¡Ay, Dios mío! Esto sí que es un maje. Corea Delgado, un tipo que ya lleva unos cuantos bretes en la picada carcelaria, decidió tomarse unas vacaciones anticipadas… directamente desde la UAI Reynaldo Villalobos en Alajuela. Las autoridades, preocupadas porque este señor no es precisamente un angelito, tienen montado un operativo a todo dar para agarrarlo y devolverlo donde dice la ley.
Según nos cuentan los bruces del Ministerio de Justicia, el señor Corea, de 49 años y con una estatura que te deja pensando si entró a la cárcel en silla de ruedas, se evaporó este miércoles. Todavía no saben cómo diablos lo hizo, qué vara tuvo que encontrar para burlar a los guardias, pero eso ahora es tarea del departamento interno que ya está investigando el caso a fondo. Dicen que está todo salado con ese sistema.
Este sujeto, además de andar medio flaquito, tiene tatuajes que podrían ayudar a identificarlo: unos en el brazo y otros en el pecho. Así que, si lo ven caminando por ahí, ¡no le ofrezca café ni churros! Avíseles a las autoridades inmediatamente. El número es el 9-1-1, pa’ que no haya rodeos. La Fuerza Pública y la Policía Penitenciaria están peinando la zona, revisando cámaras y buscando cualquier pista que les lleve hasta él. A ver si no se va a ir al traste este caso.
Pero esto no es solo agarrarle a Corea, ¿eh? Esta fuga ha encendido todas las alarmas sobre la seguridad en nuestras cárceles. Ya estamos viendo las mismas caras de siempre, hablando de sobrepoblación y falta de personal. ¡Qué torta! Parece que la solución nunca llega y los internos siguen encontrándose la forma de darles batazos al sistema. Se necesitan medidas urgentes, chunches nuevos y mucha más atención a estos centros, o la cosa se seguirá poniendo peor.
Recordemos que este no es el primer incidente de estas características. Hace poco tuvimos otra fuga, y antes otra más. Eso demuestra que hay algo fundamentalmente roto en el protocolo de seguridad. Además, los recursos son escasos y el personal, sobrecargado. ¿Cómo esperan que funcionen bien si los tienen trabajando a marchas forzadas y con la mínima herramienta?
Y no olvidémonos de la crítica generalizada que hay contra el sistema penitenciario. Muchos señalan que no cumple su función principal: rehabilitar a los privados de libertad. En cambio, se convierte en un caldo de cultivo para nuevas actividades ilícitas, donde los internos se organizan y planean sus próximos movimientos… incluyendo, lamentablemente, escapes como este. Lo que pasa es que se han ido al traste varias propuestas de reformas.
Ahora, la ciudadanía está exigiendo respuestas. Quieren saber cómo pudo pasar esto, quién es el responsable y qué medidas se van a tomar para evitar que vuelva a ocurrir. Porque, díganle la verdad, nadie quiere vivir en un país donde los presos se salen a pasear cuando les da la gana. Necesitamos sentirnos seguros en nuestras casas, en nuestros barrios y en todo el territorio nacional. Este brete nos obliga a exigir cambios reales y efectivos.
En fin, la búsqueda de Corea Delgado continúa a full. Esperamos que pronto lo agarren y que esto sirva para darle un buen empujoncito a las autoridades y que finalmente pongan manos a la obra para mejorar la seguridad en nuestras cárceles. Pero me pregunto, ¿cree usted que realmente se abordará el problema de raíz en nuestro sistema penitenciario, o simplemente taparemos el sol con la mano una vez más?
Según nos cuentan los bruces del Ministerio de Justicia, el señor Corea, de 49 años y con una estatura que te deja pensando si entró a la cárcel en silla de ruedas, se evaporó este miércoles. Todavía no saben cómo diablos lo hizo, qué vara tuvo que encontrar para burlar a los guardias, pero eso ahora es tarea del departamento interno que ya está investigando el caso a fondo. Dicen que está todo salado con ese sistema.
Este sujeto, además de andar medio flaquito, tiene tatuajes que podrían ayudar a identificarlo: unos en el brazo y otros en el pecho. Así que, si lo ven caminando por ahí, ¡no le ofrezca café ni churros! Avíseles a las autoridades inmediatamente. El número es el 9-1-1, pa’ que no haya rodeos. La Fuerza Pública y la Policía Penitenciaria están peinando la zona, revisando cámaras y buscando cualquier pista que les lleve hasta él. A ver si no se va a ir al traste este caso.
Pero esto no es solo agarrarle a Corea, ¿eh? Esta fuga ha encendido todas las alarmas sobre la seguridad en nuestras cárceles. Ya estamos viendo las mismas caras de siempre, hablando de sobrepoblación y falta de personal. ¡Qué torta! Parece que la solución nunca llega y los internos siguen encontrándose la forma de darles batazos al sistema. Se necesitan medidas urgentes, chunches nuevos y mucha más atención a estos centros, o la cosa se seguirá poniendo peor.
Recordemos que este no es el primer incidente de estas características. Hace poco tuvimos otra fuga, y antes otra más. Eso demuestra que hay algo fundamentalmente roto en el protocolo de seguridad. Además, los recursos son escasos y el personal, sobrecargado. ¿Cómo esperan que funcionen bien si los tienen trabajando a marchas forzadas y con la mínima herramienta?
Y no olvidémonos de la crítica generalizada que hay contra el sistema penitenciario. Muchos señalan que no cumple su función principal: rehabilitar a los privados de libertad. En cambio, se convierte en un caldo de cultivo para nuevas actividades ilícitas, donde los internos se organizan y planean sus próximos movimientos… incluyendo, lamentablemente, escapes como este. Lo que pasa es que se han ido al traste varias propuestas de reformas.
Ahora, la ciudadanía está exigiendo respuestas. Quieren saber cómo pudo pasar esto, quién es el responsable y qué medidas se van a tomar para evitar que vuelva a ocurrir. Porque, díganle la verdad, nadie quiere vivir en un país donde los presos se salen a pasear cuando les da la gana. Necesitamos sentirnos seguros en nuestras casas, en nuestros barrios y en todo el territorio nacional. Este brete nos obliga a exigir cambios reales y efectivos.
En fin, la búsqueda de Corea Delgado continúa a full. Esperamos que pronto lo agarren y que esto sirva para darle un buen empujoncito a las autoridades y que finalmente pongan manos a la obra para mejorar la seguridad en nuestras cárceles. Pero me pregunto, ¿cree usted que realmente se abordará el problema de raíz en nuestro sistema penitenciario, o simplemente taparemos el sol con la mano una vez más?