¡Aguafiestas! Pero ojo, que esto sí puede salir bien. El Estadio Nacional, nuestro orgullo desde tiempos de Argimés y Hernán Medford, ahora tendrá un nuevo nombre: INS Estadio. Sí, así mismo, con la sigla del seguro social estampada en la fachada. Después de tanto tiempo con ese cariño de ‘Joya de La Sabana’, toca adaptarse, diay.
La movida, según nos cuentan desde la Junta Administradora del Fideicomiso ICODER–BNCR, es meterle pata dura al tema del mantenimiento y la modernización del estadio. Resulta que la popularidad de la Joya no siempre se traduce en billetes pa’ darle el empuje que necesita. Ya les pasó antes con otros intentos, y parece que el INS llegó pa’ quedarse, ofreciéndole una inyección de capital considerable.
Y es que si nos vamos atrás, recordar que hace poquito, allá por junio del año pasado, ya aprobaron la idea de buscar un socio comercial. No querían dejar que el estadio se fuera al traste, eso nadie lo quería. La promesa era clara: encontrar un patrocino que no afectara el espíritu público del lugar, que siguiera siendo accesible pa' to'los y pa' to' los eventos, desde los partidos de la selección hasta conciertos y ferias artesanales. Parece que el INS se presenta como el indicado pa' cumplir con esa tarea.
Diana Posada, la gerente del Estadio Nacional, soltó unas palabras que resumen la onda: “Es una alianza natural entre dos instituciones que procuran el bienestar de to’los”. Suena bonito, claro, pero ahí radica la pregunta: ¿realmente va a resultar en mejoras tangibles para el palco, las pantallas gigantes, los baños y la grama? Porque a veces estas promesas terminan siendo humo, y eso a nadie nos gusta. Recordemos la última vez que remodelaron el sitio… qué pena ajena.
Donald Rojas, el ministro del Deporte, también se puso contento con la movida. Dijo que seguirán trabajando duro para que el INS Estadio siga siendo el mejor escenario deportivo de Centroamérica. Esperemos que esos trabajos no se queden solo en palabras bonitas y anuncios de prensa, sino que se traduzcan en acciones concretas que beneficien a los aficionados y a los atletas.
Más allá del cambio de nombre, lo importante es entender que este acuerdo, que estará vigente hasta el 2028, significa una oportunidad pa’ renovar e invertir en el estadio. Se habla de proyectos de modernización, mantenimiento y, quizás, incluso algunas ampliaciones. Imaginen poder ver un partido de la selección con pantallas LED de alta definición, asientos cómodos y una experiencia de primera categoría. Eso sí estaría bueno, diay.
Pero no todo es color de rosa. Algunos puristas han expresado su decepción por el cambio de nombre. Argumentan que ‘Joya de La Sabana’ tenía un significado histórico y cultural muy arraigado en el corazón de los costarricenses. Entiendo la nostalgia, créanme, yo también tengo mis recuerdos ligados a ese nombre. Pero, como dice el dicho, “el que quiere celeste, que se ponga azul”. Hay que ser pragmáticos y pensar en el futuro del estadio.
Ahora, dime tú, mi pana: ¿Te molesta el cambio de nombre a INS Estadio, crees que es un buen paso para el futuro del estadio o preferirías que la ‘Joya de La Sabana’ conserve su identidad original? Déjame tus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensa el pueblo!
La movida, según nos cuentan desde la Junta Administradora del Fideicomiso ICODER–BNCR, es meterle pata dura al tema del mantenimiento y la modernización del estadio. Resulta que la popularidad de la Joya no siempre se traduce en billetes pa’ darle el empuje que necesita. Ya les pasó antes con otros intentos, y parece que el INS llegó pa’ quedarse, ofreciéndole una inyección de capital considerable.
Y es que si nos vamos atrás, recordar que hace poquito, allá por junio del año pasado, ya aprobaron la idea de buscar un socio comercial. No querían dejar que el estadio se fuera al traste, eso nadie lo quería. La promesa era clara: encontrar un patrocino que no afectara el espíritu público del lugar, que siguiera siendo accesible pa' to'los y pa' to' los eventos, desde los partidos de la selección hasta conciertos y ferias artesanales. Parece que el INS se presenta como el indicado pa' cumplir con esa tarea.
Diana Posada, la gerente del Estadio Nacional, soltó unas palabras que resumen la onda: “Es una alianza natural entre dos instituciones que procuran el bienestar de to’los”. Suena bonito, claro, pero ahí radica la pregunta: ¿realmente va a resultar en mejoras tangibles para el palco, las pantallas gigantes, los baños y la grama? Porque a veces estas promesas terminan siendo humo, y eso a nadie nos gusta. Recordemos la última vez que remodelaron el sitio… qué pena ajena.
Donald Rojas, el ministro del Deporte, también se puso contento con la movida. Dijo que seguirán trabajando duro para que el INS Estadio siga siendo el mejor escenario deportivo de Centroamérica. Esperemos que esos trabajos no se queden solo en palabras bonitas y anuncios de prensa, sino que se traduzcan en acciones concretas que beneficien a los aficionados y a los atletas.
Más allá del cambio de nombre, lo importante es entender que este acuerdo, que estará vigente hasta el 2028, significa una oportunidad pa’ renovar e invertir en el estadio. Se habla de proyectos de modernización, mantenimiento y, quizás, incluso algunas ampliaciones. Imaginen poder ver un partido de la selección con pantallas LED de alta definición, asientos cómodos y una experiencia de primera categoría. Eso sí estaría bueno, diay.
Pero no todo es color de rosa. Algunos puristas han expresado su decepción por el cambio de nombre. Argumentan que ‘Joya de La Sabana’ tenía un significado histórico y cultural muy arraigado en el corazón de los costarricenses. Entiendo la nostalgia, créanme, yo también tengo mis recuerdos ligados a ese nombre. Pero, como dice el dicho, “el que quiere celeste, que se ponga azul”. Hay que ser pragmáticos y pensar en el futuro del estadio.
Ahora, dime tú, mi pana: ¿Te molesta el cambio de nombre a INS Estadio, crees que es un buen paso para el futuro del estadio o preferirías que la ‘Joya de La Sabana’ conserve su identidad original? Déjame tus opiniones en los comentarios, quiero saber qué piensa el pueblo!
