Maes, a veces uno cree que ya lo ha visto todo en las carreteras de Tiquicia, pero siempre sale una historia que nos deja con la boca abierta. Pónganle atención a esta vara que pasó allá por Bijagua de Upala, en plena frontera norte. Resulta que un mae, de apellido Chaves, decidió que era una idea brillante manejar un camión ganadero, de esos chunches pesados y bien grandes, sin tener la licencia que se necesita. ¿La solución del compa? Diay, mandarse a hacer una falsa y cruzar los dedos para que nadie se diera cuenta. Spoiler alert: le salió el tiro por la culata, y de qué manera.
La historia va así: el mae iba muy tranquilo por la vida, transportando ganado, cuando de repente se topó con un control de carreteras. Pero ojo, no era un retén cualquiera de los tráficos de siempre. Eran los oficiales del Grupo de Apoyo Operacional (GAO) de la Fuerza Pública, que andaban en un operativo justamente para pegarle al robo de ganado y a otras jugadas ilegales que se dan mucho por esa zona. Uno pensaría que, al ver ese despliegue, a cualquiera se le frunce un poco el asterisco, ¿verdad? Pero parece que a Chaves la confianza le sobraba.
Al principio, todo parecía ir sobre ruedas. Los oficiales revisaron la carga, el ganado estaba en regla, los papeles de los animales, todo tuanis. El problema vino cuando le pidieron el documento más básico para estar detrás de un volante: la licencia de conducir. El sujeto, muy campante, les entregó un plástico que a simple vista parecía una licencia categoría B3, que es la que se ocupa para manejar esos camiones. Pero los maes del GAO tienen el ojo entrenado y algo no les cuadró. Vieron unas inconsistencias, detalles raros en el documento, y se les encendió la alarma. Aquí es donde nuestro protagonista **se jaló una torta** de las que hacen historia.
Para salir de dudas, los oficiales hicieron la consulta oficial con la Policía de Tránsito. Y ¡bingo! El sistema fue clarísimo: el señor Chaves no aparecía inscrito como conductor en ninguna base de datos. Ni B3, ni B1, ni para moto... nada. El documento era más falso que una moneda de tres colones. En ese preciso momento, el plan maestro del mae se fue al traste. La Fiscalía de Upala asumió el caso de inmediato y el sujeto quedó detenido, a la orden de las autoridades para ser investigado por el presunto delito de uso de documento falso. **¡Qué sal!** No solo se quedó sin poder seguir su camino, sino que ahora tiene un problemón legal encima.
Y para rematar el despiche, como el compa no tenía una licencia válida para manejar semejante camión, las autoridades le decomisaron las placas al vehículo. O sea, además de la causa penal, dejó el camión varado y sin poder moverse legalmente. Ahora la investigación sigue su curso, pero esta vara me deja pensando... ¿qué tan fácil será conseguir un documento falso de estos? ¿Y cuánta gente andará por ahí manejando moles de metal sin tener la más mínima capacitación? Es una jugada que pone en riesgo a todo el mundo en la calle. ¿Ustedes qué piensan? ¿Pura viveza criolla que salió mal, o esto destapa un problema más de fondo con la falsificación de documentos en el país?
La historia va así: el mae iba muy tranquilo por la vida, transportando ganado, cuando de repente se topó con un control de carreteras. Pero ojo, no era un retén cualquiera de los tráficos de siempre. Eran los oficiales del Grupo de Apoyo Operacional (GAO) de la Fuerza Pública, que andaban en un operativo justamente para pegarle al robo de ganado y a otras jugadas ilegales que se dan mucho por esa zona. Uno pensaría que, al ver ese despliegue, a cualquiera se le frunce un poco el asterisco, ¿verdad? Pero parece que a Chaves la confianza le sobraba.
Al principio, todo parecía ir sobre ruedas. Los oficiales revisaron la carga, el ganado estaba en regla, los papeles de los animales, todo tuanis. El problema vino cuando le pidieron el documento más básico para estar detrás de un volante: la licencia de conducir. El sujeto, muy campante, les entregó un plástico que a simple vista parecía una licencia categoría B3, que es la que se ocupa para manejar esos camiones. Pero los maes del GAO tienen el ojo entrenado y algo no les cuadró. Vieron unas inconsistencias, detalles raros en el documento, y se les encendió la alarma. Aquí es donde nuestro protagonista **se jaló una torta** de las que hacen historia.
Para salir de dudas, los oficiales hicieron la consulta oficial con la Policía de Tránsito. Y ¡bingo! El sistema fue clarísimo: el señor Chaves no aparecía inscrito como conductor en ninguna base de datos. Ni B3, ni B1, ni para moto... nada. El documento era más falso que una moneda de tres colones. En ese preciso momento, el plan maestro del mae se fue al traste. La Fiscalía de Upala asumió el caso de inmediato y el sujeto quedó detenido, a la orden de las autoridades para ser investigado por el presunto delito de uso de documento falso. **¡Qué sal!** No solo se quedó sin poder seguir su camino, sino que ahora tiene un problemón legal encima.
Y para rematar el despiche, como el compa no tenía una licencia válida para manejar semejante camión, las autoridades le decomisaron las placas al vehículo. O sea, además de la causa penal, dejó el camión varado y sin poder moverse legalmente. Ahora la investigación sigue su curso, pero esta vara me deja pensando... ¿qué tan fácil será conseguir un documento falso de estos? ¿Y cuánta gente andará por ahí manejando moles de metal sin tener la más mínima capacitación? Es una jugada que pone en riesgo a todo el mundo en la calle. ¿Ustedes qué piensan? ¿Pura viveza criolla que salió mal, o esto destapa un problema más de fondo con la falsificación de documentos en el país?
