió cosas como: «Pertenezco a un grupo de internet llamado 764 y les informo que estoy a punto de realizar un ataque armado en una institución de la UCR. Iré armado con dos pistolas y cuchillos y mataré a tanta gente como sea posible y luego me suicidaré. Esta será mi venganza por todo el dolor que me causaron. Todos ustedes sufrirán así como yo sufrí». Me dan ganas de agarrarme la cabeza, la desesperación de algunas personas llega a niveles inimaginables.
Obviamente, la UCR recomendó a todos mantener la calma y seguir las indicaciones oficiales. Las clases presenciales quedaron suspendidas hasta nuevo aviso, y las actividades administrativas se trasladaron a la plataforma virtual. Imagínate la incertidumbre que debieron sentir los estudiantes, tratando de procesar lo que estaba pasando mientras intentaban salir del campus de forma segura. La verdad, ¡qué torta!
Hasta el momento, no hay heridos ni detenidos relacionados con la amenaza. Las autoridades han prometido colaborar plenamente con el OIJ para esclarecer este caso y asegurar la tranquilidad de la comunidad universitaria. Dicen que van a investigar a fondo quién está detrás de esto y que no descansarán hasta encontrarlo. Esperemos que así sea, porque la seguridad de todos los estudiantes debe ser una prioridad máxima.
Esta situación nos hace reflexionar sobre el impacto de la violencia y la frustración en la sociedad actual. Cada vez vemos más casos de personas que recurren a acciones extremas para expresar su ira y desesperación. Es importante recordar que siempre existen alternativas para resolver los conflictos y buscar ayuda si uno está atravesando un momento difícil. Además, este caso pone de relieve la necesidad de fortalecer las medidas de seguridad en las instituciones educativas y promover una cultura de respeto y tolerancia entre los jóvenes.
Ahora, dime tú: ¿crees que estas amenazas son simplemente un reflejo de la angustia individual de una persona perturbada, o hay algo más profundo detrás de este tipo de actos violentos? ¿Y qué medidas crees que debería tomar la UCR para prevenir situaciones similares en el futuro y garantizar la seguridad de sus estudiantes?